Uno

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El autobús estaba lleno; había muchas personas de pie amontonadas en el pequeño pasillo. Hoseok suspiró fastidiado por eso. De no ser porque tenía que llegar a tiempo a su trabajo, hubiera esperado a que pasara el siguiente, pero su jefe ya lo tenía amenazado. Las últimas dos semanas había estado llegando tarde y su jefe le advirtió que si eso volvía a suceder, terminaría despidiéndolo.

Planeaba seguir quejándose de lo complicada que era su vida, hasta que algo captó su atención. En la parte de atrás del autobús, una chica con una diadema azul le había gritado a un hombre.

Hoseok fue el único que no desvío la mirada. No se necesitaba ser un genio para saber que era lo que estaba pasando ni estar cerca para darse cuenta de que el tipo estaba tratando de tocar las piernas y el trasero de la chica. Hoseok sintió asco por las intenciones de aquel tipo, en cuanto a la chica, sintió pena, pues nadie parecía interesado en ayudarla.

Hoseok fue el único que no desvió la mirada. No se necesitaba ser un genio para saber lo que estaba pasando, ni estar cerca para darse cuenta de que el tipo estaba tratando de tocar las piernas y el trasero de la chica. Hoseok sintió asco por las intenciones de aquel tipo; en cuanto a la chica, sintió pena, pues nadie parecía interesado en ayudarla.

Pero él tampoco hacía nada. Aunque la escena que estaba tomando lugar en ese instante le indignaba, tampoco estaba del todo decidido a ser esa persona que ayudara a la chica. Se quedó quieto por varios minutos, esperando con impaciencia que alguien hiciera algo, pero por más que la chica alzaba la voz en busca de ayuda, nadie la escucho.

El impulso que Hoseok necesitaba para ayudar a la chica llegó cuando la chica grito muy fuerte y se removió demasiado inquieta cuando aquel hombre la tomo con demasiada fuerza de la cintura e intento pegarla a su cuerpo.

Con coraje comenzó a empujar a los demás pasajeros, los cuales le miraron con una molestia que a Hoseok no le importo. En cuanto llego empujó al señor lejos y se interpuso entre él y la chica.


¿Estás bien?

La joven parecía sorprendida, sin embargo, agacho su mirada y de su boca no salió ninguna palabra. Parecía que se había paralizado. Hoseok quería preguntarle de nuevo como estaba, pero antes de siquiera decir alguna palabra una gran mano lo hizo girar y terminó frente a frente con el hombre que momentos antes estaba molestado a la chica.

—¿Quién rayos te crees para empujarme? ¿Acaso no te enseñaron a respetar a tus mayores? —Estaba demasiado cercas de Hoseok.

Trataba de intimidarlo.

—Yo respeto a las personas que se lo merecen, y las personas como usted no vale la pena ni mirarlos —soltó con el mayor desprecio que su voz le permitió transmitir.

El hombre no se tomó nada bien esas palabras. Si tuviera la habilidad para matar a la gente con la mirada, él ya lo hubiera hecho con Hoseok. No espero más y tomo del cuello de la camisa al más joven, levantándole un poco del suelo. Los pasajeros ahora sí estaban prestando atención.

—Estúpido mocoso, ¡Discúlpate! —dijo con desprecio.

—¿Por qué debería hacerlo? —contestó con tranquilidad el joven—. Usted es quien debería disculparse con ella por estar molestándola.

¿De dónde estaba saliendo tanta valentía? No tenía ni idea, pero por dentro estaba que se moría de miedo. Temía que en cualquier momento aquel hombre lo golpeara.

—¿Disculparme? ¿Con esta zorra ofrecida? Ella tuvo la culpa por usar esa falda tan corta. —El hombre río mientras miraba de forma sugerente a la chica.

Hoseok no se lo pensó dos veces para golpear en el rostro al hombre. Las personas se hicieron a un lado y este terminó en el suelo. Algunas personas gritaron asombradas, incluida la chica de la diadema azul.

—¡Ella no es ninguna zorra ni mucho menos ofrecida! ¡No quiero que la vuelva a insultar o molestar de esa manera!

El hombre se levantó sin problema alguno. Hoseok estaba metido en un gran lío.

—¡Tú ni siquiera la conoces! ¡¿Cómo sabes que no estás defendiendo a una prostituta?!

—¡Porque ella es mi novia! ¡Y odio que tipos estúpidos y pervertidos la molesten de ese modo!

La sorpresa se podía leer en cada rostro de los pasajeros del autobús y también de aquel hombre, que retrocedió un paso ante tal declaración. Hoseok se maldijo mentalmente ¿Por qué tuvo que decir aquello? Bien pudo haber dicho que era su hermana o su amiga, pero no, dijo novia. Aunque se sentía arrepentido y avergonzado, no dio su brazo a torcer, sobre todo al ver que su mentira estaba logrando un buen resultado.

—Así que le pido amablemente que le dé una disculpa a mi novia y que no vuelva a acosarla ni a ella ni a ninguna otra chica ¿Entendió? -amenazó.

El señor se lo pensó mucho.

—Lo siento, señorita, no sabía que ya le pertenecías a otro.

Hoseok rodó los ojos ¿Es que ese hombre solo sabía decir estupideces? Se trataba de una chica, un ser humano, no un objeto que podía poseer y hacer lo que sea con él.

El autobús se detuvo y varias personas comenzaron a bajar junto con aquel hombre, no sin antes golpear en el estómago a Hoseok, quien cayó de rodillas. Era obvio que el golpe que le dio no lo iba a dejar pasar. Logró escuchar el grito que la chica dio por la sorpresa y las expresiones de asombro de los demás pasajeros.

Hoseok se quejó repetidas ocasiones, sus brazos abrasaban su estómago mientras trataba de recuperar el aliento. Jamás lo habían golpeado tan fuerte y nunca había sentido un dolor como ese. Todas las personas estaban hablando de lo sucedido, algunos aplaudían la valentía del chico, mientras que otros lo llamaban estúpido por meterse en problemas.

Cuando el dolor disminuyó volvió a concentrarse en la chica. Los ojos de ella estaban mirando hacia el suelo, se notaba apenada por lo sucedido. También asustada y por la forma con la que jugaba con sus manos el chico dedujo que estaba incómoda y nerviosa. Cada uno de los movimientos de su cuerpo delataba su intenso deseo de salir huyendo de ese lugar.

—Perdón por haber dicho que eras mi novia, no se me ocurrió nada mejor para que te dejara en paz.

No dijo nada ni mucho menos lo miro. Como mínimo esperaba que le diera las gracias, pero la chica parecía más concentrada en encontrar una manera de evadir las palabras de Hoseok. Eso lo ofendió.

—Oye, ¿está todo bien?

Quizás no era la pregunta más inteligente, pues era evidente que después de una situación como esa, cualquier chica estaría igual de cohibida como ella. Pero Hoseok no creía que fuera para tanto, después de todo, él la había salvado de que ese tipo fuera más allá con sus toques. Él pensó que como mínimo debía estar agradecida con él, pues había recibido un buen golpe por eso.

Volvió a intentar diciéndole que no había razón para sentirse asustada, pues el tipo ya no estaba y no había forma de que se lo volviera a encontrar. Pero de la boca de la chica no salió ninguna palabra.

—De nada.

No quería contestar de ese modo, grosero y arisco, pero de cierta manera se sentía como si esa chica no hubiera valorado lo que Hoseok hizo por ella. La chica se mantuvo callada lo que quedaba del camino. Hoseok se percató de cómo ella le lanzaba algunas miradas, pero él solo se mantuvo indiferente y con una cara que demostraba claramente su desconformidad con la actitud de la chica.

Después de lo que pareció una eternidad para Hoseok llegó el momento de bajarse, lo cual hizo con mucha prisa, pues quedaban pocos minutos para que su jornada laboral comenzará. Y aún tenía que caminar mucho para llegar a su trabajo.

AZUL || Jung Hoseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora