Hoseok llegó justo a tiempo para detener el autobús y poder subir. Se sentó en los últimos asientos, pegado a la ventana. Apenas llego no pudo contener la sonrisa. Los exámenes que había realizado esa semana ya habían sido calificados y entregados, y él los aprobó todos con una muy buena calificación. Ahora solo debía esperar a que la entrevista de trabajo a la que iría saliera bien, y todos sus problemas se resolverían.
Hoseok no cabía de la alegría que sentía en ese momento, no pudo evitar ponerse a bailar en su asiento con una extraña melodía que el mismo tarareaba. Se movía sin pena, ya que no había nadie más compartiendo los asientos con él. Al menos eso había creído.
A dos metros de distancia había una chica vestida con unos jeans de mezclilla, una sudadera azul casi el doble de su talla y un lindo listón azul con el que su cabello permanecía atado en una coleta alta. Llevaba los auriculares puestos, pero se los quito porque el chico de al lado capto toda su atención con ese baile y la melodía que no dejaba de tararear. No pasaron ni dos segundos cuando ella también estaba sonriendo y moviendo su cabeza al ritmo de esa pegadiza canción.
—Lindo.
Según ella, había dicho aquello en un susurro para evitar que el chico se diera cuenta de su presencia, pero quizá lo dijo más alto. Hoseok dejó de bailar y miró a su lado para ver como una pequeña chica, de la cual no se había percatado hasta ese momento, se reía de él lo más disimuladamente que le era posible. De inmediato bajo los brazos que había estado moviendo en el aire, sintiéndose muy apenado. Aclaro su garganta para captar la atención de la chica que seguía riendo.
Su sonrisa desapareció al instante para dar paso a un rostro lleno de vergüenza y con mejillas pintadas de rojo. Comenzó a boquear sin saber que es lo que debía decir. No pretendía llamar la atención. La cabeza de la chica fue bajando para ocultar su mirada.
—L-lo siento… N-no… No era mi intención molestar…
—Oye, tranquila. No estoy molesto —dijo al notar lo apenada que se sentía.
La chica levantó un poco su rostro asta que sus ojos conectaron con los de Hoseok. Parecían los ojos de un cachorro que acaba de ser regañado por hacer una travesura.
—Solo me sentí apenado. Pensé que yo era el único aquí y cuando te vi riendo me sentí avergonzado —explicó—. No estoy acostumbrado a que otras personas que no son mis amigos me vean haciendo ese tipo de cosas.
Hoseok le sonrió mostrando dos hoyuelos. La chica tardó en reaccionar, pero al final, después de un exhaustivo análisis hacia el chico frente a ella, también sonrió. Esta vez era una sonrisa pequeña, casi invisible a la vista, pero que Hoseok logró notar. Aun así, la mirada de la chica vacilaba entre el suelo y los ojos de su acompañante. Le costaba tomar confianza con las personas.
—E-es que me pareció muy lindo y divertido lo que estabas haciendo —su vos se fue haciendo más baja conforme seguía hablando—. Me contagiaste tu alegría.
Sus ojos se conectaron con los de Hoseok cuando dijo lo último en un susurro. Esa declaración junto con su tímida mirada hizo que una sensación cálida invadirá el pecho del joven. Le agradaba causar ese efecto en las personas. Tal vez la vida de él llegaba a ser desorganizada y con muchos infortunios, pero le gustaba ver a sus amigos felices. Y esa chica desconocida no fue la excepción.
—M-me llamó Chae Eun-ji.
—Jung Hoseok. Oye, ¿ya nos habíamos visto antes? Me resultas familiar –Eun-ji comenzó a boquear sin saber qué decir–. Ah, ya lo recuerdo, fuiste tú quien me dio la barra de chocolate.
—¿L-lo recuerdas?
Su mirada y su voz estaban bañadas con añoranza. Hoseok no lo sabía, pero para la chica, que él se acordara de eso significaba mucho. En cambio, Hoseok solo podía pensar en lo adorable que era ella. Le parecía muy linda esa inocencia que reflejaban cada uno de sus actos y eso le provocaba una sonrisa tonta. Solamente esperaba no espantarla con ese gesto.
—Eso era lo que necesitaba en ese momento, algo dulce para animarme —explicó—. Hacía mucho que nadie me regalaba nada, así que en verdad me alegraste.
La chica intentó decir algo después de un momento en el que pareció meditar minuciosamente sus siguientes palabras. Pero simplemente no salió nada, solo emitía letras sueltas mientras sus ojos parpadeaban. Repentinamente, parecía estar muy asustada, cosa que preocupo al chico. Hoseok alzó una ceja sin entender lo que estaba pasando, la confusión crecía a cada momento y era reflejada en cada facción del joven que no tenía ni la menor idea de cómo debía actuar. Al final la chica gruñó con bastante molestia.
—¡Tengo que bajar!
Dicho aquello la chica se puso de pie y corrió hacia la puerta para salir corriendo.
—¿Pero qué?
Hoseok estaba aún más confundido que antes. Se quedó mirando un punto muerto para después observar como la chica bajaba a toda prisa del autobús ¿Qué había sido todo aquello?
—¿Hiciste enojar a tu novia?
Miró hacía su interrogante. Un niño de secundaria que parecía haber puesto más atención de la que debía en los asuntos de Hoseok. Estaba sentado dos asientos más adelante.
—No es mi novia la acabo de conocer. Creo que la incomode.
El chico asintió.
—Sí eso parecía.
Hoseok miró con severidad al más joven por prestar atención a las conversaciones ajenas, pero en lugar de decirle algo por su mal acción, desvío su atención en el objeto que estaba a un lado suyo sobre el asiento que uso la chica. En ese lugar estaba el listón azul con el que ella tenía atado su cabello.
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AZUL || Jung Hoseok
Fiksi PenggemarYo era un completo desconocido para esa chica y yo lo único que conocía de ella era su nombre, que era muy tímida, que su color favorito era el azul y otros detalles superficiales. Ella pudo haber quedado como una desconocida, una persona más sin r...