Veintitrés

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La señora Jeon le había dado un buen susto en el que casi caía al suelo. Después de todos los maltratos que había recibido, esa había sido una reacción totalmente normal. Eun-ji se giró despacio para poder ver a la mujer mayor que estaba sentada en uno de los sofás de la sala, observándola detenidamente y con una calma que abrumaba a la chica.

En todo caso, Eun-ji no quito la mano de la manija de la puerta, si notaba que la señora Jeon se ponía de vuelta violenta, ella podía abrir rápido la puerta y salir corriendo.

—V-voy a… A verme con una amiga —mintió—. Para pasarme los apuntes de los días que he estado faltando a clases.

La señora Jeon asintió a sus palabras mientras se ponía de pie y caminaba en dirección a la chica. Ella inmediatamente retrocedió asta que su espalda choco con la puerta.

—Eso está bien, así te podrás poner al corriente de las clases a las que faltaste. —Una sonrisa apareció en su rostro, una sonrisa que se veía exageradamente forzada—. Pero antes quisiera hablar contigo sobre algo muy importante.

Le hizo una seña con su mano para que la siguiera al comedor. Eun-ji se sentía confundida al igual que nerviosa ¿De qué se trataba todo eso? No fue de inmediato, más bien se quedó parada en su lugar sin dejar de ver a la señora que no dejaba de sonreírle. Se notaba que estaba haciendo mucho esfuerzo por parecer amable, pero en lugar de eso estaba asustando a la más joven.

Ella suspiró antes de extender su mano para volver a hacer la invitación.

—Sé que te lastimé mucho en el pasado, y comprendo tu desconfianza, pero no debes temer. Solo conversaremos un poco mientras tomamos algo —dijo de nuevo con “amabilidad” ¿Debía confiar en ella?—. Quiero arreglar las cosas, eso será todo.

Al final, Eun-ji terminó cediendo y fue con ella al comedor. Tranquila, de todas formas ella no puede volver a lastimarte, pensó para relajarse, si lo hace se puede meter en problemas muy graves.

La señora se sentó en la silla más cercana a Eun-ji, incluso movió la silla para quedar todavía más cercas a ella. Eun-ji solo se encogió en su lugar, esa cercanía la estaba incomodando, pero no se atrevió a moverse, ni siquiera para tomar el bazo con el batido de freza que la señora le estaba ofreciendo.

—Veo que estás demasiado nerviosa —hablo después de varios minutos de tenso silencio—. No te culpo, después de todo lo que te hice es muy normal que me temas. Pero…

La señora intentó tomar la mano de Eun-ji y ella la alejo rápidamente. La chica tenía su cabeza agachada, no vio la reacción que tuvo ante ese gesto, solo escucho como ella suspiró ¿Se habría molestado?

—Pero de verdad quiero arreglar esto —continuo hablando—. Así que iré directo al grano. Quiero disculparme por todas las veces que te lastime, y también por todas las cosas horribles que te dije.

Eun-ji por fin levantó la cabeza y examino con mucho cuidado el rostro de la esposa de su padre. Esperaba encontrar algún indicio de una mentira, algún indicio que le dijera que no estaba siendo sincera. Sin embargo, su rostro estaba completamente serio, sin expresión. Eun-ji frunció las cejas, ¿cómo debía tomar eso? No sabía que responder, así que se limitó a mirarla mientras pensaba en que decir o hacer.

—Soy completamente sincera, no dudes de mis palabras. De verdad estoy muy arrepentida, porque no solo te lastime a ti, también perjudique a mi hijo. —Esta vez su mirada reflejaba cierta culpa, quizás por la mención de Jungkook—. Desde que se enteró de lo que te hago él se ha alejado de mí, incluso creo que él también me teme, y no quiero eso. No quiero que mi familia se desmorone más de lo que ya está por…

La señora no terminó la frase, casi decía algo incorrecto. Lo bueno es que se alcanzó a detener antes de hablar, algo que le pudo costar muy caro todo su perfecto plan.

—Por tantos problemas —terminó de decir—. Dime, ¿No te gustaría que nuestra relación mejorará? Incluso podríamos tratar de ser más unidas.

—N-no lo sé…

—No es necesario que me contestes ahora, puedes pensarlo el tiempo que sea necesario —hizo una pausa para tomar del té que ella se había preparado—. Y mientras eso pasa, yo te mostraré que estoy realmente arrepentida ¿Qué dices?

Eun-ji abrió la boca, pero ninguna palabra salió de ella. En verdad estaba muy dudosa al respecto. Ella la había lastimado de muchas horribles formas y eso no iba a ser fácil de olvidar, aunque la idea de vivir tranquila, sin más golpes era muy atrayente. 

En ese momento sus ojos fueron a parar a la puerta, ahí mirando por la pequeña apertura se encontraba Jungkook. Las había estado espiando porque le pareció extraño escuchar hablar tan tranquila a su madre con su media hermana. Para sorpresa suya, su madre le estaba pidiendo perdón a Eun-ji y eso no podía poner más contento al chico. Él siempre estuvo convencido de que su madre no era mala y ahí estaba la muestra de ello.

Cuando las miradas de los dos. Se conectaron, Jungkook comenzó a asentir con la cabeza para darle a entender a su hermana que debía decir que sí. Él confiaba plenamente en que su madre cumpliría su palabra y aunque Eun-ji seguía teniendo sus dudas, al final acepto.

—E-está bien.

La señora sonrió a lo grande, esta vez era una sonrisa genuina, pero no precisamente por las razones que Jungkook y Eun-ji creían.

—Ya verás que terminaré ganándome tu perdón. —La señora Jeon acercó el batido de fresa a Eun-ji—. Ahora disfrútalo, no has tomado nada y está delicioso, a Jungkook le gusta mucho y seguro que a ti también te gustará.

La verdad es que toda esa conversación era una fachada para lo que realmente planeaba hacerle a Eun-ji. El odio había consumido por completo a la señora Jeon. Ella ya no estaba pensando con claridad. Por su mente únicamente pasaba una sola cosa, y eso era el desprecio que sentía por Eun-ji y lo mucho que deseaba que ella desaparecía. Por qué, a sus ojos, ella era la causante de todas las desgracias que su familia tenía.

* * *

La esposa de su padre no le permitió irse, asta que no se terminó el dichoso batido de fresa. Tuvo que quedarse con ella veinte incómodos minutos asta que se terminó toda la bebida, que por cierto, estaba extremadamente dulce y le revolvió el estómago. En cuanto esté se acabó, ella salió casi corriendo de su casa en dirección a la biblioteca.

Aún estaba a tiempo de poder encontrarse con su amigo y aclarar muchas cosas. Cuando por fin llegó se fue directo a buscar a Hoseok, no estaba sentado en ninguna mesa, así que fue a buscarlo entre los pasillos, pero no lo encontró. No tenían dicho nada, pero ir a la biblioteca ese día a la misma hora, era como una especie de acuerdo no verbal que ambos tenían.

Eun-ji fue a sentarse a la mesa de siempre para esperarlo. Quizás tenía otras cosas que hacer y tardaría en llegar. Mientras esperaba sacó su libreta azul para garabatear en ella para no aburrirse. Sin embargo, al poco tiempo sintió un dolor punzante en su estómago. Al principio lo relaciono con el batido de fresa, quizás le había caído más pesado de lo que ella había creído. Pero entonces comenzó a sentirse mareada y con mucho frío. Algo estaba muy mal.

Con dificultad tomó su celular para llamar a su padre que no le contestó la llamada. A cada minuto que pasaba el malestar iba empeorando, llegó el momento en el que su vista se volvió borrosa. Se puso de pie e intentó llegar a donde se encontraba la dueña de la biblioteca para pedirle ayuda. Pará cuando llegó, Eun-ji no pudo resistir más y callo al suelo. Lo último que escucho fue a la señora Choi gritar.

AZUL || Jung Hoseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora