Treinta y seís

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Deseo con todas sus fuerzas estar equivocada, que todo fuera causa de su paranoia. Pero su padre no contestaba, en su lugar volvió a concentrar su mirada en el suelo. Cada minuto que transcurría, Eun-ji se sentía más nerviosa y más cercas del peligro.

—Fue ella quien me lo dijo. —Su semblante siguió serio y eso estaba preocupando a su hija.

Se trataba de un asunto delicado. Además de que no demostraba preocupación por su hijo, ¿Acaso no le importaba?

—Ayer en la noche pasé a casa antes de venir aquí. Cuando llegue, ella estaba peleando con Jungkook —su voz comenzó a fallar, y por primera vez su calmado rostro vacilaba—. Jamás la había visto tan molesta, parecía el mismo demonio y Jungkook no se quedaba atrás. Él también gritaba y le decía cosas horribles.

—Pero él está bien, ¿cierto?

Eso fue suficiente para romper la fortaleza del hombre. Cerró los ojos con fuerza para intentar frenar el llanto, pero sus intentos fueron inútiles. Algunas lágrimas ya habían escapado y empaparon sus mejillas, también había soltado algunos sollozos. Dicha acción preocupó a Eun-ji, esa no era buena señal. Jamás lo había visto reaccionar de esa forma, no era un hombre que mostrará alegría o cualquier otra emoción.

Su padre cubrió su rostro con una mano y lo desvío para que su hija no lo viera tan vulnerable. Pero ella, en lugar de no molestar, se movió para acercarse a él y tomarlo por la manga de su camisa. Jalo varias veces mientras le insistía que debía contarle qué paso con Jungkook. Él no contestaba y Eun-ji estaba al borde de la desesperación, incluso las lágrimas amenazaban con aparecer.

—Intente… arreglar las cosas. Me acerqué para calmar los ánimos entre ellos y resolver el problema con calma y hablando. Pero todo empeoró. Jungkook gritó lo que ella le hizo y lo que tú sufriste.

Nuevamente, los sollozos interrumpieron el relato del señor. Se sentía tan impotente e inútil, ¿cómo había permitido que su familia se rompiera? No dejaba de repetirse que todo era su culpa por no poner atención y afrontar los problemas.

Momentos después se recuperó y siguió hablando.

—Al principio no creí nada de lo que dijo, ella no es la mejor mujer del mundo, pero no la creía capas de atentar contra la vida de su hijo. Sin embargo, era verdad, después de que Jungkook y yo le insistimos lo admitió.

—¿Pero y mi hermano? —Volvió a formular la pregunta.

Ella no quería los detalles de lo sucedido el día anterior. Tampoco le interesaba lo que su padre sentía al respecto. Lo único verdaderamente importante era saber que Jungkook estaba bien, sano y salvo.

—Por supuesto que yo me enojé, incluso creo haberla lastimado cuando la tome por los hombros y la sacudí para reclamarle. La aventé con fuerza contra el sillón, mientras le pedía Jungkook que llamara a la policía, pero…

En un descuido su esposa lo ataco, golpeando su cabeza y dejándolo inconsciente. No despertó hasta el día anterior, con la urgencia en su pecho y el miedo inundando todos sus sentidos al recordar los sucesos en la noche.

Se puso de pie y gritando el nombre de su hijo y esposa comenzó a buscarlos por toda la casa. Sentía un fuerte miedo que incrementaba al no encontrar a ninguno de los dos, pues presentía que algo malo le pudo haber pasado a su hijo.

Salió de casa al no encontrarlos, preguntó a los vecinos que se habían acercado a su hogar por los gritos que si los había visto salir. Nadie vio a ninguno de los dos. Entró en desesperación, no sabía dónde podían estar ni por dónde comenzar a buscar. Entonces recibió una llamada. Era de su esposa, quien se había llevado a su hijo y lo mantenía encerrado en quien sabe que sitió.

AZUL || Jung Hoseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora