Dieciséis

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Eun-ji había resultado una mentirosa. Era demasiado buena en cada uno de los videojuegos que Hoseok tenía, y eso que, según ella, no tenía experiencia. El chico estaba sorprendido y fascinado por cada cosa que Eun-ji hacía, era mucho mejor que el dueño del aparato. Pasaron un largo rato jugando, después Hoseok se subió a la cama junto a Eun-ji para ver una película, a la que no estaban prestando atención por estar platicando y riendo de cualquier tontería que se les pasaba por la mente.

—No estoy entendiendo nada —comento Eun-ji en un susurro—. ¿Por qué está llorando?

—No tengo ni la menor idea. Me has estado distrayendo mucho.

—¿Yo? Pero si tú eres el que está hablando de todo lo que ves en la película.

—Por supuesto que no, tú eres la que está hablando mucho. De hecho, estás hablando más de lo normal. —Guardo silencio razonando en ese último hecho para después añadir de manera suspicaz—: Tú no eres Eun-ji.

La chica no pudo contenerse y comenzó a reír muy fuerte, casi escupe el pedazo de chocolate que tenía en la boca.

—Eun-ji es una chica tímida y muy callada y tú te la has pasado hablando como perico. —La riza de la chica se hizo más fuert—. ¿Qué hiciste con ella? Regrésamela, quiero de regreso a mi amiga.

—¡Ya para, me duele!

Eun-ji abrazo su estómago tratando de controlar su risa, nunca había reído tanto en su vida como esa noche. Y el que Hoseok lo dijera totalmente serio no ayudaba, solo la hacía reír más fuerte haciéndola terminar con su cabeza recargada en el pecho del chico.

—¿Cómo lo haces? —pregunto después de haber calmado su risa—. Me refiero a ser así de espontáneo, divertido, ruidoso.

Hoseok lo medito, pero simplemente le salía natural. No había una razón realmente profunda para su comportamiento. Una vez que había cierto nivel de confianza, Hoseok comenzaba a ser de esa forma, a hacer bromas, decir tonterías y a actuar raro porque eso significaba que le caías fenomenal y que se sentía muy a gusto con tu compañía.

Aunque en ese preciso momento había otra razón para actuar de esa manera, y eso era que quería evitar a cualquier costa que Eun-ji se sintiera triste o que las preocupaciones la agobiaran. Por ejemplo, ya era casi la una de la madrugada y su padre aún no aparecía, detalle que también inquietaba a Hoseok y lo hacía preguntarse si él realmente sentía algo de preocupación por su hija. Pero en esos momentos importaba más que Eun-ji no saturara su cabeza con cosas malas, por eso Hoseok estaba haciendo asta lo imposible por mantenerla sonriente. Además de que sé vía más bonita cuando estaba contenta.

—Es parte de mi encanto —fue la respuesta de Hoseok junto con un coqueto guiño que hizo sonrojar a Eun-ji.

Volvieron a concentrarse en la película, o al menos lo intentaron, asta que uno de los personajes entró en escena con un hermoso vestido blanco y estampado de flores azules. Eun-ji no se pudo contener, y comenzó a comentar y lanzar millones de cumplidos hacia la persona que se encargó de diseñar no solo el vestido, si no la tela y añadió que el tono de azul usado para las flores era perfecto.

Su acompañante ya tenía sabido, sin necesidad de preguntarle, que su color favorito era el azul, incluso quizás rallaba a la obsesión. Su voz se volvió tres tonos más chillones al hablar sobre el color y sus ojitos brillaban con admiración.

—Sí que te encanta el azul, ¿pero por qué? ¿No es el azul un color triste y frío?

No era la primera vez que le decían eso, normalmente el azul era relacionado con la tristeza, el frío y la nostalgia, ella también pensaba de esa forma, incluso hubo una época en la que evito a toda costa vestirse con tonos claros de azul porque le parecían feos, en cambio, su madre amaba ese color. Su casa estaba llena de pequeños adornos de cerámica, todos de color azul en diferentes tonos, igual que la alfombra de la sala y las cortinas.

—Ella no tenía una razón, solo era su color favorito y por eso era el color que más sobresalía en el interior de nuestra casa, y la hacía lucir muy hermosa. —Su sonrisa desapareció al terminar de decir aquello—. Después mi madre se enfermó de cáncer.

Esa fue la época más complicada de su vida, sobre todo porque solamente tenía trece años. No era nada bonito ver como las ganas de vivir y las fuerzas abandonaban poco a poco el cuerpo de su amada madre y, sin embargo, siempre se esforzaba por sonreírle a su hija.

A pesar del dolor que sentía nunca dejó sola a Eun-ji, esa maravillosa mujer la cuido a pesar de todo y fue su apoyo. Siempre tenía las palabras adecuadas para animarla en los momentos en los que se sentía desfallecer y siempre dispuesta a escuchar asta los problemas más insignificantes que te agobiaban. Y su casa, siempre acogedora y con una cálida esencia que te hacía sentir cómodo, relajado, pero sobre todo a salvo, como si de un refugio se tratara.

Pequeñas lágrimas cayeron por sus mejillas al sentir como los recuerdos inundaban su cabeza. No le gustaba recordar lo demacrado que se veía el rostro de su madre durante sus últimos días de vida, era una imagen que seguía rompiéndole el corazón.

—Tenía mucho miedo de perderla, incluso mientras ella seguía viva ya sentía que la extrañaba. Fue muy doloroso, sobre todo porque no tenía nadie con quien hablar sobre eso. —Respiro profundo para que su voz no se quebrara—. Y… Cuando llego el momento de despedirse, ella me dijo que jamás me dejaría sola, que seguiría cuidando de mí por medio del azul.

A pesar de las lágrimas, ella se atrevió a sonreír. Hoseok le miraba y escuchaba con total atención.

—Sé que no es una historia bonita, pero a pesar del trasfondo triste, el azul se volvió un color brillante y cálido.

—Como tu madre —dijo Hoseok comprendiendo las palabras de la chica.

Le parecía algo hermoso el significado que Eun-ji tenía sobre el color azul, pero a la vez también le parecía cargado de melancolía. Su interior era un mar de emociones. Sin duda esa pequeña historia lo dejó con mucho en que reflexionar.

—Se convirtió en mi refugio y se volvió una forma de recordarme que todo estará bien. Y también es una manera de sentir a mi madre a donde quiera que voy.

AZUL || Jung Hoseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora