Cuarenta y siete

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El tan esperado día había llegado por fin. Eun-ji y Jungkook estaban muy nerviosos, para ambos incluso fue difícil conciliar el sueño. Se levantaron muy temprano en la mañana para comenzar a arreglarse. Pero los nervios y el miedo no se iban. Tenían miedo de la reacción de la mujer, y también el tener que volver a hablar de lo sucedido.

Días atrás habían tenido su primera cita con el psicólogo, cada uno por su parte. Pero había sido de mucho provecho. Ambos recibieron buenos consejos sobre como sobrellevar sus sentimientos durante el juicio. Solo esperaban qué las cosas no se salieran de control.

Eun-ji opto ese día por vestirse con una falda tableada negra, una blusa rayada blanca con negro y un suéter de lana azul. Ya estaba lista desde hace mucho, sin embargo, se quedó quieta por largo tiempo en frente de su espejo. Repitiéndose mentalmente todo lo que había hablado con el psicólogo. Sobre todo dándose ánimos.

Entonces algunos pensamientos intrusivos aparecieron junto a algunos recuerdos. La ansiedad se apoderó de ella. Podía sentir sus manos sudar y su respirar cada vez más pesado. Cerro los ojos e intento relajarse, también intentando deshacerse del miedo en su ser.

—¡Eun-ji! —el grito de su hermano le provocó un sobresalto—. ¡Hoseok ha llegado!

—Bajo enseguida.

Respiro con lentitud una vez más antes de bajar. Se miró una última vez en el espejo sonriendo para ella misma, dándose ánimos a pesar de seguir temblando.

Se encontró con Hoseok en la sala y su encantadora sonrisa. Su vestimenta le sorprendió, pues llevaba una camisa de un verde pálido y unos pantalones de vestir. Solo le faltaba el saco y la corbata para verse más elegante. Seguramente se vería divino.

Él tendió su mano hacía Eun-ji, y la tomó sin dudar. Se saludaron con un pequeño beso en los labios.

—¿Cómo te sientes?

—Aterrada. —Fue muy sincera.

—Tranquila.

Acariciando la mejilla de la joven con cariño. Quería reconfortarla de cualquier forma, hacerle saber que no debía sentir miedo.

—Te hice la promesa de cuidarte y eso aré. Además, estoy seguro de que abra policías para vigilar qué no haga nada. Eso me recuerda…

Se alejó de ella para poder sacar una cajita larga de color café, tenía un lindo moño del mismo color, pero más oscuro y con detalles dorados. Se la dio a la chica para que la abriera. Un grito ahogado se escapó de sus labios. Llevo su mano a su boca para taparla y sus ojos se abrieron tanto.

—Hoseok, esta preciosa.

Los ojos de Eun-ji brillaban por la hermosa gargantilla. La cadena era plateada y muy fina, con un corazón azul de dije y diminutos diamantes plateados en el contorno. Era perfecta.

—Planeaba dártela el día de nuestra cita, pero pasaron tantas cosas que lo olvide —Eun-ji estaba tan emocionada. Como si hubiera abierto su regalo de navidad mucho antes de tiempo—. ¿Te ayudo a ponértela?

Asintió con gran emoción. Se dio la vuelta y sostuvo su cabello. Por un segundo sintió los dedos de su novio rozar con su piel y un agradable escalofrío le recorrió la columna.

—Sé lo especial que es el azul para ti, por eso lo pedí de este color.

—En verdad es muy bonita. Muchas gracias.

Y como parte de su agradecimiento le dio un beso lento y suave. Había perdido el miedo a besar de esa forma. Se sentía mucho más confiada de sus acciones como para tomar la iniciativa. Aunque cuando era ella la que iniciaba el beso, tenía que ponerse de puntillas para poder alcanzar los labios de Hoseok.

AZUL || Jung Hoseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora