Veinticiete

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Yoongi ya se había retirado desde hace horas, no sin antes desearle suerte a su amigo en su desesperada misión que después de tiempo decidió dejar. La verdad es que comenzaba a sentirse cansado mentalmente, y el no obtener resultados lo complicaba todo. 

Resoplo y tomó su mochila en busca de tener algo que hacer. La ansiedad le demandaba que no se quedara quieto. Lo primero que paso por su mente fue tomar alguno de sus libros para estudiar un poco, pero un cuaderno azul le robo la atención por completo. Un resoplido más escapó de sus labios. Dicho cuaderno solo sirvió para remarcar la incomodidad en su pecho.

Lo tomo en sus manos y dejó la mochila a un lado. Era un bonito cuaderno, igual que su dueña. Mientras acariciaba la cubierta recordó aquella vez que la chica hizo de todo para que él no pudiera ver que era lo que este contenía ¿Quizás era una especie de diario?

Ese pensamiento alimentó su curiosidad, y por un breve instante, logró calmar su cabeza y callar los miles de pensamientos pesimistas en los que imaginaba a Eun-ji en el peor de los escenarios.

Después de esa pregunta le siguieron muchas otras ¿Qué clase de secretos guardaría su amiga? ¿Cuántas cosas nuevas podría descubrir de ella si lo leía? Y la más importante, ¿escribiría sobre él? Y de ser así, ¿qué cosas se podría encontrar?, ¿quizás la razón por la cual se alejó tanto de él?

Negó en repetidas ocasiones para eliminar dichos pensamientos. Dejó el cuaderno sobre la mesa de centro y trató de respetar la privacidad de Eun-ji. Si ella no quería que lo revisara, seguramente se enojaría mucho con él si supiera de sus intenciones. Sin embargo, la curiosidad le picaba la cabeza. Una parte muy grande de él quería leer el contenido del cuaderno. Lo observó detenidamente por varios minutos, con la lucha interior entre saciar su curiosidad o permanecer ignorante.

—Bueno, dudo que se dé cuenta si lo leo —dijo para sí mismo mientras volvía a tomar el cuaderno—. Solo hay que negar si te pregunta si lo leíste, y listo.

Abrió la primera página. Como ya había notado, la letra de Eun-ji era muy linda. Prolija y además lucia elegante. La primera página estaba fechada con el 21 de enero.

Recuerdo que en Busan toda la gente era amable con todos, incluso con los desconocidos. Y ni se diga entre los vecinos. Nunca olvidaré como nuestros vecinos nos ayudaron a mi madre y a mí cuando ella cayó enferma. Gracias a ellos no nos sentíamos solas.

Sin embargo, aquí en Seúl todo es tan distinto. No recuerdo a ninguna persona educada o que tuviera alguna intención de ayudar cuando alguien lo necesitaba. Simplemente, lo ignoraban, como me acaba de pasar hoy.

Me topé en el autobús con un pervertido, el peor con el que me he topado. Era tan descarado, ni por qué había gente se detuvo. Y las personas a mi alrededor no hacían nada. Hice lo posible por llamar la atención con la esperanza de recibir ayuda, pero simplemente a nadie le importaba.

Pero ese chico fue distinto. A pesar de que el hombre era más grande de estatura y notablemente más fuerte, él me defendió. Incluso lo golpeó en la cara y consiguió que se disculpara conmigo, aunque eso le costó un golpe muy fuerte en su estómago.

Debí agradecerle de manera adecuada y también debí ser yo quien se disculpara por haber armado tremendo show, pero no hable. No fui capaz ni de mirarle a los ojos y todo por mi maldito miedo a las personas. En verdad me hubiera gustado darle las gracias por defenderme y por mostrarme que la sociedad no está tan perdida como yo creía.

Todavía existen personas buenas y ese chico parece formar parte de ellas.

Hoseok abrió mucho los ojos y también la boca. Así que Eun-ji fue esa chica que defendió en el autobús. Ahora comprendía por qué no le dio las gracias, aún era muy tímida en ese entonces. Ojeo unas páginas más adelante, se detuvo en la que estaba fechada con el veintinueve de enero. Ese fue el día que él se puso a bailar en el autobús. No había mucho escrito sobre ese día, pero cierta frase le encantó a Hoseok.

—¿Así que mis hoyuelos te parecen lindos?

Eso lo hizo sonreír a lo grande y le provoco una sensación cálida en su pecho, tal y como ella se sintió días después de escribir aquello. Esa hoja tenía la fecha del seis de febrero.

Él me abrazo ¡Abrazo a una desconocida para que la gente no me vieran llorar! También palmeo mi cabeza y me dijo que una mala calificación no me definía. De no ser porque me sentía muy triste, hubiera disfrutado aún más su cálida temperatura corporal y la seguridad que su fuerte pecho y sus brazos me transmitían.

Y además, guardo el listón que llevaba en mi cabello el día que hui, creí que lo había perdido, pero él lo guardo ¿Por qué? Se supone que somos desconocidos, no era necesario que se tomara esa molestia. Sin embargo, he de admitir que me gustó.

Tal vez parezca una idiota diciendo esto, pero cuando me entrego el listón me hizo sentir como la cenicienta. Él estuvo guardando ese listo y probablemente lo estuvo cargando para poder entregármelo. Lo último es una suposición mía, pero no puedo evitar sonreír ante la posibilidad de que así fuera.

Después de que se fue me quede como tonta analizando lo sucedido. Se supone que debía subir al mismo autobús y no lo hice. Aun después de que él se fue podía sentirlo y mi corazón no dejaba de latir con felicidad. Llegué tarde a la escuela por eso.

Si tan solo ese chico supiera lo especial que me hace sentir con esos pequeños e insignificantes gestos. Él ha logrado hacerme sentir querida e importante, cosa que no han hecho mi medio hermano, la madre de él y mi padre.

Espero con ansias el próximo encuentro, quizás podamos conocernos mejor y ser amigos. Eso estaría muy bien.

Y no era la única parte donde se expresaba de esa forma acerca de Hoseok. De hecho, la mayoría de lo que estaba escrito en el cuaderno tenía que ver con los momentos que vivieron juntos. Se podía percibir en todos ellos la felicidad que Eun-ji sentía al estar al lado de Hoseok, y él también se sentía bien al recordar, pues atesoraba cada momento al lado de la amante del color azul.

Por eso es que no lograba entender por qué ella comenzó a alejarse. Ella expresó en las hojas del cuaderno lo mucho que le agradaba su amigo Hoseok y también como la había ayudado a dejar su timidez y miedos a un lado para ser una mejor versión de ella misma. Entonces, ¿qué desencadenó la frialdad de Eun-ji hacia Hoseok?

30/03/2022

Creí que ya no pasaría. A pesar del fuerte miedo que ha nacido en mí desde el día que me golpeó, pensé que tal vez ya no volvería a suceder algo como eso, pero no fue así.

El coraje y el rencor que la esposa de mi padre siente por mí es tan grande, que ha adquirido la rutina de lastimarme para desahogar todo su enojo en mí. Y ahora ya no solo me golpea, tal parece que a ella le gusta planear nuevas y diferentes formas para lastimarme cada día.

Antes no me gustaba salir de mi habitación porque mi supuesta familia me criticaba y me soltaba miles de palabras hirientes que me ponían triste. Pero ahora siento terror cuando camino por los pasillos de la casa porque sé que la señora Jeon me golpeará o algo peor. Ya ni siquiera me siento segura dentro de mi habitación, pues ella puede entrar cuando lo desee solo para causarme dolor.

AZUL || Jung Hoseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora