085: WonWoo

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Era el día, finalmente era el día.

Hyejin estaba casi que se moría de los nervios, se miraba al espejo mientras que sus manos delineaban su delicada figura dentro de aquel vestido blanco que tanto estuvo esperando por ponerse. Su sonrisa era auténtica mientras que su escencia la hacía lucir mucho más hermosa.

Sin duda la mujer perfecta para WonWoo.

—¿Hyejin estás lista? —cuestionó SeungKwan entrando nuevamente a la habitación de la pelinegra, él era el único que tenía permiso de ver a la novia.

Hyejin lo miró con ojos emocionados.

—¿A qué te refieres con estar lista? —la chica soltó una risilla, SeungKwan se acercó lentamente a ella tomando su mano para ayudarla a bajar de la pequeña plataforma donde estuvo de pie por minutos observandose en el espejo.

—¿Lista para ser ahora la esposa de Jeon? Jeon Hyejin... —SeungKwan miró a Hyejin con las mismas intenciones: llorar. Pero ambos se detuvieron antes de que cayera la primer lágrima. La pelinegra no podía hechar a perder el maquillaje, menos en aquel punto.

—Calla SeungKwan... voy a llorar. —Hyejin hizo un puchero escondiendo su rostro.

—No llores porque si no también voy a llorar y entonces será un caos. Cuando la ceremonia haya terminado podemos convertir de la iglesia un mar, pero solo hasta aquel entonces. —señaló divertido. SeungKwan tomo el mentón de Hyejin elevando su cabeza y ambos se miraron mutuamente. —Te vez hermosa. Y WonWoo tiene celos de mi porque yo ya te ví.

Rió. Hyejin mordió su mejilla por dentro y sonrió exhalando una risa.

—¿Viste a WonWoo? —SeungKwan asintió. —¿Qué tal está?

Cuestionó con mirada cómplice, pero de inmediato SeungKwan rechazo su oferta.

—Él está muy bien, feliz y emocionado, como tú. —fue lo único que dijo.

Hyejin hizo más pucheros, esperando convencer a su amigo y sacarle un poco más de información. Pero en estos casos tan especiales SeungKwan era como una tumba.

—¡Hyejin no te diré nada que pueda arruinar los planes tradicionales de una boda! —le dijo, desviando su mirada. Hyejin sabía que SeungKwan era un debilucho cuando le hacía ojos de perrito así que tendría que dar el brazo a torcer. —¡No es no, Hyejin!

—¡Por favor, kwannie! Será un secreto entre tú y yo... te daré ice americano los días que quieras. —propuso.

—¡Qué patética oferta! Creí que serías más creativa. —la chica ladeó la cabeza. —Cuando fui de visita a la habitación de WonWoo él me aplicó la misma, quería sacarme información como tú pero como me negué, me ofreció exactamente lo que tú acabas de ofrecerme... son tal para cual, tramposos.

Concluyó inflando las mejillas. Hyejin soltó una carcajada.

—¿De verdad no me dirás? —SeungKwan negó. —¿Ni el color de su corbata?

El chico volvió a negar haciendo un ademán con su mano, dando a entender que de su boca no saldría información más haya de cosa triviales. Hyejin suspiró derrotada, buen, no insistirá más, esperaría a verlo con sus propios ojos.

—Vale, me rindo. —dijo.

—Creeme que prefieres verlo cuando estés en el altar. —sonrió acariciando el brazo de la chica.

Hyejin sonrió, si, ya no podía esperar más tiempo para verlo, quería tenerlo frente a sus ojos y verlo sonreír de la manera que solo él sabe hacer para dejarla encantada. Hyejin estaba ansiosa por dar el si y comenzar a cumplir poco a poco los sueños que ambos tenían para el futuro. Hyejin estaba locamente enamorada y lo único que tenía en la vida era el deseo de recorrerla, cumplir, fracasar, probar, olvidar, comenzar y terminar junto a WonWoo y tal vez una familia. Un bebé, dos o tres. Y muchos gatos.

𝘼𝙏𝙏𝘼𝐂𝐂𝐀: 𝙎𝙀𝙑𝘌𝘕𝙏𝙀𝘌𝘕 𝘐𝘔𝘈𝙂𝙄𝘕𝘈𝘚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora