045: Joshua

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Hyejin suspiró recorriendo cada espacio de su habitación con la mirada, el ambiente se sentía imperfectamente triste y frío, la soledad le brindaba un vacío en su pecho y el sonoro ruido del aire golpear su ventana cerrada producía un eco en las cuatro paredes. El molesto ruido de las manecillas del reloj y el chapoteo de las gotas que se escapaban de la regadera del baño acompañaban el ambiente melancólico.

Aunque la apariencia del día engañará, a pesar de que el sol brillará; la habitación de Hyejin era la oscuridad entera, la tristeza mezclada con infinidad de sentimientos indescriptibles.

Era un día que no debería de haber existido, un día que jamás debió llegar, uno el cual Hyejin planeo no vivir... pero ahí estaba, jodidamente ahí estaba, a punto de presenciar lo que no quería ver ni escuchar. Hyejin quería borrar ese día, taparlo con un dedo o hacer que se fuera con el viento, pero era imposible a esa altura, ya no podía esconderse y olvidar todo, no había manera de evitar lo que con ansias quiso llegar;  la fecha en la que Joshua se casaría con su hermana.

Joshua... Joshua, el hombre que Hyejin amaba.

Ese día, la hermana de Hyejin iba a casarse con Joshua, el chico del cual Hyejin estaba perdidamente enamorada desde hace muchos años.

Si, maldición. Ellos iban a casarse.

Hyejin no podía soportar eso, era inaceptable para su corazón. Estaba celosa y jodidamente molesta, tenía envidia de su hermana y estaba destrozada por jamás ser correspondida.

Pero era tan irónico, tanto que sorprendía.

Hyejin había conocido a Joshua cuando entro a la universidad, la chica no conocía nada ni a nadie pero Joshua fué el único que se  acercó a ella para ayudarla. Él había sido tan amable desde el primer momento en que decidió acercarse, siempre la trató con tanta paciencia y delicadeza al no saber manejar bien el inglés, al no saber expresarse y al no poder socializar con nadie.

Joshua fué de mucha ayuda para la pelinegra, sin pedirle algo a cambio o mostrarse forzado al estar a su lado. Tanto que con el tiempo ninguno pudo evitar formar una amistad , ambos se hicieron grandes amigos al darse cuenta de todas las cosas que tenían en común, al notar que juntos hacían un gran equipo y se divertían de una manera fantástica.

Aunque Hyejin fuera un poco dura, pero había logrado hacer un amigo.

Joshua siempre fue atento con ella. Le regalaba pequeños obsequios como rosas de papel o pulseritas con las letras de sus nombres, le ayudaba en sus tareas explicándole cosas que no lograba entender, incluso la defendía de personas que la querían lastimar con comentarios o acosos por no ser de ese país. Joshua era caballeroso incluso en situaciones ridículas.

Todo hecho de una manera qué, sin duda, Hyejin malinterpretó porque... no pudo evitar enamorarse. Se enamoró perdidamente de Joshua por lo genial que era, por su perfecta personalidad y por su bondad, por ser capaz de permanecer a su lado aún siendo testigo de sus actitudes, de sus defectos y de la poca estabilidad emocional que podía llegar a tener. Claro qué también se había enamorado de él porque era un chico muy guapo, lleno de atractivos que no podía pasar desapercibido.

Realmente Hyejin se había enamorado, lo llegó a sentir con tanta fuerza y logró aceptarlo a pesar de aún creer que era poco para él, lo anheló tanto que creyó que existía la confianza para presentarlo ante su familia aunque sea como su mejor y único amigo.

Ese había sido un pensamiento inocente, porque Hyejin estaba enamorada de Joshua, estaba cegada he ilusionada. 

Ella creía que Joshua sentía lo mismo, que estaba enamorado de la persona que era Hyejin, todo por su comportamiento detallista y agradable. 

𝘼𝙏𝙏𝘼𝐂𝐂𝐀: 𝙎𝙀𝙑𝘌𝘕𝙏𝙀𝘌𝘕 𝘐𝘔𝘈𝙂𝙄𝘕𝘈𝘚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora