97: Mingyu

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Kim Mingyu no era la persona más romántica, no solía ser muy detallista y tampoco se tomaba el tiempo de llevar a citas a su pareja. Kim Mingyu era más bien una persona seria y reservada, le gustaba demostrar cariño en una profunda privacidad y no solía demostrarlo con palabras o obsequios, era más el demostrarlo con caricias o miradas.

Hwang Hyejin era una persona melosa, romántica y extremadamente dulce. Le gustaba dar regalos muy grandes o muy pequeños, era una mujer con un intenso deseo de cariño. Dispuesta a demostrarle su amor a su pareja con palabras, regalos, y caricias.

Hwang Hyejin era todo lo contrario a Kim Mingyu. Sin embargo, la vida los había unido durante una celebración de fin de año, y ante tal apego, terminaron juntos. 2 años de relación.

Era 10 de octubre. Mingyu había despertado más temprano de lo inusual, había dejado a Hyejin dormida en la cama y se había levantado dispuesto a cambiar algo de ese día.

La mañana era fresca por lo que Mingyu no necesito abrigarse más de la cuenta; solo bastaron unos pantalones delgados y una camisa de color negro para que se sintiera cómodo y listo para salir. Eran las 06 con 6 minutos de la mañana, Mingyu se escabullia por el pequeño departamento en silencio para no despertar a su pareja. Cerraba las puertas con lentitud e intentaba no hacer sonar mucho las suelas de sus zapatos. Incluso intentaba no respirar tan fuerte, sabía que cualquier mínimo sonido sería capaz de despertar a la mujer dormida en su cama.

Era un día especial, para ser más claros; el cumpleaños número 25 de Hyejin.

Durante los dos años que llevaban de relación, ambos habían celebrando sus cumpleaños juntos. Cuando era el cumpleaños de Mingyu, Hyejin siempre le hacía fiestas enormes, aún si solo fuera entre ellos dos, pero cocinaba tanta comida, decoraba con globos, le hacía tantos regalos y compraba pasteles como si de una verdadera celebración de 100 personas se tratase. Y aún si Mingyu le pidiera que no hiciera tantos detalles, ella lo ignoraba y lo consentía más de la cuenta, más de lo que lo hacía durante el resto de los días. Sin embargo, cuando era el cumpleaños de Hyejin, Mingyu no lograba hacerle algo tan grande como ella lo hacía, solo alcanzaba a comprarle un pastel y hacerle algo rico para comer.

No es que no quisiera consentir a Hyejin. No es que no la amara tanto como ella lo amaba. Es solo que Mingyu creía que no era necesario hacer tales eventos si solo era para ambos, además de que le costaba tanto trabajo organizar algo lindo para su pareja. No podía hacerlo solo pero tampoco necesitaba pedir ayuda. Y aunque no fuera tan detallista con su pareja, Hyejin jamás le había reclamado al respecto.

Ese día Mingyu había decidido cambiar su triste tradición de llevarle un pastel y un pan con mermelada como lo hacía, decidió romper ese lado duro para poder hacer más feliz a Hyejin en su cumpleaños. Se tomó el tiempo de pensar y procesar qué sería algo lindo para sorprenderla cuando despertara. Y tuvo una idea, para él tal vez la mejor de las ideas que podría haber tenido en mucho tiempo.

El chico llegó a un mercado que habría las veinticuatro horas. Por suerte no había mucha gente, claro, eran recién las seis de la mañana. Tomo un carrito y se dirigió a hacer las compras. El primer paso de su sorpresa incluía un delicioso desayuno el cual consistía en preparar la comida favorita de Hyejin. Era un platillo sencillo y fácil de hacer, Mingyu sabía que podría cocinarlo, incluso confiaba tanto en sus dotes de cocina como para no sentirse intimidado por el orden de preparación.

Mingyu poco a poco lleno su carrito con el mandado de ese día. Claro que aparte de comprar para el desayuno compro para la comida y la cena. Todos siendo platillos diferentes que por suerte sabía cocinar a la perfección. A un lado de sus verduras, carnes, frutas y otros ingredientes, llevaba una botella de vino (el favorito de Hyejin) para la cena, un jugo de fruta natural para la comida y algunos elementos extras  para preparar malteadas para el desayuno. Por supuesto que también llevaba otros postres que Hyejin solía comprarse como antojos.

𝘼𝙏𝙏𝘼𝐂𝐂𝐀: 𝙎𝙀𝙑𝘌𝘕𝙏𝙀𝘌𝘕 𝘐𝘔𝘈𝙂𝙄𝘕𝘈𝘚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora