𝘼𝙏𝙏𝘼𝐂𝐂𝐀: 𝙎𝙀𝙑𝘌𝘕𝙏𝙀𝘌𝘕 𝘐𝘔𝘈𝙂𝙄𝘕𝘈𝘚

086: Joshua

¿Cuál era la mejor manera de confesarte a alguien mayor que tú sin perder en el intento?

Joshua la averiguó, pero de la peor manera. Aunque curiosamente... salió vivo desde el primer intento.

¿Triunfante? Naa, le perdonaron la vida solamente.

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Joshua caminaba de manera elegante por la calle transitada, viéndose como un tonto enamorado, llevaba ropa elegante y peinado elegante, una fragancia encantadora -que en realidad le había robado a uno de sus amigos-, sonrisa coqueta y mirada pispireta.

En una mano llevaba un ramo de flores de las más caras, de colores blancas y rojas perfumadas con la misma fragancia robada que desprendía él desde su traje. Además llevaba consigo algo mucho más importante y grande: amor.

Cualquiera que lo viera pensaría que va a ver a su amada, a la mujer que logra hacerlo que se arregle de manera tan especial, aquella dulce señorita capaz de volverlo loco con un parpadeo. Y cualquiera que lo pensará, no estaría completamente equivocado.

Joshua estaba en camino a la casa de una dulce señorita, exactamente una dulce señorita, una mujer hermosa con olor a chocolate natural, con mirada brillante y con sonrisa aún más iluminada, con labios rosas y besables, con figura de muñeca de porcelana. Una mujer perfecta ante los ojos del castaño, una mujer única ante ojos de nadie más. Esa era su linda enamorada, la mujer que Joshua había decidido  ir a buscar hasta su casa con un ramo de flores y con traje dispuesto a invitarla a pasar la noche juntos en un restaurante compartiendo de una deliciosa cena.

Joshua lo tenía todo preparado, y su plan terminaba hasta el momento de la confesión, dónde el chico le dice a esa mujer hermosa lo mucho que la ama.

Una mujer extraordinaria, perfecta y extremadamente... aunque esperen ¿En quien están pensando? ¿No se estarán imaginando a una jovencita bonita, tierna, de escuela, de familia, bilingüe, y todas esas chorradas, verdad? porque no, definitivamente no era la mujer que Joshua estaba por visitar.

De no ser porque la mujer que se adueñó del corazón de Joshua es casi seis años mayor que él, entonces podría ser una chica de veintitres años o quizás menos. Pero no, la mujer que Joshua amaba y por la que iba a reclamar era mayor que él por "mucha vida" dirían algunos, y como si fuera poco... en el pasado fue su profesora de coreano en la preparatoria.

¿Suena loco? Si. ¿Es imposible? No.

Joshua se había enamorado de esa mujer por una infinidad de razones y aún si el mundo no aceptaba aquella decisión de ir por una mujer la cual "ya ha recorrido más vida que tú", él iría y le diría cuánto la amaba, porque así es como eran las cosas y una sociedad impuesta por inmaduros, no lo detendrían.

¿Pero como hacerlo sin morir en el intento? Joshua no supo la respuesta, él solo llego a la conclusión de que la mejor forma de saber cómo confesarte a la persona que amas por mas grande que sea, es confesandote sin tener uno de los planes más elaborados, por el simple hecho de que cualquier paso en falso o algo que no era parte de tu plan puede tirarlo absolutamente todo a la basura. Por eso lo mejor es lanzarte con algo cliché, con algo que todos conocen tan bien como para no meter tan profundo la pata y tal vez si salir con un triunfo por cualquier parte.

Además ¿A qué mujer no le gusta lo cliché?

A todas.

Eso fué lo que pensó Joshua.

Por eso su valor se disparó hasta los cielos, y ahora estaba allí, mirando la puerta de la casa de su amada, tirando la goma de mascar con olor a fresas -fruta favorita de su enamorada-, envuelto en el papel y lanzando al bote de basura que siempre había enmedio del jardín.