Extra: pt. 1

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POV: JIMIN

Mi respiración estaba agitada, los ojos se me iban y mis piernas ardían, Dios no puedo describir bien lo que sentí en ese momento... así que, empezaré por el principio.

Era sábado, me alistaba para pasar por JungKook, habíamos quedado en ir con el grupo a ver una película, aunque no estaba seguro de querer ir, ya que se encontraría Sebastián y recién habíamos pasado lo de la fiesta...

Mientras tomaba las últimas cosas y las ponía en mi mochila, no dejaba de pensar en ese beso y en la culpa que me carcomía, vamos que él solo era un niño, mi ceño fruncido hacía que mi frente doliera pero no se compraba con mi conciencia manchada. Lo había besado, JungKook también, y lo peor es que parecimos un trío delante de todos y obviamente se vio mal. Ya era un hecho de que toda la institución nos miraban feo cómo para que se enteraran de que la pareja más inestable de la tierra habían sido culpables de un acto... morboso e ilegal.

Salí de casa sintiendo la brisa helada de Inglaterra pero con el calor del sol contrarrestándolo, metí mis manos a mi chaqueta y comencé a caminar hacia el autobús, me puse mis audífonos para callar las voces de mi cabeza y poder disfrutar de una tarde con amigos tranquila. Ninguno de ellos había mencionado con énfasis lo de hace una semana en la fiesta así que me engañe a mi mismo diciéndome que todo estaba bien.

Aunque quedé como payaso.

Llegué al edificio de mi novio. Ya habíamos arreglado las indiferencias que teníamos, y sinceramente teníamos mucho sin....

—¿Hola? —contesté mi teléfono —¿qué tal cielo? Si, estoy abajo. Claro, subiré —era Kook, me decía que no estaba listo y que si mejor lo esperaba adentro.

No tarde en subir y ya con mi llave abrí el departamento cómo si fuera mío.

—Woow te ves muy guapo —me dijo JungKook estando ya en la sala —¿todo eso es mío?

—¿Qué cosas dices? —me avergoncé, aun seguía sintiéndome pequeño cuando el pelirrojo me halagaba —vamos a llegar tarde.

—Si, solo me pongo las botas —levantó su mano con ellas en señal de defenderse y se aventó al sofá, encorvándose en seguida para ponérselas.

Su cabello se veía aún húmedo, traía solo una camisa negra con un corto cuello en v, y sus pantalones eran de mezclilla rasgados un poco de una pierna pero aún así le quedaban ajustados, y su cinturón le apretaba la cadera.

JungKook era el hombre más guapo que había conocido en toda mi vida, yo solía imaginar una vida completa con él, y estaba seguro que el tiempo solo lo haría verse mejor. El pelirrojo solo tenia 18 años y ya me hacía suspirar como colegiala.

Al hacerse los nudos de las botas sus brazos se tensaban, tragué saliva tratando de no pensar en otra cosa. Pero era joven, y era hormonal.

Ni siquiera intente controlarme, antes de que abrochara su otra bota me acerque a él.

—¿Necesitas ayuda? —me hinqué a sus pies posando mis manos en sus rodillas.

—No, ya acabé —el levantó la cabeza y me miró con una sonrisa pequeña.

—¿Seguro? —lo miraba desde abajo y fui bajando mi mirada por su torso hasta llegar a la cremallera de su pantalón, comencé a acariciar su pierna hasta querer llegar ahí, pero él me detuvo.

—No me tientes, si lo haces no creo poder parar —me dijo, con su mano en mi muñeca y viéndome con timidez pero caliente.

—Solo una mamada —le reproche, mirándolo con insistencia —por favor papi, sé que también lo... deseas.

Porfavor, corrompemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora