•Dolor

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POV. JUNGKOOK.


—Entonces, terminaron de verdad —afirmó NamJoon, sentado a mi lado en la sala de mi casa.

Llegué mal, realmente estaba mal, el aire me faltaba mucho. Por suerte mi tía no estaba, y NamJoon me escuchaba, le había contado porque no iba a regresar con él, ya no lo sentía seguro.

—Es raro, hablaré con Park, no me ha dicho nada y el suele decirme todo.

—Claro que te dice todo, eres su mejor amigo —agarré otro pañuelo para sonar mi nariz —me duele mucho la cabeza.

—¿Cómo no te va a doler sino has parado de llorar en días? —lo miré con los ojos aguados y un puchero, él envolvió sus brazos alrededor de mí en un cálido abrazo, haciendo que mi cabeza quedara en su pecho —tranquilo, sabremos que sucedió, te apoyaré —me lo dijo acariciando mi espalda, sentía él cariño que necesitaba.

Para pura mierda estuvo conmigo.

Al día siguiente, cuando comía con todos los chicos, apareció JiMin apenado, diciendo que necesitaba hablar conmigo.

—¿Me dirás la verdad? —le pregunté, mirándolo desconfiado.

—La única verdad es que te amo —su voz salió quebrada y todos me miraron, a excepción de Sebas, al parecer era el único que sospechaba algo al igual que yo, pero no podía esperar menos, era él más inteligente de ahí.

Me levanté din decirle nada, y comencé a caminar dándole la espalda, su llanto llegó a mis oídos, creando lágrimas en mí también, si el rubio no estaba dispuesto a decir la verdad, entonces yo no permitiría que entrara.

Me insistió dos días ¿han leído bien? Dos putos días y se olvidó de mí.

JiMin ya estaba como si nada, y no solo eso, ya toda la institución me veía mal, mi grupo me expulso ¡los muy hijos de perra me expulsaron del grupo! Se la pasaban con JiMin ahora. Y eso no fue lo peor, lo peor fue NamJoon, que me trataba indiferente, y cuando pregunté qué problema tenía conmigo, me dijo que jiMin le había dicho la verdad.

No entendía nada, Lautaro me evitaba, me quedé solo, mirando como a JiMin le iba mejor que a mí, parecía que nadie sabía la razón por la que cortamos, cuando fue claro que él me terminó.

Merry me extendió la mano, acogiéndome de nuevo a mi grupo de amigas que tenía al principio de todo eso, aun así, no me decían nada del rubio y los demás que fueron mis "amigos".

Tal vez había pasado casi un mes cuando la verdadera pesadilla comenzó. Estaba en mi casillero, cuando el rubio llegó al suyo. Park JiMin estaba haciendo ejercicio y todos lo notaban.

—Hola —le dijo un tipo detrás de él, se dio la vuelta y le sonrió, contestando su saludo —disculpa que te hable, pero te he estado viendo por un tiempo —maldita sea, sabía a donde iba —quería preguntarte si podíamos salir el viernes.

—¡Claro! —contestó, azoté la puerta de mi locked demasiado enojado, yéndome del lugar, aguantándome las malditas lágrimas del dolor y coraje. No fue solo una vez que fui testigo, JiMin cada vez agarraba mejor físico y los pretendientes le llovían.

Me mostraba muy indiferente en la escuela, pero en casa, en casa lloraba todas las noches en mi habitación, lo extrañaba, no sabía porque habíamos terminado por completo si solo bastaba con ser honestos para arreglarlo.

El menor del grupo era el único que me hablaba, y lo hacía a veces.

Me moría, juro que moría, empecé a visitar más a mi psicóloga por mis decaídas, siendo visitado solo por mis amigas, tenía la esperanza de que un día, mochi llegara, pero nunca llegó. Al menos no en ese tiempo.

Porfavor, corrompemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora