•Miedo de perderte

2.3K 245 53
                                    


ADVERTENCIA: este capítulo contiene abuso sexual y violencia. QUEDA A CRITERIO DE CADA QUIEN LEERLO O NO, absténganse de agreder con comentarios.

¿Listos para sufrir?


El dolor de un momento a otro me había acorralado en mí mismo cuerpo, el aire me faltó cuando sentí ardor en mi interior, un ardor que me quemaba e irritaba.

—JungKook, para por favor —mis lágrimas ya habían empapado mi rostro, yo solo quería que todo eso acabara. Pero mientras más me penetraba, mi voz se callaba.

Mi mente quedó en blanco, me sentía ido, no podía pensar, y lo único que sentía real, eran unas manos en mi cintura, estrujándome como si quisiera marcarlas tal como fuego en mi piel. Él se abría paso en mi interior, desgarrando por la falta de lubricante, entraba fuerte y me dolía mucho, era tan grotesco...

Escuchaba sus respiraciones y trataba de decirme que solo era sexo rudo, pero no se sentía así, el pelirrojo realmente me estaba lastimando, el desgarre por dentro y afuera era doloroso, me quedé muchas veces sin aire.

Escuche la puerta abrirse con furia, en seguida ese peso en mi cuerpo no estuvo más, mientras que alguien me tomaba en brazos y decía a mi oído que estaría bien.

Todo se escuchaba tan lejano, vacío, sacado de órbita y cuando esa persona me sacó de la habitación, un sonido sordo impacto con su vibración mi cuerpo, pero estaba muy débil para levantar la mirada.

No sabía que me pasaba, no sentía nada más que dolor, mi cabeza no razonaba, no escuchaba claro y también veía borroso, el oxigeno me faltaba en demasía, pues mis pulmones se contratarían.

Alguien me abrazó fuerte, comenzó a quitar lo que me quedaba de ropa, me sentó bajo la regadera y comenzó a tallar mi cuerpo. Mis ojos se aguadaron, pronto el sonido del llanto y mis gritos eran más fuertes que el agua cayendo al piso. Después de eso, ya no supe que pasó.

Las voces venían a mí de manera lenta, la luz picaba en mis ojos y de apoco abrí mis párpados. Con dificultad, logré visualizar a James primero, y a su lado, Julio.

—Despertó –dijo aliviado el británico, mientras que el mexicano soltó un suspiro pesado –JiMin ¿cómo te sientes?

—Tengo hambre... –dije, con la garganta seca, raspaba y hacía que doliera.

—Iré por tu desayuno —avisó Julios, saliendo de la habitación.

Miré el cuarto tratando de saber que hacía ahí, era obvio que era mi casa pero no mi habitación, miré los cuadros de honor junto los libros ordenados y supe en seguida que era de James.

Mi amigo se me acercó, ofreciendo un vaso de agua, más agradecido no pude estar, tomarla fue como si hubiese sido Navidad, pues parecía un regalo muy esperado por mi garganta.

—¿Estás bien? –preguntó el castaño, con su ceño fruncido por preocupación.

—Si, solo mi garganta raspa.

—Estuviste mucho tiempo dormido, eso era predecible —su mano llegó a mi cabello, acariciandolo con cuidado.

Entonces recordé lo que había pasado la noche anterior. Mi cuerpo se puso tenso, no veía por ningún lado a JungKook, debía estar enojado.

—¿Y mi celular? —dije apresurado, James me miró indiferente, y con un movimiento de cabeza, me indicó que estaba en su escritorio.

Me levanté y miré la fecha, era tres de enero, había dormido casi dos días, desbloquee mi teléfono y creí tener un montón de llamadas y mensajes, pero no, no había nada, entré al chat que tenía con JungKook, su última conexión había sido a las tres de la mañana.

Porfavor, corrompemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora