•Daddy Yankee

1.5K 151 121
                                    

POV. JUNGKOOK


Habíamos planeado ir con ropa similar a la fiesta, era algo que queríamos hacer desde hace tiempo y la fiesta nos daba una buena oportunidad.

Compramos chaquetas de color verde que traían una gorra de tela gris, no estaban tan calientes y tampoco tan frías, eran perfectas. Llevábamos pantalones de mezclilla con botas negras, mi camisa era blanca y la de él oscura, a pesar de traer lo mismo, se nos veía diferente.

No dejaba de mirarlo, sus piernas se moldeaban con los jeans demasiado bien, su cabello estaba peinado hacia atrás, amaba el rubio de su cabello, me traía babeando.

—¿Tienes todo? —me preguntó mientras se colocaba bálsamo en los labios.

Salíamos de mi casa y nos estábamos subiendo a la moto, pero es que no dejaba de verlo por lo que no contesté. JiMin siempre se veía bien, el uniforme de la escuela me hacía fantasear, siempre usaba botines, lo diferente era su cabello, se veía tan sexy peinado de esa forma.

—Amor, te estoy hablando —cuando puse atención me estaba pasando su mano por mis ojos, parpadeé unas veces para despabilarme. No podía creer como me tenía —llevas babeando horas —dice burlón, colocándose el casco.

—Es que te ves jodidamente sexy —le contesté, logrando ver como sus mejillas se sonrojaban —no puedo creer que tenga un novio tan guapo y perfecto —lo agarré de la chaqueta y lo acerqué a mí, no podía besarlo por el casco, pero comencé a pasar mis manos por su espalda.

Recargué mi frente en su hombro, aspirando su aroma, era fresco y algo dulce, pareciera que ese perfume fue hecho para él, le quedaba muy bien, parecía su marca personal. Mis manos bajaban de a poco por su espalda y sentí como sus dedos apretaban mi ropa, tratando de sostenerse

Bajé más hasta llegar a su trasero, lo apreté con ganas sacando un jadeo de JiMin, al notar que no hizo nada, deslicé una de mis manos hasta sus piernas, metiéndolas entre ellas; de repente que el rubio se separó.

—JungKook, estamos en la calle —su voz era baja y trataba de acomodarse la ropa, sus nerviosos se notaban y no pude estar más contento por lograr ponerlo así con acaricias cortas.

—Eso nunca te ha importado —sonreí tomando su mano para que se subiera detrás de mí, lo hizo sin decir nada más, arranqué y nos fuimos.

Llegamos a la ubicación pronto, había mucha gente, bastante, la música era muy fuerte y ya había personas borrachas. Estacioné mi moto entre dos autos que eran de vecinos, al menos ahí no le pasaría nada, nos bajamos, quitamos los cascos de nuestras cabezas y cruzamos la calle agarrados de las manos.

—¿Te confirmó Lautaro si va a venir? —preguntó tratando de subir la voz sin gritar, la música estaba alta y aún no entrabamos.

—Si, pero dijo que llegaría cuando nosotros estuviéramos aquí.

—Al entrar le mandas mensaje —terminó diciendo, caminando por el porche con muchos jóvenes alrededor, tratando de no pisar las latas de cerveza vacías o a medias.

Entramos y puta madre, estaba llenísimo, apenas y la puerta se abría, entrelacé mis dedos con los suyos para sostenerlo firme, tratábamos de abrirnos paso hasta llegar a la sala. La casa era grande, la familia de Elena era de dinero, y aun así no bastaba, llegamos al sillón y ya había una pareja besándose.

JiMin ni siquiera los miró, buscaba a Ana con la mirada, hasta que lo interrumpí tomándolo de la cintura, pegando su cuerpo con el mío, robándole un beso que duro apenas unos segundos, le miré a los ojos, logrando perderme en ellos.

Porfavor, corrompemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora