•De mí aprendes™

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Pov. Jungkook

Mierda, antes de que lean no quiero que piensen que soy ninfomano o algo así, aunque así suene, pero por favor, JiMin era muy deseable...

Jueves en la mañana, sexo en la habitación. Jueves en la tarde-noche sexo en la lavandería. Viernes en la mañana, sexo en la regadera. Viernes en la noche, sexo en la cocina, si; otra vez.
Sábado en la tarde, sexo en la sala. Sábado en la noche...

—Ahhh Jungkook, dame más –me gemía JiMin abajo de mí.

Hacía dos días que ya no utilizaba la venda en mi cabeza, apenas ese día pude comer algún sólido, era rara la recuperación tan rápida que llevaba, tanto así que ambos nos asustamos y planeabamos ir a urgencias a la mañana siguiente, pero bajo las circunstancias, iríamos a medio día.

—Que goloso es tu pequeño cuerpo –le dije al oído mientras tomaba sus manos, al mismo tiempo movía mis caderas en penetraciones fuertes, podía sentir en mi nuca cómo al rubio se le iba el aire.

—Ah...Ah ¡oh mierda, ahí! –me encantaba como JiMin me exigía durante lo hacíamos, solo me provocaba más, alteraba mi lívido.

Escucharlo así, ponía mi cuerpo muy caliente, de manera literal. Comencé a embestirlo con demasía, su pequeña próstata estaba siendo violada.

Y que mejor para mí, tener esa escena, donde yo era el causante de ver cómo mi amante se retorcía de placer, como sus órbitas tiritiaban. Era cómo... sentía como si fuera el creador del arte más perfecto que existía, porque verlo desde ahí, con sus ojos entrecerrados, la boca abierta, JiMin no dejaba de gemir. Los gemidos de JiMin eran agudos y sutiles, a veces fuertes, a veces suaves, siempre buscaba un dejé de exageración o que los fingía, pero, al golpear ahí.

—¡Ahhhh Jungkook! te ...te sientes bie- ....¡ahhh, cielos!

Comprobaba una vez más que era muy sensible en ese punto, porque cada vez que gemía mi nombre, yo sabía que lo estaba haciendo bien.

Poco después él se dejó correr, manchando mi abdomen y el suyo, y por primera vez me corrí junto a él.

—¿Te viniste conmigo, cierto? –no fuí el único que lo notó. JiMin sonreía y yo le regresé una de vuelta.

—Si –rió un poco, lentamente me salí de su interior, era mi peor parte, era muy cálido.

Me quité el condón, lo amarré y lo aventé por ahí en la habitación, JiMin me miraba enojado, lo cual ignore porque me acosté junto a él abrazándolo.

—Estoy cansado, durmamos –dije mientras me acomodaba en su cabeza.

—No se cuantas veces deba decirte que no puedes tirar tus globos con semen por dónde sea –reclamó mirándome, lo miré divertido, aún que no duró mucho pues hacía un gesto de dolor, mientras se encogía tomándose el estómago.

—JiMin ¿que tienes? –me recargue en mi brazo, pasando mi mano sobre su hombro –pareces embarazado.

—No seas idiota –se quejó, encogí mi nariz en desaprobación –es que, hace días que el estómago me duele, y no se porqué.

—¿Será algo que comiste? –pregunté tratando de ponerlo en una posición cómoda al ver que él se movía.

—Como lo mismo que tú, no lo creo.

Porfavor, corrompemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora