•Jodido

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POV. JIMIN

Si bien Kook manejaba rápido, en ese momento lo hacía más. No tardamos nada en llegar a mi casa, bajé de la moto quitándome el casco y luego tomar mi mochila, en cuanto el hizo lo mismo, lo tomé de la muñeca para entrar a mi casa lo antes posible.

Mi corazón comenzó a latir fuerte cuando entré a la casa, JungKook me hablaba, pero no podía entenderlo, ya no era tanto por lo que iba a ocurrir en mi cuarto, sino que uno de mis rumies estaba en casa.

No sabía si era el mexicano, en el peor de los casos, el británico, se escuchaban sonidos en la cocina, como si buscaran algo, corrí escaleras arriba con JungKook siguiéndome.

—¿JiMin, ya llegaste? —gritaron desde el primer piso estando ya caminando a mi habitación. Obviamente no contesté.

Al entrar cerré en silencio mi puerta y le puse candado; al girar sobre mis pies y apoyarme en la puerta, sonreí tímido mirando a JungKook, pero él se veía molesto y tenía los brazos cruzados.

—Dijiste que no había nadie —reclamó con el ceño fruncido.

—Bueno... fue más una suposición que una afirmación —sonreí de oreja a oreja, encogiéndome de hombros, el pelirrojo puso los ojos en blanco y chasqueó la lengua.

—JiMin, yo no quiero proble... —decía cuando la puerta de mi alcoba fue tocada, el agrandó los ojos en sorpresa, soltó un suspiro nasal molesto.

Era día en que JiMin no iba a coger, lo sentía al otro lado de la puerta.

—¿Estás ahí? —preguntó Julios, pero no contesté —No te hagas, sé que eres tú.

—Julio, no quiero salir —dije, más asustado, aunque las palabras no lo demostraran, Jeon negaba con la cabeza mientras iba y se sentaba en mi cama, quitándose el suéter de la escuela que llevaba, se cruzó de brazos y con su barbilla hizo un gesto hacía la puerta, dando a entender que dijera la verdad o arreglara la situación.

—Claro que no vas a salir —su voz se tornó burlona y molesta —la moto de JungKook está afuera.

Suspiré resignado, no quería pelear, todos esos días había estado teniendo roces con ellos. Lo acepto, fue mi culpa, y era predecible que Julio apoyaría a James, aunque antes se llevaba mejor conmigo, mi vida con ellos no volvió a ser la misma desde que JungKook apareció, robándome todo mi tiempo y mis deseos porque era en torno a él.

En el fondo me seguía sintiendo mal, y seguiría siendo así, pues resultaría difícil que me perdonaran, aun así, yo no me permitía que eso me deprimiera, errores los cometemos todos. 

—Aquí está —respondí después de unos segundos, mis ojos pasaban por el rostro de JungKook —es mi casa también, puedo traer a quien quiera.

Un silencio hizo presencia por un par de minutos, creyendo que Julio ya se había ido, hasta que un mini grito se escuchó del otro lado.

—James llega a las siete y yo saldré —habló, su tono parecía molesto y a la vez harto, poco a poco se daba cuenta que no me iba a cambiar de parecer en cuanto Jeon —tienes hasta esa hora para sacarlo, no seas sin vergüenza en frente de James, JiMin —el sonido de los pasos bajando las escaleras hizo que me relajara, por lo menos ya se iba.

Caminé hasta JungKook, él tenía la mirada perdida, con el ceño levemente fruncido al igual que sus labios, pensaba en algo que ya había estado en su cabeza, lo sé, pero no sabía que era malo hasta que hizo el gesto de su lengua golpeando su mejilla en el interior.

Tomé sus mejillas entre mis manos, acariciándolas con el pulgar, me acerqué más a su cuerpo quedando entre sus piernas; mis manos las llevé a su cabello y lo abracé.

Porfavor, corrompemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora