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Yoongi miró hacia el pasillo por donde Seokjin se había ido prácticamente corriendo y caminó en esa dirección. Preocupado de que algo le estuviera pasando se paró frente a la puerta del baño pero como esa mañana había comenzado de manera incómoda es que lo dejó solo. 

Volvió por el pasillo y se paró en medio de la bonita sala, los sofás realmente eran pequeños y mientras Yoongi los miraba cayó en cuenta de que Seokjin olvidó que se irían antes del anochecer. No pasarían la noche en la cabaña pero al parecer al rubio se le había olvidado ese detalle. 

—¿Dónde está el señor K? 

Jihwan se paró frente a él y Yoongi tuvo que mirar hacia abajo para poder responderle a su hijo menor. 

—En el baño. 

Su niño lo miró y tenía un leve puchero en sus labios. —¿Todavía estás molesto? 

—No campeón, siento haber sido tan pesado en el auto. 

Jihwan le sonrió y salió corriendo hacia el pasillo cuando escucho que su hermano lo estaba llamando. 

Yoongi suspiró y se sentó en uno de los sofás, acomodó su cabeza en el respaldo y cerró sus ojos. Todavía sentía vergüenza por su lamentable comportamiento, nadie debía haberlo visto de mal humor, ese no era un día para estarlo pero Yoongi no había podido controlarlo. 

No después de sentirse como una basura por haber usado a Hoseok, porque sí, él había estado pensando toda la noche en otro hombre, había fantaseado con la idea de estar con otro y eso lo tenía cabreado. 

Había reaccionado de la peor manera delante de Seokjin y sus niños, no había podido controlar su temperamento pero no duró nada ya que Seokjin se encargó de ponerlo en su lugar. Y Yoongi no sabía que hacer con eso ya que el hombre que le ponía la vida de cabeza al parecer también sabía como tranquilizarlo para que dejara de actuar como un imbécil. 

Los niños comenzaron a discutir en el pasillo y Yoongi tomó aire, nunca era fácil que sus niños estuvieran juntos más de diez minutos sin comenzar una guerra y cuando se iba a levantar Seokjin salió del baño y Yoongi solo pudo escuchar su voz mientras le decía algo a los niños que se quedaron en silencio de inmediato. 

Maldita sea, el tipo era perfecto, bueno había unas sola cosa que lo haría perfecto pero estaba fuera de la mesa. 

—¿A qué hora es el almuerzo? 

El azabache giró su cabeza y lamió ligeramente sus labios ante la imagen de Seokjin y ese cabello rubio un tanto húmedo en las puntas. 

—En media hora supongo, ¿Tienes hambre? 

—No aún, pero quería llevar a los niños a jugar.

Yoongi pensó que quizá deberían almorzar y luego dedicarle la tarde a jugar, pero sus niños estaban impacientes y ya estaban saltando a un costado de Seokjin gritando que estaban aburridos y que querían salir. 

—¿Media hora y luego vamos a almorzar?

Seokjin asintió y Yoongi también, el azabache deseó no sentir todo lo que sentía en su interior al mirarlo. Deseó no haberse fijado en él. 

—¿Que dicen chicos? —Jin se puso su gorra y ayudó a Jihwan a subir el cierre de su chaqueta.

—Está bien —Eunho, que ya tenía su balón de fútbol en las manos fue el primero en salir. 

—Podrías descansar. —Seokjin dijo acercándose al azabache —pareces cansado. 

Yoongi negó y lamió su labio mientras veía al rubio acercarse. Por el rabillo del ojo podía ver a Jihwan muy interesado en la escena frente a él. 

Confía en ¿Mí? (Jinsu-Sujin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora