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—Él está molesto. 

Jungkook alzó la vista desde donde estaba detrás de la barra y asintió cuando la puerta de la oficina de su jefe retumbó por lo fuerte que fue cerrada. O golpeada, más bien. 

—Esta semana ha estado así. —Jungkook dejó el vaso que estaba limpiando junto a los otros y miró a su compañera de trabajo —se ve sexy enojado. 

Ella sonrió de inmediato —a ti todos los hombres te parecen sexys. 

—No todos. 

—Claro que si Jungkook, solo basta que te digan que tienen más de 30 años y ya estás babeando. 

Jungkook rodó los ojos —solo me gustan los que son exitosos, esos que son seguros de sí mismos y ganan su propio dinero —el azabache se encogió de hombros mientras tomaba un nuevo vaso de vidrio —a cualquiera nos podrían gustar los hombres así. 

Sumin asintió pensando, tiró un poco más de desinfectante sobre la madera y siguió limpiando. —Mi hermana a veces cuida a dos niños, viven al frente de mi casa y el papá de ellos es tan atractivo —Sumin lamió sus labios —es padre soltero y todo eso. 

Jungkook arrugó su nariz —no me gustan los niños ni los problemas, prefiero hombres que no tengan familia. 

—Es lindo ver ese lado paternal en un hombre. 

—No me gusta la verdad. 

Sumin se acercó al azabache y mientras lo hacía miró hacia la barra buscando seguramente un poco de privacidad. 

—El profesor Kim está casado y tiene hijos y aún así no te importó coquetearle por una nota. —Susurró. 

—No pasó nada ahí, niña. Simplemente tomé la oportunidad, él es tan descarado y pensé que podía sacar provecho. 

—Y ahora no te deja de molestar. 

Jungkook le dio la razón a su amiga, se habían conocido en el bar donde trabajaban, tenían muchas cosas en común, incluso asistían a la misma universidad. 

—Me dijo que se va a separar —Jungkook se echó a reír —esa es la primera mentira que te dice un hombre casado. 

—Ten cuidado, no me gustaría que apareciera el esposo del profesor a patear tu culo. 

—¡Pero si no he hecho nada! Ni siquiera me atrae como para follarlo. Si él pensó otra cosa no es mi culpa, estoy más interesado en atrapar al policía. 

—Uh si, ¿Cómo te ha ido con eso? 

—Es escurridizo —Jungkook dejó el vaso y lo alineó con los otros usando el mismo paño para no ensuciarlos con sus dedos. 

—Me gustan de esos —Sumin suspiró. 

—A mi me gusta él, pero no se deja. Después de la última vez no creo que vuelva a verlo. 

—Abrimos en diez chicos, la barra tiene que estar impecable, ya saben que al jefe le gusta que esté todo limpio. 

El azabache alzó su dedo en respuesta al administrador y observó su lugar de trabajo, estaba bastante limpio por lo que salió de detrás de la barra y fue hasta el baño de empleados, limpió sus manos cuando terminó de orinar y de vuelta se encontró con la mirada asustada de Sumin. 

El jefe de ambos, el dueño del bar estaba revisando la barra con sus ojos entrecerrados y una mueca sería en los labios que de alguna manera le hacía ver mucho más atractivo de lo que ya era. Sumin había tenido razón mientras conversaban, a él le gustaban los hombres mayores, pero más que eso, le gustaban los hombres que se veían y actuaban poderosamente. 

Confía en ¿Mí? (Jinsu-Sujin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora