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Yeosang.

Nuestra llegada a la cabaña se podría resumir en un desastre.

En primer lugar, Hongjoong había tenido un mareo y después paramos porque se intensificó y vomitó en la carreta, lo bueno es que no lo hizo en el auto, porque probablemente nos hubiéramos retrasado. De todas formas, no lo culpaba, a pesar de que no sabía lo que sentía, lo podía imaginar y comprender, así que nadie decía nada y solo lo apoyábamos.

Después, se habían equivocado en la recepción y nos dieron una cabaña que Jongho no había reservado. Él y Mingi comenzaron a reclamar y pedir a un encargado que pudiera resolver el problema. Pocas veces Mingi actuaba así y cuando estaba enojado daba miedo, incluso más con esa voz grabe que tenía y el muy maldito sacaba provecho de eso.

Al final no nos dieron la cabaña que queríamos y nos tuvimos que quedar en la recepción, por el momento, hasta que pudieran resolver el malentendido, porque la que pedimos no había cupos y quedaban las más caras y más baratas. Lamentablemente, no teníamos la playa cerca.

—En unos momentos resolveremos su problema —nos dijo la recepcionista.

—Eso espero, porque mi amigo está embarazado y no queremos que por esta situación le ocurra algún problema —le dijo Mingi apuntando a Hongjoong, la recepcionista asintió varias veces.

—Si necesitan algo me lo pueden hacer saber.

Nos sentamos en la sala, había varios sillones y atrás de este, en un espacio más amplio, una estantería con varios licores. Pareciera como si en la noche se volviera una taberna, pero era mala idea decirles a los chicos que bebiéramos algo, la última vez termino en, literalmente, una bendición.

—Tengo hambre —murmuró Hongjoong, cruzándose de brazos en el sillón.

—Sí, deberíamos ir a almorzar —Jongho miró su celular—. Ya es hora.

Íbamos a ir a almorzar, pero había un problema: no sabíamos donde dejar nuestros bolsos. Al menos el mío era grande, porque era un poco friolento y tenía también mis cosas de skincare, así que miré a los chicos y ellos parecían estar igual.

—¿Iremos con nuestras cosas? —pregunté—. Tengo mis cosas de skincare y se van a dañar si muevo de aquí para allá el bolso.

—Mejor hay que dejarlos en el auto, podemos ir a un restaurante y volvemos a ver que pasa con la cabaña —dijo Yunho.

Volvimos al estacionamiento y subimos al auto, después de dejar nuestras cosas en la cajuela, Yunho manejó hasta llegar a un restaurante cercano, el cual San buscó por internet. El lugar era bonito y tenía una vista al mar que compensaba el mal rato que habíamos pasado. Nos sentamos en una mesa ubicada en un gran ventanal y miramos la carta. Unos segundos después, llegó el mesero, nos pidió la orden y luego de veinte minutos nos trajo la comida.

—Creo que me pasaré la tarde durmiendo —dijo Hongjoong.

—Eso si logran darnos la cabaña —dijo Wooyoung, llevándose una cucharada de comida a la boca.

—Espero que sí, porque me siento cansado —continuó Hongjoong—. Esto del embarazo es terrible y apenas iré para el segundo mes. Además, en tres semanas más entramos a clases.

—Es cierto, ya me estaba acostumbrando a no hacer nada y estar todo el día con el ventilador —dijo Yunho.

Había días calurosos y otros no tanto. Yo me la pasaba en mi habitación viendo series o leyendo algo. En realidad era bien nerd, me gustaban leer mangas, ver anime y estar en redes sociales comentando sobre los animes que veo, interactuaba con muchas personas, la mayoría eran extranjeros, por lo que tenía que usar el traductor, pero la pasaba bien en mi mundo.

midnight mess | seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora