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Seonghwa.

—¡¿Qué te pasa, animal?! —me gritó, quitándose la sangre del labio. Mis cejas seguían fruncidas y respiraba rápidamente.

Estaba muy enojado.

—¡¿Qué mierda de pasa a ti?! —le grité de vuelta—. Vienes aquí a hablar mierda de Hongjoong. No lo conoces, no sabes nada de él, por lo que está pasando o como ha sido todo este proceso. No te vuelvas a atrever a decir algo sobre él.

Vi que iba a hablar, pero estaba tan enojado que no quería oírlo, me acaba toda la paciencia que tenía. Muchos de mis compañeros me tomaban como alguien pacífico, que nunca me metía en problemas y que siempre estaba dispuesto a ayudar, que ni siquiera decía malas palabras. Pero todo eso había sido sorprendente para ellos, incluso para mí.

Podría soportar que hablaba de mí, pero no de Hongjoong y mi hijo.

—¿Por qué lo defiendes tanto? —preguntó, mirándome de reojo, enojado también. Unos chicos lo tenían de los hombros. Y a mi Yunho y Dakho.

—¡¿Y eso a ti qué mierda te importa?! —me acerqué a él, pero Yunho y Dakho me detuvieron—. No eres mi hermano, mi papá o mi amigo. No eres más que un compañero insoportable de carrera que mete sus narices donde nadie lo llama, que se escabulle como la rata que es entre todos nosotros para conseguir algo, porque ni siquiera eres alguien aplicado, siempre quieres que te ayuden, eres como una mochila que a aquí todos tienen que cargar. ¡Ya me tienes harto! Hongjoong y nuestro hijo no tienen nada que ver contigo y tus cotilleos de mierda, así que deja de hablar de él, no te metas con mi mejor amigo, porque a la próxima ni Yunho ni nadie me detendrá.

Levanté mi mochila que anteriormente había caído al suelo, me di la vuelta y me fui en dirección al departamento. Yunho me siguió también.

—¡Bravo! —me dijo, sonriendo y caminando a mi lado—. Ya alguien le tenía que decir sus verdades.

—Soy infeliz cada vez que veo su cara —murmuré.

—¿La cara de quién? —preguntó Mingi al vernos, llevaba unas hojas en su mano derecha y en la otra sujetaba la correa de su mochila.

—La de Dongsun —le dijo Yunho.

—Ahg... —hizo una mueca—. Te apoyo.

Llegué con los chicos hasta el departamento porque me querían curar las pocas heridas que tenía, las cuales solo resultaron en mi pómulo derecho un poco inflamado y sangre en mis labios por el golpe que me había dado, pero él quedó peor, o lo que se podría considerar.

—¿Qué te pasó? —preguntó Jongho cuando nos vio en la sala, con el botiquín encima de la mesa de centro y a Yunho pasando un algodón con alcohol en mi labio.

—Se peleó con un compañero —le dijo Mingi.

—¿De verdad? ¿Con quién? —se acercó a nosotros, interesado.

—Dongsun —le respondió.

—Ah, ¿qué hizo ya? —alcé una ceja—. Bueno, es un poco famosillo en mi generación.

—¿Qué hizo? —pregunté.

—Discutió con un profesor afuera de la sala, de hecho, teníamos clase con ese profesor y él llegó y comenzó a reclamarle, no recuerdo qué cosa —hizo una mueca.

—Les dije que es una rata —murmuré—. Ya, no hablemos de él.

—Jongho, adivina qué —le dijo Yunho, pero este frunció el ceño—. Mingi es nuestro delegado.

Jongho llevó su puño sus labios para evitar reírse, pero falló, entonces Mingi lo miró mal.

—Suerte entonces —le dijo—. ¿Y como vas?

midnight mess | seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora