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Seonghwa.

Mis días junto a Minhee habían sido fantásticos, creo que nunca me había sentido así antes. Era como un sueño hecho realidad, entendía mi espacio y yo el de ella cuando las cosas externas nos abrumaban y a veces salíamos a tener citas como si fuera la primera vez.

También conocí a sus padres, y ella a los míos, fue un momento agradable porque sus padres eran iguales a ella. Me habían pedido cuidar de su hija y yo tenía planeado ser el mejor novio del mundo. Claramente, había dificultades, pero ella lo valía.

Y yo, al concentrarme en todas esas cosas, había olvidado a alguien importante también: mi mejor amigo. A pesar de eso, Hongjoong no me contactó, si bien antes lo hacía seguido, es como si hubiera algo en el que finalmente decidiera en darme mi espacio en cuanto a mis relaciones, porque a veces él opinaba cosas sin que yo se las consultara, pero supongo que solo se preocupaba por mí, después de todo, nos conocíamos de hace años y era natural querer lo mejor para el otro.

¿Será acaso que se dio cuenta de que Minhee era lo mejor para mí?

De todas formas, había algo que mis padres me pidieron, y es que querían que Hongjoong y yo pasáramos un fin de semana donde ellos. Entre todo el bochorno de mil cosas que tenía encima, se me había pasado preguntarle a mi amigo si podía y, lo peor de todo, es que a mis padres les dije que si iríamos.

Aquella tarde de día viernes, Minhee salió del departamento luego de que ella estuviera ayudándome con algunas cosas de las tutorías, y uno que otro beso también. Por lo que la hora se me había pasado y el tiempo para llamar a Hongjoong y consultarle también. Siento, las siete de la tarde, marqué a su número y esperé a que me contestara.

—¿Hola? —escuché su voz, no se había demorado tanto en contestarme, como si lo estuviera esperando y eso que generalmente Hongjoong no respondía tan rápido.

—Hola, Hongjoong.

—Ah, así que no estabas desaparecido.

Lo siento, estaba muy ocupado y...

—Lo sé —me interrumpió—. No me des excusas.

—Bien, umh y... ¿Y cómo has estado? —pregunté, pero sentí como un estúpido de inmediato.

—No hemos hablado en semanas, ¿y lo primero que me preguntas es eso? —él comenzó a reír, pero era más una risa irónica, entonces noté que no estaba enojado y de alguna manera eso me alivió—. Bien, y el bebé también.

—Me alegro —respondí rápido. No sabía como decírselo, porque sabía que el embarazo ponía a las personas en un humor que variaba mucho y Hongjoong de por sí ya era una persona así, probablemente lo pondría peor.

—¿Por qué me llamas?

—¿Tendría que haber una razón?

—Siempre hay una razón —entonces me atrapó. Claramente que la había y no sabía como reaccionaria—. ¿Y bien? Estoy ocupado.

—¿Sí? ¿Qué haces?

—Comprando... con mi mamá, dijo que en unos meses mi ropa me quedara algo pequeña y estamos en tiendas de maternidad —lo dijo como si todo eso lo lamentara.

—No creo que te quede pequeña, quizás ajustada.

—De todas formas, solo asistiré a la universidad hasta el primer semestre, así los demás no me verán como una ballena.

—No digas eso —suspiré tras el teléfono—. No serás ninguna ballena ni ningún animal, solo un chico embarazado, esperando a nuestro bebé.

La línea quedó en silencio por unos segundos.

midnight mess | seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora