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Hongjoong.

Mi corazón dio un salto cuando leí ese correo electrónico. Mis manos comenzaron a temblar de manera repentina y las palabras no podían salir de mi boca. Alcé mi mirada y los chicos fruncieron el ceño al verme tan conmocionado.

—¿Pasa algo? —preguntó Seonghwa. Asentí varias veces.

—Lo conseguí.

—¿Qué? ¿Qué cosa? —preguntó Jongho, sirviéndose más refresco.

—¡El intercambio! ¡Me lo dieron! —grité mostrándoles mi celular, con el correo electrónico como evidencia. Ellos parecieron sorprendidos y comenzaron a felicitarme—. Iré a Estados Unidos.

—Sabía que lo lograrías —dijo Seonghwa, acercándose para darme un abrazo, pero fue más largo de lo que esperaba y eso no me ayudaba en nada.

—¿Intercambio? —preguntó Heejung—. ¿Te vas?

—Es solo por un semestre.

—¡Doble celebración! —gritó Wooyoung con su vaso de jugo en alto—. El cumpleaños de Jongho y tu intercambio.

Le sonreí y volví a mirar mi celular. Aún no podía creerlo, ¿esto era de verdad? ¿Si me iría de intercambio? Las palabras felicidades y aceptado se quedaban incrustadas en mi cerebro cada vez que las volvía a leer y quizás era para cerciorarme que nada fuera un sueño.

Pero se sentía tan irreal.

—¿Cuánto es? —me preguntó Heejung desde el otro extremo del sillón.

—Unos días después de año nuevo —pero un hecho sobresaltó mi corazón y de repente comencé sentirme terrible—. Pero... me perderé el segundo cumpleaños de Daehyun —murmuré, viendo como mi bebé comía de unas frutas picadas mientras movía su cuerpo al ritmo de la música leve que había.

—No lo recordará —dijo Wooyoung y yo lo miré mal—. No le tomes a mal, pero te estas poniendo mal por algo que te perderás solo una vez.

—Es el cumpleaños de mi hijo.

—Es verdad —dijo Heejung —. Aún te quedan más cumpleaños.

—Nosotros le haremos una gran celebración, no te preocupes por eso —dijo Mingi y yo hice una mueca.

Pero, de todas formas, era cierto. No podía dejar todo atrás por una festividad que después podría repetir. Así que comencé a enfocarme más en aquella idea, había muchas cosas que debía de hacer antes, o al menos eso me había mencionado Suhyeok cuando le pregunte una vez de curiosidad.

—¡Papa! ¡Papá! —gritó Daehyun, extendiéndole a Seonghwa una galleta toda baboseada.

—No, mi peor pesadilla —dijo Wooyoung, mirando asqueado—. Recibirle a un bebé su galleta con babas.

—No es para tanto —Yunho rodó los ojos—. ¿Qué va a tener? ¿Insectos?

—No digo que te de una enfermedad o algo, a mí me dan arcadas y lo sé porque mis primos pequeños siempre hacían eso cuando eran bebés y siempre me daban sus galletas —comentó Wooyoung, moviéndose como si le hubiera dado un escalofrío—. ¡¿De verdad de lo vas a comer?! —se alteró cuando vio a Seonghwa recibirle la galleta.

—¿Y cuál es el problema? Es mi hijo, no tiene nada de malo.

—Yo lo encuentro algo adorable —opinó Heejung—. Quizás en sus cabecitas inocentes piensan que están haciendo algo grande.

—Wooyoung se altera por todo —dijo Jongho.

—Si has tenido que cuidar varias veces de tus primos o hermanos pequeños. ¡Claro que lo haré! —suspiró—. Eso me pasa por ser el hijo mayor. De todas formas, no es mi culpa.

midnight mess | seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora