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Mingi.

La junta se había extendido más de lo debido. Iba a ser algo de una hora, pero terminó convirtiéndose en tres, y a mí ya me impacientaba el no poder estar en contacto con Yeosang, especialmente porque en la mañana nuestra hija parecía estar más inquieta que de costumbre.

Pero fue diferente en el momento que salí de sala de juntas, miré mi celular de camino a las oficinas y me sorprendió tener tantas llamas perdidas de Wooyoung y mensajes en nuestro chat grupal. Era así, porque Wooyoung nunca me llamaba más de dos veces si no le respondía, luego me enviaba un mensaje que decía «Gigante tonto, te robaré a Yeosangnie si no me respondes» y eso era todo lo que intentaba por contactarme, pero nunca me llamaba más de dos veces y, en aquella ocasión, un total de doce llamadas perdidas.

Entonces, lo primero que hice, fue regresarle la llamada.

—¡Mingi! —fue lo primero que dijo al contestar la llamada.

—¿Por qué tengo tantas llamadas perdidas tuyas? ¿Pasó algo?

—¡Sí! Resulta que ahora mismo estoy en el hospital —me detuve, quedé a mitad del pasillo camino a las oficinas. Mi corazón se aceleró al escuchar que estaba en el hospital, yo sabía que él estaría con Yeosang en la tarde, y si fue así en esa ocasión, eso quería decir que algo le había pasado. Sentía los golpes de mi corazón contra mi pecho, y la incertidumbre crecía—. A tu hija se le ocurrió la gran idea de conocerlos antes de la programación de la cesárea.

—¿Qué...?

Todo mi cuerpo comenzó a temblar, las palabras no me salían y todos mis sentidos habían quedado en estado de shock. Ni siquiera esperé a que Wooyoung dijera algo más cuando corrí hasta mi oficina compartida a buscar mis cosas.

—¿Me escuchaste bien? ¡Reacciona, tu hija va a nacer!

—Voy... voy para allá —le dije, con mi abrigo y mi bolso en una mano, apretando el botón del ascensor—. ¿Él está bien? ¿Y Hyejin?

—Los están revisando... —silencio. Se calló por unos segundos, que me parecieron eternos—. Lo escucho decir que no quiere que aún comiencen si no estás aquí, así que apúrate, corre o vuela, no sé. Te juro que te golpearé el culo si no llegas a tiempo, gigante.

Suspiré, y terminó la llamada. Ni siquiera iba a esperar a tomar el transporte público, no llegaría a tiempo, por lo que solamente subí a un taxi y le indiqué mi destino.

En el camino, solo tenía en mente lo que me acababa de decir Wooyoung: mi hija iba a nacer. Y no solamente ese hecho parecía un remolino en mi cabeza, sino que no sabía con exactitud como estaba Yeosang, y era lo que más me preocupaba.

Quería saber como estaba mi novio, quería saber si le dolía algo, si le incomodaba algo, quería estar ahí para él, tomar su mano y decirle que estaba haciendo un buen trabajo, que siempre lo ha estado haciendo al cargar a nuestra hija por todos esos meses.

A veces no podía creer que realmente Yeosang esté a mi lado, que sea mi novio y yo sea el suyo. Ni siquiera la primera vez que lo conocí, en ese momento, no hubiera demenciado que el chico más hermoso que alguna vez observé podría tener sentimientos por mí. Porque la primera vez que lo vi, ese día lluvioso, cuando nos juntamos todos por primera vez, fue un nuevo descubrimiento para mí.

—Oh... —dijo Yeosang, sentado en el charco. Se levantó rápidamente y Wooyoung se rio de él. había sido un acto que encontré deshumanizante. Quizás era una exageración para mí, pero ¿por qué ese chico tan lindo tenía que pasar por una vergüenza así?

—Ten —le entregué mi paraguas. Bueno, en realidad, era de mi madre. Pero él lo necesitaba más que yo, porque quizás no había visto el pronóstico el clima, y por eso había ido ese día a la universidad con un hoddie sin capucha, o algo que pudiera cubrirlo de la lluvia.

midnight mess | seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora