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Habían pasado exactamente 2 días desde que Louis comenzó a tomar las pastillas.

Las pesadillas, alucinaciones y voces habían parado al igual que las peleas del matrimonio.

O tal vez no...

—Quiero trabajar. —dijo el castaño mientras llevaba los platos de comida a la mesa.

El alfa estaba sentado frente al comedor, en su libreta anotaba algo que Louis no entendía pero tampoco cuestionaba.

No sé atrevía a hacerlo.

—Lou, ya te he dicho que tú no sales de aquí —Le dió una mirada seria y cerró la tapa de su libreta.

—¡Me siento como un inútil! —Gruñó —. Parece que solo estoy aquí para hacerte la comida, lavarte la ropa y calentarte la cama.

—Por supuesto que no-...

—Harry por favor déjame trabajar, no podemos tener cachorros si no tenemos una buena economía —Suplicó sentándose en la mesa.

—Louis, hay mucho peligro allá afuera-..

—¡Lo hay! ¿Y que hay de las pastillas? Ni siquiera sé que estoy tomando porque mi esposo no me deja salir de casa y no sé que pasa a mi alrededor. —Lo señaló de forma acusatoria.

El alfa suspiró mientras tiraba de sus rizos.

¡Por supuesto que no dejaría a su omega trabajar y mucho menos salir!

Suficiente tenía con dejarlo solo en la noche temiendo que algo le pasara.

Pero esta vez podía hacer una excepción, podía dejarlo trabajar en casa de uno de sus amigos dónde sabía que lo cuidarían bien y estaría seguro. Pronto Louis se olvidaría de la estúpida idea de salir de casa y regresaría a su vida normal.

—Louis, tengo que trabajar para traer dinero a esta casa, salgo todos los días para hacerlo mientras tú te quedas aquí y eres feliz y además estás seguro-...

—Harry, por favor...

El alfa suspiró derrotado

—Los Kennedy están buscando alguien que les ayude a cocinar —dijo minutos después —, ¿podrías hacer eso?

Louis asintió emocionado.

—Esta bien, hablaré con ellos —Se puso de pie. — amor, ¿Podrías traerme mi collar? Está donde siempre.

El castaño asintió subiendo la escaleras.

Harry sonrío ladino mientras sentía la llave de su cajonera escondida en la bolsa de su pantalón, tomó el teléfono y marcó el número de la familia.

—Mark.

Styles, ¿Qué necesitas?

—Mi Omega quiere trabajar, le he dicho que estás buscando un cocinero. —Suspiró.

Yo no estoy buscando empleados, Edward.

—Hazme el favor de fingir que lo estás haciendo, no pasará mucho hasta olvide por completo la idea de trabajar. —Suplicó.

¿Y que gano yo?

—Mi esposo cocina muy bien —suspiró —, estoy dispuesto a darte un bote de pastillas, ya sabes... Sé que tu esposa también las toma y ya no puedes acceder a ellas. —Observó sus uñas.

Si puede empezar esta mañana mejor —dijo después de unos minutos de silencio.

Harry sonrió ladino.

Little Secret [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora