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Louis ignoró todo lo que pasaba a su alrededor, el teléfono continuó sonando durante varias horas.

Así que el Omega no tuvo de otra más lanzarlo por la ventana.

Continuó su día escuchando el sonido de la misma gota caer desde el segundo hasta el primer piso, la ignoró porque sabía que eso estaba en su mente.

Con tranquilidad tomó sus pastillas porque no tenía otra alternativa.

Ahora eran las siete de la tarde, Louis había terminado de limpiar y esperaba pacientemente a que su esposo llegara, se levantó del sofá y comenzó a calentar la cena.

Colocó los platos en la mesa junto a unas tazas de té y unas tostadas para colocarles jarabe, también habían otras con queso derretido y algunas con tocino porque era lo que le gustaba a su alfa.

Terminó de limpiar los últimos detalles y se lavó las manos, se colocó de pie frente al comedor y sonrió falsamente cuando el sonido del auto estacionando llegó a sus oídos.

El alfa entró dejando cuidadosamente las llaves en la mesa de entrada, se adentró con calma y Louis se apresuró a llegar a él para quitarle el saco y el maletín.

—Mi amor, ¿Como te fue en el trabajo? —dijo apartandose y dejando el maletín junto con el saco en el sillón.

Regresó a su alfa y está vez le ayudo a quitarse la corbata y desabotonar los primeros botones de la camisa planchada a la perfección.

Harry frunció el ceño por el cambio de actitud tan repentino de su omega.

—Muy bien, hemos tenido un avance en la investigación de Epping —dijo sin más —, ¿Ya está la cena?

—Claro, siéntate te sirvo, mi amor. —Le sonrió y caminó hasta el comedor con Harry siguiendo sus espaldas.

El alfa tomó asiento donde habitualmente lo hacía, Louis le dió un leve masaje en los hombros para relajarlo y después comenzó a servir y prepararle las tostadas a su alfa.

—¿Leche y azúcar? —dijo tomando la taza de té.

—Sin leche y una de azúcar —El alfa contestó mordiendo su tostada.

Louis asintió preparando la taza de té de su esposo, se la entregó y sin más comenzó a comer en silencio.

Harry le veía con los ojos entrecerrados.

—Sobre lo de esta mañana —Suspiró —, lo siento, alfa. Se que estuvo mal lo que hice y creo que debo hacer algo para solucionarlo.

Harry asintío bebiendo de su té.

—Louis, todo está bien. Necesitabas tu espacio y te entiendo, lo único que quería era que te quedaras dónde yo sabía que estabas seguro, pero no pasa nada, lo hecho, hecho está.

El Omega asintió y ambos retomaron la cena.

Cuando ambos terminaron, Louis recogió la mesa y lavó rápidamente los trastes sucios, jadeó al sentir a Harry pegarse en su espalda y besar brevemente su cuello.

—Te espero arriba para dormir, perla.

El Omega asintió y escuchó como Harry se iba, se secó las manos, buscó silenciosamente la llave que había ocupado y la dejó bajo un florero -horrendo, debería comprar otro-.

Porque sí, Louis tenía un plan.

Apagó la chimenea y subió las escaleras, entró a la habitación que compartía con su esposo y se adentró al baño, lavó su rostro, sus dientes y sus manos.

Little Secret [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora