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Si a Louis se lo preguntaban, podía definir su matrimonio en una palabra:

Perfecto.

Cuando era un niño, siempre soñó con un alfa como Harry.

Atento, educado, amoroso, fiel, trabajador.

Si Louis tomaba un diccionario, estaba seguro que la foto de Harry Styles aparecería debajo de la palabra: "Perfecto"

Y eso era verdad, Harry era un alfa perfecto.

En los -ahora- 3 años que llevaban de matrimonio, no habían tenido más de 13 discusiones. Todo era un mundo de caramelo y bombones, un matrimonio que podía definirse como maravilloso y sin defectos.

Aunque Louis tuviese oportunidad de hacerlo, no cambiaría nada de su matrimonio, no cambiaría a su alfa, no cambiaría todas las experiencias y sensaciones que el alfa le había dado y seguro estaba por darle.

Se amaban tanto.

Dejando de lado que Harry organizó una pequeña cena por su cumpleaños número 21, todo había ido de maravilla hasta este día.

El omega suspiró tomando de su taza de té. Miró ansioso el reloj y las lágrimas comenzaron a descender por sus bellos orbes azules, desesperado.

Gimió tirando de su cabello y se acercó rápidamente al teléfono, marcó el número de la oficina de Harry y nuevamente no hubo respuesta.

Harry había salido de trabajar hace más de 8 horas, solo le había llamado para anunciar que había más trabajo de lo normal y terminaría laborando horas extras.

Y eso fue hace 9 horas.

Louis había marcado a la oficina 1 hora después de la llamada y la secretaria del alfa le anunció, que este ya había salido y su jornada había terminado en horario normal.

Así que Louis se preocupó porque Harry aún no llegaba después de tantas horas de ausencia.

La cena que había preparado por el día especial se enfrió en su mesa, las velas se derritieron en sus portadores y las flores de habían comenzando a secar por el calor de la llama.

Se había levantado muy temprano, Harry había bajado a desayunar a regañadientes y se había ido a trabajar sin mencionar o decir nada.

Y Louis frunció el ceño observando el viejo calendario que se encontraba en su refrigerador.

No, no estaba confundido.

Tomó el gesto del alfa con gracia, pensó que quizás tenía demasiado trabajo y estaba muy ocupado.

Solo esperaba que su alfa estuviera bien y todo se tratara de una confusión.

Las horas pasaron.

Ahora eran las 3 de la mañana, el omega estaba sentando en el sillón con las luces apagadas, en sus manos había una taza de té que había preparado para calmar sus nervios, pero no había funcionado en lo absoluto.

Suspiró susurrando y pidiéndole a la luna que le trajera a su alfa con bien.

Se paró rápidamente cuando escuchó un auto aparcar de forma brusca fuera de la casa, dejó la taza en la mesita y corrió hasta la entrada.

No llegó a ella. 

La puerta se abrió primero, Harry entró por esta tambaleándose, tiró sus llaves al suelo y comenzó a caminar agarrándose de las paredes. Louis tembló, el alfa apestaba a alcohol.

Suspiró prendiendo las luces y quiso sonreír cuando el alfa ladeó la cabeza como un pequeño cachorro y frunció el ceño.

—Harry, ¿Por qué llegaste a esta hora? —Limpió sus lágrimas para tratar de disimular.

Little Secret [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora