Little Secret [l.s]

28

—Vístete, tenemos que irnos. —Gruñó colgando el teléfono y enfrentando a su omega.

—¿Qué? —El castaño enrolló las mantas en su cuerpo y se sentó en la cama.

Harry volvió a gruñir mientras comenzaba a ponerse su ropa interior, rodó los ojos volteando a ver a su omega y suspiró.

—¿Todo te lo tengo que repetir dos veces? Te he dicho que te vistas. Ya apúrate. —Gruñó.

El castaño frunció el ceño, se levantó y comenzó a vestirse.

—¿Ha sucedido algo? ¿Todo está bien, cariño? —Preguntó con un murmuro.

Harry bufó, talló su rostro con desesperación e intentó conservar la calma.

—Louis, solo vístete y ya, tenemos que irnos.

El omega terminó de vestirse, se dirigió al baño, lavó sus manos y su rostro con agua helada, regresó a la habitación y encaró a su esposo.

—¿Todo está bien? Solo quiero saber eso, si necesitamos salir de emergencia es por algo.

El ojiverde gruñó y comenzó a guardar toda la ropa regada en la maleta, la cerró y salió de la habitación sin dirigirle la palabra a su esposo.

Louis frunció el ceño y lo siguió, ambos llegaron a la planta baja. El Omega fue el primero en hablar.

—¿Harry?

—¿Qué quieres? —dijo desesperado y molesto.

—Solo quiero saber si todo está bien, estábamos allá arriba y-...

—¿Ahora me vas a reclamar porque no tuvimos nada? Eres increíble. —Negó con una sonrisa altanera.

Louis se indignó.

Boqueó un par de segundos con el ceño fruncido, llevó las manos a su cadera y gruñó.

—¡Por supuesto que no! —Rodó los ojos molesto —. Estamos a punto de estar juntos, te llaman y después me dices que tenemos que irnos, no entiendo que está sucediendo.

—Louis, solo sube al maldito auto y cállate de una vez porque me estás dando un puto dolor de cabeza. —Se agarró el puente de la nariz con desesperación.

—Por supuesto que no, no voy a irme sin antes decirle a mi papá, sobre todo porque no me has dado ni una sola explicación.

—Bueno, entonces regrésate cuando y como quieras, no tengo tiempo para estás estupideces. —Gruñó aventando la maleta al suelo y saliendo de casa.

Louis gimió asustado al escuchar el portazo.

Suspiró y arrancó una hoja de una libreta que encontró, le pidió disculpas a su padre por irse de imprevisto y por no poder asistir al entierro de Thomas ya que este estaba programado para mañana.

Gimió al tomar la maleta que se sentía más pesada de lo que recordaba. Abrió la puerta con mucho esfuerzo y dejó la maleta en el porche delantero. Corrió hasta el auto y golpeó la ventana para que el alfa bajara el cristal.

Apenas lo hizo el castaño tembló al observar los ojos fríos de su alfa.

Se sentía como si no conociera a la persona que estaba frente a él.

—¿Puedes ayudarme con la maleta? Por favor —Preguntó apenado.

Harry rodó los ojos, bufó y salió del auto, caminó hasta la maleta y la cargó con facilidad hasta guardarla en los asientos traseros. Cerró con un portazo y se adentró observando que su esposo ya estaba en el asiento copiloto.