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Harry besó los labios de Louis con dulzura y amor. Llevó su anillada mano hasta la casa donde seguramente ahora vivía un hermoso y ansiado cachorrito; ronroneó gustoso y se separó para limpiar las lágrimas de felicidad que continuaban saliendo burlonamente de sus orbes esmeralda.

Louis cerró los ojos y se dejó acariciar. Le gustaba la atención que estaba teniendo, Harry lo hacía sentir tan especial, tan amado, tan querido, tan importante, que no sabía que haría el día que este le faltara de alguna manera.

El alfa borró su sonrisa, se puso de pie y comenzó a rastrearse a sí mismo. Louis, ante la falta de contacto abrió los ojos y observó al alfa con el ceño fruncido.

—¿Qué pasa? —Sonrió un poco nervioso.

—Tenemos que ir al doctor —Murmuró observandolo fijamente y sin parpadear —, tenemos que confirmar que mi hijo está bien y... No lo sé, quiero saber cuánto tiempo lleva aquí adentro.

Harry sonrió y se acercó a su esposo, pinchó con un dedo la pancita plana y espero recibir una patada como repuesta.

Obviamente, terminó por recordar que su cachorrito aún era muy chiquitito y aún no podía patalear en la pancita de su papá Louis.

Gruñó por lo bajo. Acomodó su camisa de vestir y observó a su omega.

—Cámbiate, tenemos que ir al doctor.

Louis resopló. Soltó una risilla e infló las mejillas mientras ponía las manos en jarras.

—Es de noche. —Murmuró.

—¿Y? —Alzó una ceja.

—¿Cómo qué, y qué? Nadie nos atenderá a esta hora. —Rodó los ojos.

Harry bufó. Se acercó a la ventana y observó el exterior. A sus manos llegaron las cortinas, las analizó y frunció el ceño.

—¿Por qué están rasgadas? —Volteó para observar a su omega.

Louis abrió los ojos de manera exagerada, observó las cortinas con miedo y después agachó la cabeza. Bufó y se echó en la cama.

—M-me... —Suspiró — estaba yendo al baño y m-me resbalé, tuve que agarrarme de ellas y, eso. —Sonrió.

Harry entrecerró los ojos.

Observó al castaño y comenzó a rodear la habitación. Suspiró mientras negaba.

—Fingiré que te creo.

—¿Por qué no deberías hacerlo? —Sonrió un poco.

El alfa sonrió mostrando sus hoyuelos con inocencia.

Se sentó en la cama y tomó la mano del castaño para depositar un suave beso en el dorso.

—Es parte de mi trabajo descubrir cuando alguien me está mintiendo. Y el lazo tampoco te está ayudando, cariño.

Louis borró su sonrisa, observó a su alfa y contempló los ojos verdes opacos que ahora estaban presentes. Tembló un poco y carraspeó.

—Harry...

—Si no quieres decirme que pasó está bien —Gruñó —. Pero necesitas cambiarte, debemos ir al doctor.

El castaño se levantó de la cama con evidente enojo, gruñó y puso las manos en jarras para observar a su esposo.

—No iremos al doctor. Ya es tarde y quiero dormir. —Demandó con el mentón levantado.

El alfa lo observó en silencio. Recorrió su cuerpo con la mirada y soltó un gruñido antes de ponerse de pie y rodear al castaño.

Little Secret [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora