Al ir hacia la puerta me encontré a Carla parada frente a la misma sosteniendo lo que parecía un pastel de chocolate.
-Lamento llegar tarde, el... trabajo se extendió, aunque compré un postre de camino. -Dijo, ante esto mi madre se veía contenta.
-Claro pasa. -Dijo mientras la invitaba a pasar, mi familia se veía sorprendida por tal aparición, un poco insultante para mi, pero se los dejaré pasar.
-¿Cómo llegaste aquí? -Pregunté.
-Dejaste la puerta abierta al salir, por suerte una chica que pasaba cerca sabía donde vivías y nos dijo como llegar. -Espera ¿Ellas empezaron a poder ver la puerta?
-¿Y el postre?
-Cuando pasé la puerta mis monedas se volvieron papel, aunque una amable señora me explicó que en este mundo esto cumple la función de las monedas metálicas del nuestro... además, si iba a conocer a tu familia no quería llegar con las manos vacías -Mientras trataba de procesar la bomba que me acababan de tirar sonó el timbre de nuevo, esta vez era Rosa con un pastel de fresa y escondiendo sus orejas de lobo en su pelo.
-Lamento llegar tarde, el... trabajo se extendió, aunque compré un postre de camino. -Ante esto mi madre me miró con la rabia de mil infiernos, pero por suerte Carla se asomó.
-¡Ah! Rosa ¿También viniste? Señora mamá, ella también es novia de Marcos. -En ese momento su ira se volvió confusión, yo solo me encogí de hombro como diciendo "Cosas que pasan".
-Sí... es mi hijo. -Dijo mi padre al ver entrar a la segunda chica.
-Solo por curiosidad ¿Cuántas de ustedes cruzaron la puerta? -Fue entonces que el timbre volvió a sonar, siendo ahora Luna (en su cuerpo humano cortesía de Sellin) y con un helado grande.
-Yo.... -Dijo la chica.
-¿Novia de Marcos? -Preguntó mi madre algo harta ya.
-Sí.
-Ya que... pasa. -Dijo mientras le abría, en ese momento estaba cerrando la puerta, pero se detuvo un segundo antes, abriendo de vuelta para encontrarse a Selina (La maga) que estaba por tocar la puerta con una tarta en sus manos.
-No hace falta que lo digas, las demás ya están aquí. -Dijo mientras la chica pasaba.
-Definitivamente es mi hijo. -Dijo mi padre orgulloso (Creo que es la primera vez que estaba orgulloso de mí en mi vida... discúlpenme necesito un trago) mientras reflexionaba sobre mi mediocre vida mi madre me apartó un momento.
-Sé que antes rezaba para que consiguieras novia... pero esto ya es demasiado ¿Qué pasó?
-¿Quizá rezaste muy fuerte? -Dije encogiéndome de hombros.
-No le vuelvo a llevar una caña blanca al gauchito gil en la vida. -Dijo mi madre.
-¿Entonces me la puedes traer a mi? -Preguntó mi padre.
-No.
-Valía la pena el intento. -Dijo mi papá mientras se encogía de hombros, en ese momento volvió a sonar el timbre.
-¿En serio? -Ok estoy seguro que esta vez no soy yo. Al abrir, la diosa que me dio la puerta al otro mundo estaba en la puerta.
-¿Está Marcos aquí?
-Sí ya se el cuento, novia, trabajo se hizo tarde, ya entra. -Dijo mientras la hacía pasar.
-Eso fue un poco rudo. -Se quejó la diosa mientras entraba, en ese momento se acercó a mí y las chicas.
-Ok en primera ¿Qué mierda? y en segunda ¿Por qué están todas aquí?
-Historia graciosa... iba a una cena familiar... y dejé la puerta abierta.
-Aún así no deberían poder verla. -Se quejó la mujer.
-Supongo que pasar tanto tiempo cerca de mí las hizo verla. -Dije encogiéndome de hombros, por su parte la diosa se veía preocupada.
-Carajo si la jefa se entera de esto me va a patear ahí abajo y le agarró el gusto a usar punta de hierro. -Decía asustada mientras se agarraba la entrepierna.
-De momento entonces, creo que lo mejor es disimular y tratar de que nadie note que cruzamos la puerta. -Sugirió Carla.
-Supongo que no hay opción. -Tras aquello la comida familiar transcurrió como de costumbre, gritos, borrachos, bailes, la gente se me amotinaba encima, varios de mis tíos y primos veían con cierta admiración mi "logro". Para cuando todos se fueron ya estaba oscureciendo.
-Creo que deberíamos ir volviendo. -Dije, aunque mi madre me miró preocupada.
-No hay más autobuses.
-Bueno, no está lejos y... -Pero entonces mi padre sonrió.
-¿Por qué no se quedan esta noche? Con la borrachera de todos dudo que sea buena idea caminar por las calles. -Supongo que tienen un punto. Al final terminamos acomodando varios colchones juntos en mi antiguo cuarto.
-Traten de descansar. -Dijo mi madre.
-Tardamos una hora en dormirnos, hay condones en el primer estante. -Dijo mi padre. Con eso dicho se apagaron las luces.
-¿Condones? -Preguntó Rosa.
-La pieza de goma que vendemos en la tienda.
-¿La qué te pones ahí abajo cuando hacemos "eso"?
-Exacto. -Respondí, en ese momento todas vieron el primer cajón de mi mesita de luz.
-Ya váyanse a dormir monos calenturientos. -Se quejó la diosa mientras nos daba la espalda, tras eso también me dormí un rato. Un tiempo más tarde, Carla y las chicas me despertaron.
-Ya pasó una hora y encontramos el primer cajón. -Dijo Luna.
-Esperen, saben que no estamos solos...
-Ya está dormida. -Dijo Rosa mientras comenzaban a bajar mis pantalones. No contaré muchos detalles, pero sí que admito que sentí como que nos observaban, casi como si la diosa invocadora estuviera viendo de reojo.
A la mañana siguiente desayunamos con mis padres y tuvimos que inventar una historia para disimular lo del otro mundo, aunque lo demás en general se conservaba, Carla mencionó que trabajaba como soldado, Rosa en un gimnasio mientras que Selina y Luna eran compañeras de trabajo. Tras despedirnos terminamos por caminar un poco por la ciudad, podría decirse que aprovechamos para tener una suerte de cita antes de abrir una puerta, durante todo este tiempo la diosa (quien nos comentó luego que se llamaba Raquel) nos acompañó en sus propias palabras, para evitar que la "jefa" nos encontrara. Al final no volvimos hasta la tarde, después de almorzar en un restaurante local y descansar en una plaza local volvimos a casa.
-Tu ciudad de origen es un bonito lugar. -Dijo Carla.
-Supongo que ahora entiendo de donde sacas todas esas ideas tuyas. -Agregó entre Risas Rosa.
-Aún así, agradecería que no le comenten a los demás que vengo de otro mundo.
-Sera nuestro secreto. -Dijeron mientras besaban mis mejillas.
-Como sea, mi trabajo aquí terminó. -Dijo Raquel mientras abría un portal, pero antes de irse me miró de entre reojo y pude escuchar que soltaba un pequeño susurro. -Que aguante...