Capítulo 33: Repercusiones

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Tardo cerca de una semana en terminar de prepararse el bazar, aunque pensé en atender la tienda yo mismo, Carla insistió en que mi deber como señor del territorio no me lo permitiría siempre, por lo que le encargué a Luna, Layla y Undyne el trabajo. Finalmente la cama para 8 estaba completa y Samuel se encargó de traerla hasta casa.

-La hice extremadamente resistente... sólo por si acaso. -Dijo el carpintero mientras montaba el armazón en mi cuarto, aunque tomando en cuenta su tamaño, creo que ahora este cuarto es poco más que sólo la cama.

Esa noche aproveché el baño de la mansión para relajarme con el agua caliente, aunque disfruto que la casa esté tan viva, la verdad estos momentos de paz y silencio sí se aprecian.

-Debería pensar en cual será mi siguiente paso para desarrollar el territorio. -Pensé cuando una voz femenina me interrumpió.

-Con que aquí estabas. -Al girar, me encontré a Luna y Rosa desnudas que entraban en la bañera y se sentaban a mi lado.

-Y eso que les pedí que el baño fuera mi momento privado.

-Tranquilo, no es como si hubiera algo aquí que no hemos visto. -Decía mientras me agarraba el paquete.

-Me lo excitas me lo limpias. -En ese momento Rosa también lo agarró mientras miraba hacia otro lado.

-Es que yo sí quiero.

-Como sea, ahora que las cosas se están calmando deberíamos pensar en lo siguiente.

-Justo pensaba en cual sería el próximo proyecto de remodelación del territorio.

-Eso no, me refiero a nuestra relación, una vez que la carretera esté lista, deberías poder permitirte unas vacaciones. -Ahora que lo pienso, desde que llegué sólo he estado trabajando... quizá podría aprovechar para preparar algo.

-No sería mala idea, podríamos visitar la playa o una fuente termal... -Mientras pensaba en eso Carla entró rápidamente.

-Marcos, tenemos problemas. -De inmediato me levanté.

-¿Qué pasa? -Ella se quedó unos segundos mirando mi erección, pero tras eso se volvió a concentrar.

-Tropas reales se encuentran afuera del territorio, mandaron un mensajero. -Por lo visto los problemas no dejan de llegar. Tras secarme y vestirme me fui a reunir con el mensajero, un soldado de armadura brillante y algo joven.

-¿A qué debo el honor? -Pregunté, el hombre me saludó cortésmente.

-Parece un hombre razonable, así que seré directo, le pido por favor que dimita de su puesto como soberano.

-¿Disculpe?

-No podemos permitir que alguien que no ha jurado lealtad al rey dirija un territorio en el reino de Zalazar, por eso le pido que abdique.

-Aunque lo hiciera la gente no aceptará a los Donovan de vuelta.

-No hace falta, el rey pondrá otro vasallo a cargo. -La verdad esta situación me favorecía un poco ya que nunca quise el puesto de todas formas, pero no podía evitar sentir que esto se saldría de control. Mientras hablaba en ese momento Carla intervino.

-La gente puso a Marcos como señor por deseo colectivo, si lo destituye habrá guerra.

-Pero si no abdica también habrá guerra. -Dijo el mensajero.

-Parece un hombre razonable caballero ¿No hay otra forma? -Dije mientras pensaba sobre la situación.

-Desgraciadamente no, no queremos un baño de sangre, pero si nos retiramos sin resultado alguno la pena será a nuestra orden de caballería. -Por lo visto todos aquí estábamos entre la espada y la pared, claro, podría derrotarlos fácilmente, pero eso sólo provocaría una guerra e impediría a los comerciantes negociar, a largo plazo perderíamos nosotros, mientras pesaba en ello Layla, quien estaba escuchando entonces intervino.

-Si el rey quiere un vasallo dominando el territorio y la gente quiere a Marcos ¿Por qué no lo volvemos a él un vasallo del rey? -En ese momento todos la miramos.

-Eso podría funcionar.

-Pero si lo hago ¿No tendría que vivir y servir en la capital? -En ese momento el mensajero negó con la cabeza.

-Como vasallo con territorio sólo tendrías que pagar un tributo anual, aunque deberías pasar primero una prueba y hacer un pacto de lealtad para con su majestad.

-Si es así... supongo que eso sería la solución.

-Informaré al almirante sobre su deseo de servir al rey, si las cosas salen bien, en unos días partiremos a la capital para que presente sus respetos a su majestad.

-Entiendo. -Así el hombre se fue de nuevo con las legiones estacionadas en la frontera.

Tres días más tarde las chicas y yo partíamos hacia la capital para presentarme ante el rey como un vasallo oficial...

Mi gran mercado en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora