-¿Mecha? ¿Qué quiere esa gente conmigo? -Pregunté molesto.
-Ahora que D ya no puede comerciar con ellos decidieron retomar su plan inicial.
-Ya les dije que aunque les diga donde consigo estas cosas no podrán acceder.
-Pero tú sí.
-¿Así que planeas secuestrarme? -Dije mientras movía mi dedo al gatillo.
-No... me pidieron que te llevara para negociar.
-¿Por qué debería confiar? -El asesino sonrió.
-Alguien tiene que hacerlo. -Podía notar que en sus palabras no había duda.
-Necesito algo para confiar. -En ese momento el asesino tiró sus espadas hacia mis pies.
-No tengo otras armas, puedes inspeccionarme si quieres. -Siento que algo oculta... pero podría ser una trampa.
-Voy a confiar. -Tras aquello recorrimos en carruaje el camino por tres días y tres noches, aunque dormir en el carruaje era incómodo, no podía arriesgarme a que se diera cuenta de la puerta, la verdad dormí poco, diría incluso que apenas lo hice durante esos días, para cuando llegamos a las fronteras del reino de Mecha, un par de guardias con lanza nos detuvieron.
-¡Identifíquese! -Dijo uno de esto, en ese momento el asesino sacó de su bolsillo un pergamino sellado.
-Me conocen como Rogue de las espadas curvas y vengo para completar la tarea asignada por su majestad, si desean comprobarlo ahí lo tienen. -Tras ver el sello los guardias ni siquiera abrieron el pergamino y se movieron a un lado.
-Le deseamos un buen viaje. -Tras esto continuamos el recorrido.
-Probablemente nos tomará otros dos días llegar hasta la capital. -Dijo sonriente el asesino.
-Como sea...
-Oye... te ves bastante desanimado desde que iniciamos nuestro viaje.
-No lo sé, quizá tenga que ver con el hecho de que mi vida fue arruinada por los caprichos de un noble estúpido y ahora viajo junto al tipo que hasta hace una semana trataba de matarme para ver a otro noble, seguramente igual de estúpido que apuesto tratará de joderme, no sé como, pero lo hará... -No sé porque me estoy sincerando tanto con este tipo... pero fue algo que me salió casi natural. Por su parte Rogue solo soltó una risa.
-Sí... a veces hacen eso...
-¿Te das cuenta de que tienes parte de la culpa por ello? -El asesino miró hacia mí.
-Si crees que eres el único que a perdido mucho por los nobles, estás muy equivocado. -En su mirada se podía sentir un odio bastante arraigado.
-Si tanto los odias ¿Por qué haces esto? -El asesino miró al frente y dijo con un tono triste.
-El mundo no es justo chico... sólo piénsalo, tú tuviste una tienda exitosa y una vida tranquila mientras que otros no se les permitió ni tener una humilde granja y terminaron siendo arrastrados por la guerra... no parece justo para nada... -Estaba claro que Rogue tenía más cosas de las que demostraba.
-¿Quieres hablar de ello?
-No...
-Entiendo... por cierto ¿Cómo es el tipo que pidió mi secuestro. -Rogue estuvo pensativo unos momentos antes de responder.
-Es un cerdo... pero al menos es lo suficientemente inteligente como para saber cuando comportarse y a quien no se debe joder.
-Eso espero, por cierto ¿Qué es la marca en tu hombro?
-¿Mi qué?
-El tatuaje en tu hombro derecho. -El asesino sonrió.
-Soy miembro del clan sombra, un gremio de asesinos, podrías decir que es nuestra marca.
-¿No es peligroso para tu trabajo tener algo tan distintivo?
-Mucha gente lo usa para intentar intimidar, por eso no puedes saber cuando es un verdadero miembro y cuando un estúpido queriendo verse más peligroso de lo que es. -Supongo que tiene sentido.
-Como sea, cuando te canses de conducir avísame y continuaré yo.
-¿Cómo puedo saber que no lo usarás para escapar?
-Alguien tiene que confiar ¿No? -Ante esto el asesino rio ligeramente.
-Sí... tienes razón.
Viajamos por otros dos días, pasando por varias aldeas antes de llegar a una ciudad amurallada con muros de piedra altos y nueve puertas que salían a nueve caminos adoquinados. Las calles tenían canales de agua que conectaban con el río que cortaba la ciudad en dos y se conectaba por varios puentes de roca, de un lado del puente, casas de madera, ladrillos de barro y techos de tabla, del otro, construcciones de piedra con decoraciones y tallados en el exterior y edificios de hasta cuatro pisos, de la misma forma, el castillo se encontraba sobre una pequeña montaña de no más de cinco metros desde la caía una catarata que llenaba el círculo de agua que rodeaba la construcción antes de las escaleras.
-Aquí es. -Tras bajar del carro, unos guardias se nos acercaron, una vez más, Rogue mostró el pergamino y estos se llevaron el carruaje mientras subíamos las escaleras caminando. Fue en ese momento que vi que habían algunas cuevas excavadas sobre la montaña que aparentemente servían como establos y barracas para los soldados de menor rango.
Tras subir las escaleras nos encontramos frente a una enorme puerta roja que acompañaba el castillo blanco, tomé un largo suspiro antes de que las puertas se abrieran y diera un paso al frente...