Capítulo 16: Me pagan igual.

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Antes de que me diera cuenta, estaba en la mansión contigua, allí, varias sirvientas se encontraban descansando, la verdad, ver a tipos con traje de mayordomo y sirvienta fumando despatarrados sobre el sofá se sentía extraño.

-Ok ¿Alguien me va a explicar que está pasando aquí? -Dije enojado, en eso la sirvienta anterior asintió.

-Creí que estaba bastante claro, como vasallo de la casa D tu trabajo es cumplir al propósito que te encomendaron los señores, por lo que oí, en tu caso es solucionar los problemas del territorio. -Ok, eso ya lo hacía de antes.

-Sí... eso no va a pasar, así que solo dime donde está la próxima salida de vuelta al pueblo original... o a pueblo tendero, sé llegar desde allí.

-Sí... eso no va a pasar, como vasallo del señor, tu trabajo es quedarte aquí, se te darán todas las comodidades necesarias y puesto que tu posición es importante, tenemos que asegurarnos de que te quedes con nosotros. -Esto me suena a secuestro.

-Tengo una vida afuera.

-Todos lo tenemos.

-¿Qué pasa con mi familia?

-Les enviaremos tu salario para asegurarnos de que estén bien.

-¿Mi negocio?

-Según el joven amo tenías empleados que pueden encargarse de la misma. -Bastardo vende patria.

-¿Mi novia?

-Si lo que quieres es "remojar" -En ese momento miró la casi orgía que se estaba armando en plena sala entre mayordomos y criadas. -Suele haber menos hombres que mujeres en el servicio así que no creo que tengan problemas en que te unas.

-Mira, aprecio el gesto y todo, pero no pienso quedarme aquí. -Fue entonces que la mujer me tomó del hombro y con una fuerza que no sé de donde salió me sentó en una silla cercana.

-Como dije, no puedo hacer eso, ahora siéntese, el señor me encargó que estuviera lo más cómodo posible y como nuevo integrante de nuestro equipo, los miembros del servicio decidieron hacer una fiesta en su honor.

-¿Por eso el alcohol y descontrol?

-No, eso es siempre. -Dijo mientras se colocaba una mesa larga y rápidamente se desplegaban varios platos, mesas y cubiertos, así como mucho y cuando digo mucho me refiero a muchísimo alcohol (por no mencionar otras cosas).

-¡Vamos a celebrar perras! -Grito una criada mientras se arrancaba el traje de maid y quedaba en ropa interior, curiosamente recuerdo verla bastante calma cuando nos recibieron hace unos quince minutos. De cualquier forma, el descontrol era evidente, había gente cogiendo sobre la mesa, borrachos por todas partes y más de tres criadas trataron de bajarme los pantalones por debajo de la mesa, incluso vi a un tipo masticando una mesa de roble, en serio ¿Qué mierda?. Al final me encerré en uno de los cuartos, pero me di cuenta de un olor extraño, al voltear me encontré a un mayordomo de ojos rojos en un cuarto lleno de humo (ya saben de que tipo) con la camisa suelta y la corbata desabrochada.

-¿Escapas del caos de afuera? No te culpo, a veces es mejor sentarse y dejarse fluir. 

-¿Esto pasa seguido?

-Cada noche.

-Creí que los mayordomos eran gente más recatada en general.

-No confundas el trabajo con la gente. -Me sorprende lo profesionales que son entonces.

-Supongo que se merecen mi admiración por ser capaces de disimular tan bien en horarios laborales.

-Gracias por el cumplido... supongo que eso hace un poco más difícil lo siguiente. -En ese momento el mayordomo sacó dos espadas cortas desde bajo la almohada.

-Ok, espera ¿Qué pasa? Si te ofendí o algo perdón, pero podemos solucionarlo.

-Eres buen tipo, así que te lo diré, el mayor de los hijos del amo te quiere muerto, ahora que su hermano ya no tiene título no le va a poder hacer un golpe de estado para arrebatarle el territorio ya que el rey no reconocería su autonomía, pero con la influencia que tienes no sería raro que esa influencia crezca al punto de que el señor actual decida adoptarte y volverte legítimo heredero de el ducado, por eso planeaba fingir que moriste por una sobredosis a causa de las continuas fiestas y cumplir mi misión.

-Espera ¿Están haciendo esto sólo para darte una fachada?

-No, son así siempre. -Cuando traté de abrir la puerta para escapar sentí un golpe que la cerró seguido de varios gemidos de dos chicas.

-De todas las puertas contra las que se podían poner a coger, tenían que elegir esta. -Me quejé mientras veía al asesino acercarse.

-Parece que la suerte no está de tu lado chico...

Mi gran mercado en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora