Capítulo 4: Cuando la guerra se asoma al horizonte.

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Esa mañana me levanté contento, me escabullí del cuarto ya que las chicas seguían durmiendo, lo que me hace pensar que necesitaría conseguir una cama más grande, Selina la maga salió algo deprimida de su cuarto.

-Buenos días. -Dije sonriente.

-Días. -Respondió mientras soltaba un suspiro.

-¿Pasa algo?

-No pude dormir mucho anoche... no tenía sueño. -Dijo mientras bajaba.

-En serio, a veces no la entiendo. -Dije mientras la veía bajar.

Sin darle demasiada importancia comencé a preparar el desayuno para todos, si no me equivoco hoy es sábado, por lo que es el día en que los niños lobo vuelven a casa (seguro ya se preguntaban donde habían estado...) mientras estaba en eso alguien tocó a la puerta, supuse sería el panadero o la boticaria así que abrí con una sonrisa.

-Muchachos, llegan justo a tiempo, justo estaba preparando el desayuno. -Pero al abrirla me encontré a Donovan padre.

-Lo siento, pero este asunto es más urgente. -Al verlo mi expresión se puso más seria.

-Pasen por favor. -Dije a él y sus guardias, quienes pasaron y cerraron la puerta detrás de ellos.

-Estamos en una situación complicada.

-Explíquese por favor.

-Conoces el reino de Mecha.

-No realmente.

-Son una nación en desarrollo, aparentemente comenzaron a experimentar con extraños polvos explosivos, que le han permitido una ventaja en el campo militar. -Probablemente sea pólvora.

-No sé que tiene que ver conmigo.

-Ellos quieren invadir nuestro territorio.

-Así que quieres que les brinde armas.

-No... te lo comento porque lo que quieren es a ti. -Ante estas palabras me quedé sorprendido.

-¿Por qué?

-Tus productos son algo único en el mundo, por eso los comerciantes vienen a diario y la asociación de comercio ha estado creando rutas que conecten con nuestro ducado. -Recuerdo haber visto que la ruta que construimos se estaba expandiendo por fuera del territorio.

-Así que demandan mis productos.

-Demandan la ubicación de donde extraes cada producto. -Eso será imposible.

-Realmente no se puede, cada cosa que traigo viene de artesanos prácticamente imposibles de encontrar. -Decía mientras me recostaba en el respaldo de la silla.

-Desafortunadamente, eso no parece una opción para ellos. -Tras pensarlo por unos momentos logré tener una idea.

-¿Hay algún sitio donde podamos reunirnos con su líder?

-Su campamento está a las afueras del territorio ¿Por qué?

-Vayamos a hablar con ellos. -Entonces uno de los guardias saltó.

-¡¿Estás loco?! Eso sería un suicidio.

-No digo que manden al Duque, digo que me den una escolta, un representante del duque y me dejen ir a negociar, en el peor de los casos seré capturado y ellos se irán. -Todos se mostraban preocupados ante la idea, pero el Duque asintió.

-Muy bien, haremos eso. -En ese momento uno de los guardias habló.

-Mi señor, si perdemos al tendero...

-Si es necesario para asegurar la prosperidad de nuestros súbditos lo haremos, después de todo, son ellos la verdadera riqueza del Ducado D. -En más de un sentido.

-Muy bien, mañana por la mañana partiremos. -Dije mientras el Duque asentía...

Mi gran mercado en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora