Capítulo 41: ¿Te arrepientes?

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Capítulo 41: ¿Te arrepientes? 


De vez en cuando, Renne cobraba vida en aquel débil cuerpo, y cuando lo hacía, no era para otra cosa que observar de cerca el anillo de compromiso. Un joya tan pequeña que daba la sensación de ser inexistente; pero ahí estaba, tan real como el amor de su otra personalidad por ese tal Seth.
Debía admitir que el muchacho tenía su encanto, tanto así que ella misma se había planteado la idea de darle una sincera oportunidad.

De cualquier forma, cada vez le costaba más trabajo mantener su presencia en el cuerpo, lo que implicaba que tarde o temprano dejaría de aparecer con frecuencia. Siempre pensó que la psicoterapia no sería del todo efectiva, y mucho menos tuvo fe en la hipnosis.

Su doctor, por llamarlo de alguna manera, se la pasaba tratando de persuadirla acerca de permitir que Emily fuera la única en el mundo. Cosa que casi lograba, sin mencionar que ya habían hecho un pacto: ella no saldría a la luz a menos que fuera necesario.

Sin embargo, tener control de la situación le resultaba casi renovador y placentero. Por mucho que le costara, era cierto que le tenía cierto cariño a Emily, y sabía que Emily sentía lo mismo hacia ella. Ahí era cuando Lewis las inducía con hipnosis, y las dejaba en un estado de somnolencia, casi como si se encontraran dormidas.

Luego de llegar a ese estado, el psiquiatra le decía palabras intangibles que nunca alcanzaba a comprender. Y cuando volvía a tener conciencia de sí misma, ya fuera Emily o Renne, terminaba agotada en todos los aspectos.

—El cansancio puede generarse por la lucha de ambas personalidad al mantenerse despiertas —había dicho Lewis.
 Pero también había confesado que jamás había atendido un caso como ese.

~*~

Los planes de un día se habían vuelto rutina, y la rutina ahora era su estilo de vida. Del hospital a casa y de casa al hospital, una y otra vez hasta que se aprendió la ruta exacta. En el camino le gustaba admirar su anillo perdidamente, pensando en las posibilidades de un futuro junto a Seth. ¿Tendría niños? ¿Quizá uno o dos? ¿Era posible que tuvieran tres?
Sonría sin poder evitarlo de sólo pensarlo.

Y gracias a esos pensamientos se mantenía firme cada día en el centro de psiquiatría. Tenía una promesa tallada en piedra con Seth, y no podía dejarlo mal parado.

Aunque... al fía del día, cuando no tenía fuerza ni para abrir los ojos, se preguntaba cómo era que él no la había dejado ya. Con el paso de las semanas había llegado a la conclusión de que eso era amor, sincero e incondicional amor. Como el que sus padres le habían demostrado desde que había iniciado las terapias.

A pesar de que ellos estuvieran a tope de preocupación por los acontecimientos, le permitían recibir visitas en casa, siempre y cuando estuviera en condiciones...

—Alguien quiere verte —susurró Liana luego de que colara su cabeza por la puerta de la habitación.
Emily abrió los ojos de golpe y se incorporó por sí misma. Con eso daba a entender que tenía las energías suficientes para interactuar con quien fuera.

La puerta se abrió un poco más, dando paso a sus mejores amigas, Ena y Abril; ambas se acercaron con cuidado a la cama y cada una se sentó a un lado de ella.
—Hola, amigocha —dijo Abril con una sonrisa que infundía ánimos.
Emily se ahorró las palabras y abrazó a las dos.
—Las extraño mucho.
—Nosotras a ti, también a Daniel le haces falta, pero no pudo venir por cuestiones personales, aun así te manda un abrazo de oso.
—Pues gracias —dijo Emily, ya más alejada del sueño.

Entonces recordó que sus amigas no cocían la posición del anillo en su dedo, por lo que se llevó la mano lentamente  atrás de su espalda. Pensaba darles la sorpresa en cualquier momento.
Fue cuando Abril le chistó de forma acusadora para detenerla.
—¿Que tienes ahí? —formuló la pelirroja con una expresión emocionada.

Ena la aferró por la muñeca y le hizo estirar el brazo entero. Las tres se sumieron en un repentino silencio antes de estallar en eufóricos gritos que resonaron por toda la casa.
Cabía mencionar que Liana había reaccionado de la misma forma, mientras que Frank simplemente la había felicitado de forma muy seca.

Sus visitantes rebotaron entre risas sobre la cama sin dejar de hacer escándalo.
—¡Te vas a casar! —gritaron repetidas veces hasta el cansancio.

Un piso abajo de las emocionadas muchachas, se encontraban Frank y Liana. Ella pasaba las hojas de una revista al tiempo que Frank cambiaba los canales de la televisión. El volumen del aparato era muy bajo, y el crujido de las hojas era lo que rellenaba un silencio absoluto.

Quien sea que los hubiera visto sin conocer el trasfondo de sus vidas, podría haber apostado que eran como cualquier otra pareja.
—Aun no puedo creer que se vaya a casar —musitó Liana a la vez que cambiaba la hoja.
Frank suspiró y asintió para darle la razón. Después continuaron en el estado de calma que habían mantenido los últimos treinta minutos.
—Es tiempo de que afronte las consecuencias, Liana —comentó de un momento a otro.
Ella posó su mano en su vientre y tragó saliva.
—¿Le dirás a tu esposa?
—Si no es ahora, ¿cuándo? ¿Hasta que nazca el bebé?
—Todavía no estamos seguros de que sea tuyo —tartamudeó Liana.

Él se limitó a lanzarle una mirada llena de escepticismo. Ambos sabían que el último comentario era tan falso como que los perros volaban.

Liana se mordió el labio interior, armándose de fuerzas para hacer la pregunta que la había estado fastidiando los últimos cuatro meses de embarazo:
—¿Te arrepientes?
Frank quitó sus ojos de la televisión y la miró directamente. Esa era una pregunta bastante difícil, considerando que en esa misma ciudad tenía una familia a la que amaba. Pero... muy en el fondo, jamás había dejado de tener sentimientos por esa mujer, por muy difícil que pudiera ser su carácter. Le echaba la culpa al "espionaje" que había tenido hacia Emily los años pasado, donde, inevitablemente, veía a Liana a través de su cámara.

¿Estaba arrepentido de la vida que creía en el interior de una mujer a la que había amado como a nadie? La respuesta era no.
¿Le causaba pesar el hecho de haber engañado a su actual esposa? Sí.

Liana pensó por varios segundos que Frank no respondería. Estaba por retomar su revista cuando él despegó los labios:
—No. Pero si me duele lo que le hice a Grace.
—Pues no pareciste reparar en eso cuando me tumbaste en la cama... —bromeó Liana con una pícara sonrisa por encima de su revista.

Frank sonrió con melancolía, pues no había nada más que hacer. Ella tenía razón, en ese momento no había pensado en otra cosa que no fuera el olor de la piel de Liana... por muy extraño que sonara.

—¿Qué pasará después de que Grace se entere? —inquirió ella.
—Primero veremos cómo toma la situación.


~*~

En todo el camino de vuelta a su casa se dedicó a pensar en el terrible esposo que era. Eso era lo que había hecho durante los últimos meses, pero a fin de cuentos todo se resumía ahora. Al momento en que soltaría la cruda verdad ante su familia.
Se había preparado para las posibles reacciones de Grace. Conociéndola, no dudaba que fuera capaz de lanzarle un puñetazo o algo por el estilo. Sin embargo, lo peor de todo sería la decepción que se llevaría sus hijos, Alexia y Donald.

Para ser sinceros, se mantenía junto a Grace debido a que era la madre de sus dos niños. Porque esta vez no quería que ellos pasaron por una infancia semejante a la de Emily. Pero ahora había vuelto a tropezar con la misma piedra. Se encontraba en un torbellino de reflexiones y decisiones del que no saldría hasta que confesara la verdad.

Minutos después apagó el motor frente a la entrada de su hogar, posteriormente sacudió la cabeza y bajó del auto. Se encaminó hacia la puerta y talló sus ojos antes de encajar las llaves en la perilla.

Detrás de la puerta ya lo esperaba su esposa, de pie y con los brazos cruzados a la vez que su pie tamborileaba en el suelo.

~*~

Ha llegado el punto de la novela en que les pregunto con cual personaje se identifican, por la razón que sea. Simplemente me gustaría saberlo (:

También aprovecho para decirles que cada vez estamos más cerca del final. ¿Tienen alguna idea de cómo acaba todo?  (;

Por cierto, puse a Liana el multimedia! Creo que es la primera vez que lo hago

¡Saludos desde México, y feliz inicio de clases! 

Doble PersonalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora