Capítulo 19: En una tarde

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Capítulo 19: En una tarde

Llegó a casa cuando el Sol empezaba a besar el horizonte; que patético se sentía, por lo menos el Sol tenía la valentía de besar, a diferencia de él.
Robert le había echo el favor de dejarlo en casa porque ya no tenía su viejo auto, lo había tenido que vender para poder seguir pagando la hospitalización de su madre y mantener a su hermana menor, Chris.
Dejó las llaves en la mesa de madera que estaba junto a la puerta, su casa estaba conectada por un largo pasillo que unía sala y cocina. Le bastó asomarse por el marco para ver que su hermana se había dormido en el sillón, viendo la televisión.

Subió al segundo piso por las viejas escaleras de madera oscura que rechinaban nada más poner un pie encima. La planta alta consistía en algo sencillo, como toda la casa, un baño completo, la habitación de él y la recámara que antes era de su madre pero ahora pertenecía a Chris. Tomó una cobija y regresó a la sala, con su hermana.

Cuando llegó junto a Chris, le colocó la sábana sobre su hermanita de quince años. Seth y ella eran totalmente diferentes, mientras ella tenía el cabello dorado, el suyo era negro, cuando ella llevaba una dulce sonrisa todo el día, el gesto de él era serio. Sólo compartían los ojos grises que su madre les había heredado. Ya que eran de diferentes padres.

Seth atrajo a Chris junto a él, con cuidado de no despertarla. La adolescente soltó un respiró profundo y se removió contra él.
Tomó el control de la televisión y la apagó.

Toda la casa estaba en silencio, sólo la pausada respiración de Chris y los pensamientos de Seth.
Emily.
¿Qué había pensado al querer besarla?
Sonrió sin darse notarlo, no se había dado cuenta de cuando había comenzado a pensar en ella todas las noches, después de rezar y antes de dormir.
Ella no era católica pero eso no significaba que no fuera buena persona, una mujer sencilla, amable y decente. Seth apreciaba el cuidado que tenía al mostrar su cuerpo, su ropa era no precisamente ajustada pero uno sabía que era mujer, y lo suficiente holgadas para saber que era una dama. Y cuando la vio en bikini, parte de su admiración decreció, aunque había podido notar lo incómoda que iba ella con sólo dos piezas en el cuerpo, cosa que a Seth no le desagradaba del todo.

Y al verla hacia unas horas, sabía que seguía siendo esa Emily tímida pero con la suficiente valentía de mostrarse tal como era: preciosa.
Sin duda, la clase de mujer que su madre aprobaría.

Pero no estaba seguro de que su madre llegara a conocerla, por el simple hecho de que ella sufría de una embolia y en esos momentos se encontraba en el hospital, con suero en sus venas. Todo eso lo oprimía demasiado, si no tuviera a alguien de quién cuidar además de su madre, las cosas se hubieran ido al demonio desde que su muy descarado papá los había abandonado.

Y pensar en Emily le hacía olvidar todo eso. Había estado a centímetros de besarla y sin embargo, no podía hacerlo. Por el lado que lo viese, no podía invitarla a su vida en esos momentos, cuando tenía que trabajar para mantener a su rota familia, estudiar en la facultad de medicina y cuidar a su hermana. Esperaba no haberla asustado.
No podía evitar pensar en el chico que lo había empujado en el deportivo, ¿quién era?, ¿novio de Emily?

-¿Cuándo llegaste? -musitó Chris con voz modorra y aún con la vista nublada.
-No hace mucho -susurró a su hermana, que estaba recargada en su pecho.
-Vino Martita a limpiar la casa, te dejó la cena en la mesa.
Martita era amiga íntima de su mamá desde antes de que Seth naciera y ahora era quién los visitaba de vez cuando para ayudar en los deberes de la casa, muy buena mujer.
-¿Tu ya cenaste? -preguntó.
-Te estaba esperando -dijo Chris al momento que se incorporaba y estiraba su cuerpo seguido de un chillido dormilón.
Seth sonrió nada más verla. Tres años de diferencia los separaba. Él con dieciocho y ella de quince bellos años.
-Voy arriba y vuelvo -dijo Seth alejándose.

Doble PersonalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora