Capítulo 25: Dieciocho

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Capítulo 25: Dieciocho

Los días pasaban y las lagunas sin memorias se iban llenando. Entre tantos recuerdos, sus pulsos se aceleraban de una manera impresionante, y otras veces, eran tan lentos que los doctores acudían a la habitación, listos para una intervención.

Se veía a ella misma caminando por los pasillos del orfanato, una niña de coletas doradas que brillaban en la negrura del lugar. La próxima vez que se veía, era unos años mayor, atrapada en la esquina de una pared.

Se reconoció manejando el BMW que Liana le había obsequiado, pero... no recordaba haber atropellado a un hombre. ¿Y por qué la llamaban Renne?

En ese tumulto de memorias perdidas estaba una que le llamó la atención en particular, tenía algo borroso el hecho de haber mantenido una breve pelea con Matt a afueras del instituto.

<¡No me vuelvas a tocar en tu vida!> le sonaba en la cabeza.

Su madre llamándola Renne, ella besando a Mason de cabeza en un juego infantil, haber participado en una disputa automovilística donde Ena gritaba como loca. Haber irrumpido en una casa desconocida; compartido otro beso con Mason a la afueras de un restaurante en una noche torrencial.

Sin mencionar a sus primos usando su ropa interior.

Y por ultimo: <...y todo indica que padeces de un trastorno disociativo de identidad, mejor conocido como doble personalidad>

Fue cuando abrió los ojos de golpe, y sus pupilas se dilataron por la luz blanquecina de la habitación.

Estudió la estancia casi dormida; Liana dormitaba en el sofá blanco con las manos debajo de su cabeza y la pequeña Renne descansando en su regazo, como si se tratara de su propia hija. Verla le bastó para recordar el embarazo.

Fuera de ellas, no había nadie más

Se acomodó en la cama y soltó un leve gritó ahogado al sentir un punzante dolor en el brazo, al bajar la mirada vio su extremidad enyesada.

¿Qué había pasado?

Entonces le entró otro recuerdo nada más preguntarse aquello: todo daba vueltas a su alrededor hasta que recibió un buen golpe y todo se volvió oscuro.

Asumió qué había tenido un accidente.

Lo último que permanecía intacto en su memorias era la psicóloga. Las palabras de la mujer se repitieron en su cabeza, una y otra vez.

Doble personalidad, doble personalidad, doble personalidad.

En ese momento, Liana abrió los ojos y se encontró con la expresión aterrorizada de su hija.

La cabeza de Emily pivotó sobre su cuello con la lentitud de un robot, y sus ojos hielo se concentraron en Liana.

-¿Quién es Renne? -preguntó ella, sus ojos parecían dos lunas redondas.

Liana se quedó sin habla.

-¿Quién es? -el tono de voz aumentó considerablemente.

-Es...

-¡¿Quién es Renne?! -bramó con todas sus fuerzas.

Su mamá negó con la cabeza y miró a la pequeña niña como respuesta.

Emily reunió todas sus fuerzas para levantarse, y lo hubiera logrado de no ser por las dos costillas quebradas y el brazo roto. Además de la hinchazón en las piernas.

Liana se acercó para calmarla, pero su hija la rechazo en un empujón con la mano que había salido intacta.

-Por favor... contéstame -pidió, al borde de las lágrimas.

Doble PersonalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora