Capítulo 16: Chocar con una portería

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Capítulo 16: Chocar con una portería

La clase de la profesora Eira era la favorita de todos los hombres del instituto, simple y sencillamente porque la mujer vestía blusas con botones que no podían más y faldas entubadas, además de sus tacones de aguja negros. No era de extrañar que agradara a la mayoría de los chicos; Abril había mandado varias indirectas a la mujer antes, pero esta se limita a responderlas con sonrisas.

Por el momento, todos los adolescentes varones prestaban total atención a la profesora, que merodeaban por entré los pasillos causando el contoneo de sus definidas caderas. Un alumno le dijo a la profesora que no entendía el ejercicio y la mujer dobló el torso para asistir al joven, claro que el muchacho ya no tenía los ojos en el libro.
-¿Todo claro? -dijo Eira con su aterciopelada voz, que le salía natural.

Abril había echo varios teorías sobre la maestra y todos daban a lo mismo: una perra extraviada.

Emily disfrutaba de las bromas de Abril y cada que veía a la mujer, tenía que reprimir una risotada. Tenía buena calificación en su materia y eso le bastaba.

La profesora volvió a su escritorio de madera, ubicado al frente del salón. Todos tenían las cabezas hacia sus libros, excepto un chico de mirada suspicaz, Emily divisó el lápiz de él, trazando algo en una hoja, y en pocos segundos, con unos dobleces, la convirtió en un avioncito de papel.

El chico lo tomó entre su mano con cuidado y cálculo una distancia con un ojo entrecerrado, incluso sacó la lengua para tener mayor concentración, o eso creía.
Y lanzó el avión al aire...

La punta del avión aterrizó en el escote de la profesora y se quedó trabado ahí, la mujer sacó bruscamente el avión, indignada y con el rostro enfurecido.
-¡¿Quién lo lanzó?! -gritó con la cara roja.

Los alumnos que ocupaban los asientos de al final reían en silencio y los de hasta el frente se encogían ante la profesora. La clase miró de un lado a otro.
-¿Quién lo hizo? -bramó.

Emily sólo tenía ojos para el culpable y su actitud ajena a la situación, vaya que era bueno.
Eira desdobló el papelito y en su rostro apareció un gesto de incredulidad.
-Llamemos al culpable -dijo mirando el número telefónico escrito en el papel, para después sacar su celular.

Los ojos de Emily seguían bien puestos en el causante del alboroto, su rostro lucía más nervioso que antes.
La profesora pulsó el último número escrito y llamó, se colocó el teléfono a la oreja, mientras su mirada escudriñaba la clase.

Fue entonces cuando un tono de llamada comenzó a sonar y otro chico rebusco en su pantalón, sacó el teléfono con rapidez pero la profesora ya había llegado hasta él.
-Acompáñame a la dirección -dijo la mujer llevándose al muchacho fuera del salón.

Emily no podía apartar su vista del verdadero culpable, que tenía una sonrisa satisfecha en su redonda cara.

*************************

Llevaba su mochila al hombro cuando su teléfono vibró en el bolso de su pantalón, en la pantalla se mostraba un mensaje de alguien llamado Ethan.
<Es el rubio de la psicóloga> recordó.

El mensaje le decía que por suerte, había conseguido su número y ya la tenía agregada, Emily se limitó a mandarla una carita feliz. Pero al pacer Ethan no la iba a dejar ir tan fácil, porque a los segundos le llegó otro mensaje:

-¿Qué haces?
-Saliendo del instituto -escribió Emily.

Guardó su teléfono, pues Brook ya la esperaba para volver a casa, dejó para después otro mensaje que llegó.
-¿Qué tal tu día? -le preguntó Brook minutos después, en el auto.

Doble PersonalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora