Capítulo 29: La máquina expendedora

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Capítulo 29:

Agradecía que se había retirado a su habitación hacia rato; y el motivo era la inesperada visita de Seth en el apartamento. Afuera de su recámara se escuchaban muchos ruidos extraños y sospechosos, desde gritos hasta un vidrio quebrarse.

Seguro que su amiga y el entrenador se la estaban pasando en grande. Pero eso no le restaba importancia a el hecho de que quería dormir. Por más fuerte que cerrara los ojos, seguía oyendo los estruendos.

Entendía que Seth y Emily tenían sentimientos el uno por el otro; sin embargo, ¿en qué momento se habían hecho tan cercanos? Seguramente se había perdido de mucho mientras estaba extraviada por la ciudad.

Brook giró su cuerpo sobre la cama y jaló las sábanas hasta su cabeza.

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Seth esquivó a Renne por unos escasos centímetros y chocó con el sillón negro, causando que el lienzo terminara en el suelo. Ella volteó, hecha una furia.

-No te muevas -gruñó.

Alzó el cuchillo sobre su cabeza y corrió hacia Seth. Suerte que él tenía algo de experiencia gracias a los videojuegos e imitó uno de los movimientos de sus personajes para dejar de lado a la muchacha con el cuchillo.

Aprovechó esos pocos segundos para salir por la puerta y atrancarla con su propio peso. La madera recibió varios golpes histéricos.

-¡Ábreme ya!

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Brook oyó el gritó desesperado de su amiga y cerró los ojos con más fuerza. Seguramente Emily no tendría energías para al día siguiente. Se le hacia extraño que la timidez de su amiga le permitiera tener deseos tan... exigentes.

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El marco de la puerta se estremeció tras una embestida por parte de Renne. Seth apoyó todavía más su cuerpo contra esta. Rogaba a Dios que Emily retomara el control del cuerpo antes de que la puerta se partiera en pedazos.

-Por favor, Renne. Necesito hablar con Emily.

-¡Ella no esta!

-Te lo pido.

-¡Que no!

De una patada, la puerta se aboyó. En el interior de la habitación, Renne se recargó en la madera y miró el cuchillo entre sus manos. Acabar con lo que Emily había empezado sería mejor para ambas.

Poco a poco, se dejó caer hasta el suelo y la primera lágrima derramó. Los sentimientos de su otra personalidad le evitaba actuar con libertad. Si por ella fuera; ya hubiera enterrado el cuchillo en el estómago de Seth. Pero hacer eso causaría la muerte de Emily... por tanto, sería arrastrada con ella. Maldijo su dependencia.

Cargar con la muerte del conductor del taxi de por si ya era pesado.

Inhaló lo mejor que pudo y volvió a la prisión mental donde había vivido hasta entonces. Emily retomó el control de si misma, atrajo sus piernas al pecho, escondió la cabeza y dejó caer el cuchillo.

<Estoy demente, soy una loca> se repetía, una y otra vez.

Sin darse cuenta, comenzó a mecerse en el suelo, de atrás hacia adelante sobre su propio eje.

Seth no volvería a hablarle después de eso, la vería como un monstruo de dos caras. Como lo que de verdad era...

La puerta se abrió detrás de ella y unos pasos se acercaron a ella. Sin pedir permiso, Seth la levantó del suelo con delicadeza y la acunó en su pecho. Emily se dejó llevar a su habitación sin poner excusas. Estaba demasiado decepcionada de ella misma como para hacerlo; al grado de que se internarían en un manicomio por decisión propia. Triste realidad de su trastorno, era como su la vida le hubiese metido en la boca una pastilla sabor amargo...

Doble PersonalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora