Capítulo 30: ¡El bolso!

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Capítulo 30: ¡El bolso!

La noticia de su noviazgo había causado gritos eufóricos en sus dos amigas. Incluso se habían acomedido a hacerle una broma durante una llamada que había mantenido con Seth.

-¿Cómo amaneciste? -preguntó él desde el otro lado de la línea.

-¡Emily, cuelga o me visto! -exclamó Abril junto al celular con gesto malicioso y figurando una voz masculina.

Emily se alejó de Ena y Abril, mientras dirigía un gesto asesino a su amiga pelirroja.

-Muy bien, gracias. ¿Tú?

-También.

Cuando Seth quiso invitarla a desayunar, tuvo que decirle sobre sus planes con Liana.

-Esta bien; no te preocupes.

-Pero... tal vez puedas venir a dormir.

Abril y Ena emitieron un chillido agudo emocionado.

Seth rió.

-No creo, Emily. He dejado sola a Chris todos estos días.

No se le ocurrió nada refutable.

-No sería problema que Chris viniera.

No estaba segura de lo que había ofrecido. Sólo quería verlo.

-No lo se. Siento que estoy abusando.

-Para nada. Yo te lo ofrezco.

-Le digo a Chris y te confirmo.

-Bien.

-Hasta luego.

-Nos vemos -se despidió él.

Y colgó.

Emily regresó su mirada a la sala ocupada por sus dos amigas.

-Entonces... ¿para cuándo la boda? -bromeó Abril

****************

Observaba entrar a personas aleatorias en el restaurante desde su mesa para dos, pendiente por si reconocía el rostro de su madre entre alguno de los desconocidos.

El mesero llegó con una sonrisa amable, sosteniendo su libreta para apuntar la orden.

-Unos minutos más, por favor.

El hombre apretó los labios y se alejó a otra mesa.

Emily apoyó los codos en la mesa y juntó sus manos frente a su nariz, impaciente.

El restaurante tenía una temática saludable, representada con sus platillos bajos en calorías y la variedad de juegos que ofrecían. Un gran ventanal perfectamente limpio daba una luz natural a todo el lugar.

De las paredes colgaban enredaderas tan verdes como el jugo que había pedido.

Giró su cabeza a las puertas de entrada por donde se colaba un aire fresco matutino. Fue cuando entró una mujer de aspecto extravagante.

Liana se acercó a su mesa y se retiró los lentes de sol al momento que tomaba asiento frente a su hija. En seguida, el mesero le llevó un perchero para que colgase su bolso.

Les tomaron la orden a los pocos segundos.

-¿Cómo te sientes en el departamento?

-Bien... un poco sola.

Esa era la realidad; aunque Brook estuviera con ella la mayor parte del tiempo.

-La casa se siente sola sin ti -admitió Liana.

Doble PersonalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora