Capítulo 22: La desgracia Schweizer

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Advertencia: en este capítulo tratara de temas delicados como el suicidio, el maltrato infantil, maltrato físico, y abuso sexual.

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Sería muy fácil decir que todo lo malo en la vida de los Schweizer es algo tan simple como un simple desacuerdo. Pero la verdad que sólo eran un montón de personas rotas por dentro que desquitaban su frustración con la vida con sus hijos. Y esos hijos con sus hijos, y así se creó una ciclo de odió y desprecio en la familia Schweizer. Que a pesar de todas sus riquezas, eran una familia insatisfecha y miserable. Donde los pequeños rayos de luz, eran apagados pronto para hacerlo ver la triste realidad en sus vidas. Nada cambiaría.

Lamentablemente para Cécile Schulz, ella ingreso en ese ciclo de odio y desahogo con más odio cuando su padre la obligó a casarse con Ernst Schweizer. El hijo de veintiocho años del gran Berthold Schweizer, un hombre que estaba forrado de dinero, lo cual fue perfecto para Walter Schulz, quien decidió que su hija se casaría con ese hombre.

—¡Me niego hacerlo! —Gritó su hija, que lo perseguía por todos los pasillos de su gran casa. Su única hija Cécile era una hermosa chica joven de bello e largo cabello rubio, y con hermosos ojos color azul. Sin olvidar que ella tenía una buena figura, por los cual no fue difícil conseguirle un marido de su mismo estatus. Pero aún así, la chica había sido una mocosa ingrata y se había negado a ese matrimonio. —No lo amo, papá. Además, me lleva diez años. Por favor, papá, apenas tengo dieciocho recién cumplidos, no estoy lista para el matrimonio. Sólo te pido que me dejes sin compromiso por unos pocos años más.

Su hija siempre fue igual que su difunta esposa Heidi, la cual se había suicidado hace ocho años. ¿Y qué clase de persona fue su esposa? Una desgraciada que se la pasaba llorando y en soledad a pesar de tener toda esa abundancia a su alrededor. Su matrimonio había durado veinte años, hasta que la infeliz decidió matarse con veneno y mando todos sus esfuerzos a la basura de tener una buena imagen, ya que el rumor de que las sirvientas la habían encontrado muerta con la botella de veneno en la mano se corrió por todo el pueblo, arruinando su reputación. Así que no permitiría que eso pasé con Cécile. La miserable de su hija se casaría Ernst lo quiera o no, ella le dará lo Heidi no pudo darle. Su hija sería una buena esposa para ese hombre.

—¡Me importa una mierda lo que tú quieras, Cécile! —Le gritó para luego darle una abofetear su rostro, lo cual dejó a su hija atónita, parecía que la joven estaba apuntó de llorar pero se aguantó. Patética. —No llores, estúpida. Te recuerdo que ya tienes suficiente edad para contraer matrimonio, así que lo harás. Tu madre y yo nos llevábamos trece años y aún así nos casamos y fue una buena mujer que nunca se quejó. Claro, la desgraciada se mató años después, pero siempre fue una lunática enferma de la cabeza.

—Pero, p-papá... —Sollozo Cécile, posando su mano en su mejilla que había recibido aquella bofetada hace minutos atrás. —Este no es mi sueño, quiero pintar. Lo sabés mejor que nadie, te lo comente hace un tiempo. Por favor, te lo pido... S-sólo pospone la boda por unos años más, me casare con él, lo juro, sólo dame tiempo. Sólo dame...

Y aquí otra cosa que tenía su hija con la desgraciada de Heidi, la mujer le había metido a Cécile desde niña el sueño de pintar: del Arte. Y Cécile, como la niña tonto y ingenua que era, creyó que eso sería suficiente para ganarse la vida. Pero su hija era una idiota, una a la cual necesitaba poner en su lugar. La joven no necesitaba lo que le había entregado su madre enferma, ella necesitaba que alguien la ponga en su lugar para convertirla en una buena esposa, una buena mujer.

Él le pegó un puñetazo en el rostro, y ella cayó al pisó de inmediato. Con una cara de horror y temor cuando vió la sangre caer de su nariz, pero al él no le importaba en lo más mínimo lo quería está desdichada, ella haría lo que tenía que hacer. Era hora de que esta niña creciera y se hiciera mujer, de una vez por toda. Y si tenía que romperle la cara a golpes lo haría. Él lo haría por lo que es correcto.

𝓛𝓪 𝓰𝓾𝓪𝓻𝓭𝓲𝓪𝓷𝓪 𝓭𝓮𝓵 𝓮𝓵 𝓼𝓸𝓵 𝔂 𝓵𝓪 𝓵𝓾𝓷𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora