◇Capítulo 28◇

46 6 3
                                    


Una tarde, estaba haciendo algo para merendar cuando sentí que alguien llegó. Escuché un auto y luego que cerraban la puerta de este, yo tomé mi sándwich y me quedé en el desayunador.

—Ay alguien en casa? —Escuché que habrían la puerta en la sala.

Cuando supe quien era no dije nada, solo seguí devorando mi sándwich.

Kelvin entró hasta en medio de la sala —Hola?— Volvió a preguntar y luego me vio en el pasamanos.

—Por que no respondes? —Preguntó cruzándose de brazos.

—Porque tenía la boca llena —dije y volví a dar otra mordida al pan.

—No hay nadie más en la casa?

—No, salieron, Ana Iris hizo otro descubrimiento, según ella se puede comunicar con el demonio. Algo acerca de un puente, una puerta y una voz.

—Vaya, amo lo detallada que eres.

—Verdad que sí? Me dijeron que irían a buscar a alguien que ella conoce, no se a que hora vengan. Oh sí, lo olvidé, no iremos al consultorio hoy.

—Te escribí temprano, pudiste haberme dicho.

—Pude, y lo hubiera hecho si hubiera visto tu mensaje —dije mientras le quitaba el último borde al pan y lo ponía en el plato.

—Estas molesta conmigo?

—Sí.

El me miró de súbito, creo que esperaba que yo dijera que no, para luego el insistir y que al final yo dijera que sí.

—Es en serio? —dijo acercándose— por qué?

—Porque estás distante. Y actúas como si no pasara nada, pero sabemos que si, esto entre nosotros ya no es lo que era, lo sé pasaron unos años pero, no es necesario que finjas.

—No finjo, es solo que, siento como si pasaron más de 5 años, como si ya no te conociera.

—Vaya —dije y me comí el último pedazo del sándwich.

—Sólo quiero ser sincero.

Yo asentí mientras masticaba y luego tomé un poco de jugo.

—Te puedes ir a casa, como ya dije no tendremos lesiones de historia hoy.

—Y si me quiero quedar, y que hablemos.

Yo me puse de pies, fui a la cocina y lavé el vaso y el plato que usé. Y me disponía a rodea el pasamanos para salir de la cocina cuando me topé con el en medio del pasillo.

—No me escuchaste.

—Sí, pero hablar de qué? —Le mire a los ojos, ahora era un poco más alto así que mi cuello se vio estirado un poco más de lo que recordaba.

Sentí como se acercaba, como luego puso su mano detrás de mi cuello sujetándolo con firmeza, cuando al mismo tiempo su otra mano se paseaba por mi cintura, cuando quise reaccionar, sus labios ya estaba pegados a los míos. Se sintió genial, más que eso, yo me quedé inmóvil para que no fuera a detenerse, no sabía desde cuándo yo estaba deseando aquello, la verdad no tenía idea pero parecía que había pasado un buen rato.

Pegó aún más su cuerpo al mío, entonces supe que el también lo había estado deseando. Me abracé a él y correspondía a sus besos con locura, luego me aparté para tomar su mano y llevarlo conmigo a la habitación.

Cuando subimos, cerré la puerta y lo volví a besar, rodeó mi cintura con ambas mano con tanta fuerza que casi me levanta del piso. Me fue empujando hasta que me puso contra una pared, empezó a besar mi cuello y a subir su mano por mi blusa. Yo, por otra parte, estaba tiesa, estaba concentrada tratando de averiguar que era todo aquello que sentía, aquel fuego en mi pecho que ardía con más pudor cada vez que sentía su respiración acelerarse, sus manos apretar aún más, sus labios querer arrancar los míos, sus dedos entrelazarse con mi cabello, no sabía lo que era, pero si que quería más, mucho más.

Empecé por deshacerme de mi blusa, luego por empezar a desatar su cinturón, él se quitó la camiseta, pude ver como su piel estaba erizada y sonreí, subí de un salto a sus caderas y el me sujetó para no dejarme caer, me llevo a la cama, y me lanzó en ella, entre besos me quito el pantalón, él terminó de desvestirse y volvia a recorrer a besos mi cuerpo desde la punta de mis pies, luego volvió a lanzarse sobre mí, como si no tuviéramos tiempo, como si después de ese momento ya no hubiera nada más.

Una 2 horas después yo estaba sentada en la cama, recostada de la pared mientras Kelvin dormía, pero luego lo vi moverse y decidí despertarlo.

—Buenos días —bromeé.

—Qué hora es? —pregunta confundido.

—Lo suficientemente tarde para que nos levantemos y vistamos. Mis tíos llegarán en cualquier momento.

El se sentó en la orilla de la cama y miraba sus pies, luego se inclinó y tomó su pantalón, yo no le pude quitar los ojos de encima.

—Esto que acaba de pasar —empecé a decir y pude ver como giró su cuello e intentó verme por encima de su hombro—, por qué no pasó antes?

—Quizás porque tu estabas a cientos de kilómetros de aquí —dijo y sentí su sarcasmo, sabía a lo que me refería.

—Hablo de antes de irme...

—No lo sé, eramos amigos y además jóvenes quizás no pensamos en eso.

—Tu sí, tuviste varias novias.

—No se a que viene esta pregunta, la verdad, las cosas solo pasan cuando tienen que pasar.

—Pregunto porque siempre me gustaste.

El detuvo lo que hacía y se giró sobre sí mismo para verme a la cara.

—Nunca tuve el valor de decirte o hacer algo que te diera algún indicio. En otra situación no sería capaz de admitirlo pero, ahora mismo lo acabo de decir y es como si hubiera dicho cualquier otra cosa.

—Creo que nunca me di cuenta —dijo y se puso de pies para subir sus pantalones y luego fue por su camiseta.

Sentí que no le interesaba el tema así que solo desistí aunque me hubiera gustado preguntarle que hubiera pasado si el hubiera notado que me gustaba. Pero supuse que dejarlo así será lo mejor.

Me terminé de vestir yo también y decidimos bajar a la sala, yo preparé unos tragos y revisé algunos mensajes de mi tía, decía que ya estaban cerca.

Yo le brinde de la bebida a Kelvin y él la tomó, no habíamos dicho nada más así que yo solo seguí en mi celular mientras el pensaba en alguna otra cosa.

Media hora después escuchamos que llegó un auto, cuando abrieron la puerta el primero en entrar fue mi tío.

—Buenas noches —dijo al entrar.

—Buenas noches —respondimos.

Luego vimos entrar a Ana iris y a otro sujeto. Ellos también saludaron y se acercaron a donde estábamos, el sujeto traía un bulto y lo puso en el suelo a lado del sofá.

—Tú debes de ser Amy —dijo y extendio su mano mientras me miraba como si esperaba que algo extraño pasara frente a sus ojos.

—Esa misma —respondí y estreché su mano.

—Amy, él es Durán. Tiene algunos conocimientos y experiencias que nos pueden ser de ayuda, pasará la noche aquí y mañana mismo empezamos con unas pruebas.

Yo solo le sonreí, luego empezaron a hablar de viaje y de como les fue, las cosas que vieron y nos mostraron algunos objetos que compraron. En todo ese murmullo mi mente aún divagaba, miré a Kelvin y me encontré con su mirada, le sonreí y el intentó hacer lo mismo, luego vi cómo desvió la mirada y la volvió a posar en Durán quien ahora contaba alguna historia.

Iterum Resurrectum.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora