◇Capítulo 45◇

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—Adivinen quién es ahora socia del hotel Heaven? —llegué diciendo y todos se pusieron de pies.

—Qué dices? —Escuché la voz de Ana Iris la cual sonaba asombrada.

—Así es, compré ciertas acciones con el dinero que me quedaba e hicimos algunas inversiones, están muy contentos de tenerme en la familia Heaven —dije esto último imitando el gesto de quien antes me había dicho esas palabras aunque no pretendía que ellos iban a entender.

—Vaya Amy, eso es genial —me felicitó ella.

—Claro que sí, estoy súper emocionada.

—Y yo súper orgulloso —dijo mi tío y se me acercó de prisa, me dio un fuerte abrazo y sentí que me iba a alzar del suelo.

—Espera, ya va —dije para evitar que lo hiciera, temí por mi herida, no era la gran cosa pero si me lastimaba obviamente iba a doler y volvería a sangrar, pero ya era tarde, mi tío me tenía entre sus brazos y dio media vuelta conmigo en el aire.

—Qué, qué pasó? Te hice daño? —dijo y me bajó despacio, yo me quedé un instante paralizada. Yo esperaba que pasara algo que nunca pasó, no sentí ni siquiera cosquillas en el área donde se suponía que tenía la herida.

—No, es sólo que, creo que me mareé —dije y él pareció aceptar mi respuesta—. Voy a salir con Kelvin esta noche para celebrar, iré a darme un baño.

—Claro, ve.

Yo subí a mi cuarto y de inmediato me subí la blusa un poco y fui al baño, allí, vi el vendaje que me había puesto, tenía una leve mancha de sangre. Entonces empecé a quitar despacio la cinta pegante que puse por los bordes, al quitar la venda por completo noté que la herida no estaba, ni siquiera un rasguño o cicatriz. Yo no sabía que hacer, al principio pensé que era sólo un sueño, quizás había llegado a casa cansada y me había quedado dormida, pero no, sabía bien que no había pasado así.  Empecé a recoger algunas cosas que tenía en área del lavamanos, tiré el vendaje a la basura y cuando intenté quitarme la blusa por completo mi pulsera salió volando, vi que calló al suelo y se desplazó debajo del mueble donde estaba el lavamanos instalado, me puse de rodillas e intenté alcanzarla, pero mi mano no llegaba hasta donde estaba la pulsa, senti como mi frustración crecía, hasta pensé en dejarla allí para buscarla en otra ocasión, entonces pasó que de repente la pulsa vino a mi, ella solo se desplazó desde donde estaba hasta mi mano, yo cerré la mano de inmediato con la pulsa en ella y saqué mi brazo de allí.

—Qué demonios está pasando? —pregunté al aire o talvez a mi misma. Me quedé allí mirando la pulsera en la palma de mi mano, como si esperaba encontrar una respuesta ahí, pero no pasaba nada.

Entonces mi mente empezó a divagar, intenté buscar las respuestas por mi misma, puse la pulsera en la mesita del lavamanos y la observaba mientras pensaba, hasta que una loca idea vino a mí. Haciendo uso de la metáfora de Durán, aunque no se tanto de estas cosas como él, soy esa computadora que adquirió un virus cuyo código contaminó y alteró sus datos, al final eliminaron el virus original pero los archivos y datos infectados siguen en ella. Al parecer soy la misma computadora pero modificada. No lo podía creer, aún intentaba buscar otra explicación, ¿estaría yo alucinando? ¿Cómo era posible que aún pudiera hacer estas cosas he incluso cosas que antes ni sabía que podía hacer? Que pensaría mis tíos si les contaba, después de tanto esfuerzo al final las cosas no salieron exactamente como deseaban. Y Kelvin, que diría él, ¿volvería a estar raro y distante como si me temiera? Me iba a volver loca si seguía dándole vueltas, al final si lo aceptaba sería más fácil.

Así que, aquí vamos otra vez, la vida y sus planes que intervienen con los nuestros, mi plan de ser una chica ordinaria con una vida normal se ha ido otra vez por el retrete. La verdad no creo que haya salida esta vez. Ésta soy yo, Amy Valentino, una chica huérfana, que vive en un pueblo pesquero, pequeño y lejos de la gran ciudad, un día murió de una forma cruel y desdichada, sin embargo, lo único que la muerte se llevó, fue la normalidad de su vida, y la oportunidad de vivir una vida ordinaria y simple, al lado de la gente que le rodea y que le hace feliz.

Iterum Resurrectum.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora