◇Capítulo 10◇

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—Te juro que no se nada —decía alguien y la voz era de un joven.

—Eso no fue lo que nos dijo tu amigo —le contestó alguien y de repente había un sonido de fondo.

—No, yo no sé lo que él les ha dicho pero yo no se nada.

—Lo siento Tom, tendré que matarte.

Hubo un silencio y luego se escuchó la voz de un narrador de béisbol exaltado por un home run.

—Que le pasó a Tom? —Me pregunté y al parecer no fui la única que lo escuché.

—Hija, me escuchas? —Escuché la voz de mi tío.

—Él no sabe nada —volví a decir.

—Si hubiera sabido que estabas escuchando eso no lo hubiera quitado —volvió a decir mi tío y abrí mis ojos rebuscando en la habitación hasta que lo vi parado al pie de la cama—, quieres que vuelva a buscar el canal? —Preguntó sonriente pero creo que yo ya no recordaba de lo que estábamos hablando.

Me tomó unos segundos en notar que estábamos en la habitación de una clínica, y que estaba conectada a un montón de aparatos.

—Estás en cuidados intensivos, hija, gracias a Dios que despertaste.

Solo pude sonreírle porque le vi emocionado, pero tenía tantas preguntas, yo no tenía ni idea de por qué estaba allí, o que había pasado.

Mi tío salió por un instante y yo lo seguía con la mirada, cuando salió y cuando volvió entrar hasta que se puso en un lado de la cama, me sentía sin fuerzas, y era como si quisiera que él leyera mi mente a través de mis ojos y respondiera mis preguntas.

Segundos después de que mi tío volviera a entrar, entró Ana Iris y luego Kelvin, luego entró un doctor y les dijo que no iban a poder estar los 3 ahí. El doctor revisó algunas cosas, llamó a una enfermera y le dijo algo que yo no puede entender, aún estaba procesando. Luego volví a quedar dormida.

Después de varios días me dieron de alta, Ana Iris nos pasó a recoger en su carro a mi tío y a mi. Al llegar a casa vi que sacó unas maletas del maletero, al parecer se quedaría unos días. Ese día me consintieron todo el día, que si quería esto, que si quería aquello, yo la verdad no estaba muy de gustos o antojos, la cabeza me dolía y todo daba vueltas, así que la pasé en mi cuarto todo el rato, del sofá a la cama.

La verdad se sentía bien el trato, me hacía sentir que les importaba mi comodidad pero, de vez en cuando sentía cierta exageración de su parte, no es por ser mala agradecida, es solo que un poco de espacio me caería bien.

Yo sigo procesando, no se que hora es, que día de la semana, que día del mes o que mes es, solo se que había salido de cuidados intensivos, dos heridas un golpe en la cabeza un un yeso enorme la pierna izquierda.

Lo raro es que en ese momento no quería pensar en nada más, en lo que me había pasado ni en el por qué no recordaba nada, era como si mi propia memoria, mi propio ser estuviera en negación.

Así pasaron 3 días, 3 días en los que yo parecía un zombi, solo sabía decir que sí o que no a las preguntas que me hacían mis tíos, pero al parecer ya era suficiente negación y procesamiento. Lo supe cuando mi tío tocó a mi puerta y cuando la abrió habían 3 persona ahí paradas esperando permiso para entrar.

—Amy, hija, estos señores y la dama necesitan hablar contigo —dijo, y ellos se acercaron a mí.

Yo solo asentí y me quedé viendo a mi tío esperando que dijera algo más.

—Señorita, como se siente?

—Mejor, supongo —contesté cubriendo mis piernas con la sábana.

—Verás —intervino mi tío y pude ver que mientras hablaba buscaba las palabras en su cabeza—, los de la clínica se vieron en la obligación de reportar que... —hizo una pausa— bueno, que fuiste herida por balas, y estos señores han venido para hacerte unas preguntas.

'Balas?' En ese momento sentí un martillazo en la cabeza, traté que ellos no se dieran cuenta pero, luego sentí unas nauseas y creí que me iba a vomitar encima.

—Hija, estás bien? Que pasa? —preguntaba mi tío mientras yo cubría mi boca.

—No me siento bien, creo que voy a vomitar —dije e intenté ponerme de pies tomando mi muleta.

Mi tío se acercó y me tomó del brazo para llevarme al baño.

—Oigan, nos van a tener que disculpar, mi sobrina no se siente bien, creo que aún es muy pronto, creen que puedan venir después?

—Nos vamos a poner en contacto con usted —dijo uno de ellos mientras abrían la puerta para salir.

—La joven que esta allá abajo les puede ayudar si necesitan algo más —les dijo mi tío refiriéndose a Ana Iris mientras me ayudaba a acomodarme en el baño.

Cuando ya me sentí mejor volvimos a la cama, mi tío se quedó un rato conmigo sentado en la cama mientras yo miraba al techo. 'Heridas de balas' no dejaba de darle vueltas.

—Aún te duele la cabeza? —pregunta mi tío sacándome de mi trance —por qué no usas tus lentes? Están ahí en tu escritorio, los dejaste ese día.

Desde mi posición pude verlos en el escritorio —Me los pondré luego— contesté.

—Bueno si ya estás mejor iré a ver que hacemos para la cena —me dio un beso en la frente y se fue.

Yo me acomodé en la cama, me sentía cansada y agobiada por tantos pensamientos, fui dejando mi mente en blanco para tratar de relajarme y me quedé dormida.

Iterum Resurrectum.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora