◇Capítulo 26◇

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Habían pasado unos días y aún no habíamos empezado con nada, Ana Iris tenía una actividad del trabajo y entre eso y su tanda para las clases casi no tenía tiempo.

Una noche, después que había llegado de dar una vuelta, en verdad extrañaba los alrededores, subí a los aposentos y escuché un murmullo así que me acerqué.

—Yo te entiendo —escuché la voz de Ana Iris, me quedé detrás de la puerta, iba a entrar pero luego algo me detuvo— no la podemos hacer sentir así, vino a hasta porque le rogamos venir, y así la vamos a recibir?

—Es que, ella —mi tío no sonaba agusto—, no sé, sigue haciendo esas cosas de los ojos como si nada y, de donde sacó tanto dinero? Además no sabemos nada de lo que pasó ese día con esos chicos y los perros antes de que se fuera.

—Dijimos que sin nada de preguntas ni juicios —le recordó Ana Iris.

—Lo sé, es solo que esto no me está dejando dormir.

—Es nuestra Amy y la vamos a recuperar, eso te lo prometo.

—Estamos luchando contra algo que no entendemos, y si mejor buscamos ayuda.

—Brujas, demonios, posesiones, exorcismo, en pleno siglo XXI... oye no me mal intérpretes pero, solo pasaríamos por desquiciados y pondríamos a Amy en una mala e incómoda situación.

—La verdad tienes razón. Pero no lo puedo evitar.

Por primera vez sentí que no pertenecía allí y que había hecho mal en volver. Quise volver a salir y despejar la mente, intenté llamar a Kelvin pero no tomó la llamada, le escribí diciendo que si quería ir a algún lado y me contestó que no podía, que estaba ocupado.

La verdad no habíamos hablado mucho, no sabía nada de su vida en todo este tiempo, y lo sentía cada vez más distante, decidí no insistir y me fui a mi cuarto.

Casi una hora después me llamaron a cenar pero, les dije que no tenía hambre y no salí más de la habitación.

Al día siguiente era Sábado, Ana Iris se quedó a dormir y por la mañana, después de desayunar nos fuimos al consultorio.

Estuvimos hablando de algunas cosas, yo estaba sin ánimos y ponía poca atención a lo que decía, obvio que se dio cuenta pero 'no haría preguntas'.

La verdad creo que lo prefería así, sin tener que cuidar que decir a la hora de responder para no lastimarlos, era algo que no me gustaba, así que si no hacían preguntas me estaban evitando más que un mal rato.

Minutos después llegó Kelvin, no sentamos y Ana Iris empezó a hablar de todas las informaciones que tenía hasta ese momento.

El lugar parecía un salón de clases, nosotros sentados en unos escritorios con sillas de rueditas y Ana Iris de pies frente a nosotros con un pizarrón detrás.

—Les parece bien si les hago un resumen? —escuché a Ana Iris pero la verdad mi mente no estaba allí— Amy? Estás bien?

—Eso es una pregunta? —dije entrando en sí, no se por que me molestaba tanto que actuaran desinteresados cuando en parte era lo que yo quería, o eso creía. La cosa que Ana Iris no entendió la naturaleza de mi comentario, obviamente.

Iterum Resurrectum.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora