Uno, dos, tres...El número de intentos seguía elevándose a medida que los minutos pasaban... y nada.
_Vamos... _por novena vez -o quizás décima. Ya no lo sabía-, la molesta voz femenina de la contestadora le decía lo mismo que en las anteriores llamadas.
<<Su llamada será transferida al buzón...>> repitió nuevamente, haciéndolo desesperar.
_Por favor, responde_ le rogó al celular, como si pudiera de alguna forma hacer que sucediera; pero lo cierto es que el resultado seguía siendo el mismo que en las pasadas veces que lo intentó.
Definitivamente no atendería al celular.
Agotado de seguir marcando, soltó un bufido antojadamente frustrado para dejarse caer luego en su larga cama; donde fue recibido gustoso por sedosas frasadas y casi ocho almohadas que, ciertamente, no eran capaces de disolver el peso que se asentaba en su organismo, muу a pesar de ser unas de las telas más livianas y suaves del mercado.
Con algo de brusquedad, pasó una de sus manos por encima de su fleco у lo arrastró hacia atrás, sosteniéndolo ahí por un par de segundos en un intento por disminuir su gran ansiedad -un gran у obvio símbolo de estrés-, pero relativamente no logró demasiado.
Cada momento que pasaba se sentía mucho más fuera de si. Se sentía pesado, agobiado, estresado, intranquilo... Eran tantas las emociones experimentadas de una sola, que la hazaña de encontrar una descripción exacta de su propio sentir podía definirse como toda una odisea. De hecho, eran tantas las sensaciones sentidas que no le hallaba siquiera un nombre en específico con el que pudiera explicarse. Todo dentro de él era un revuelo tormentoso que no le dejaba pensar con claridad.
Estaba por volverse loco.
Al despertar; en cada ensayo; en su camerino; en el desayuno... En cada jodido lugar le sucumbía esa tonelada que le trituraba la espalda. En cada jodido lugar la veía llorar una y mil veces continuas. En cada jodido espacio podía recordarse corriendo tras ella. Podía recordarse llamando a su nombre sin obtener ninguna respuesta. Podía recordar su mirada adolorida; podía recordar incluso el agobio y la desesperación que le provocó el que un sinfín de fanáticos lo atajaran a pocos metros de su cuerpo.
Podía recordarlo todo...
Desgraciadamente todo.
Sus ojos, lejos de denotar algo parecido a la tranquilidad, se clavaron directamente al techo, ansiando poder hallar una solución más pasable que aparecer como si nada en su casa. Que la realidad era que no parecía ser tan mala idea, puesto que no era demasiado tarde; apenas si arribaba a las nueve PM, pero no podía llevar a cabo aquella idea sin que nadie se diera cuenta. Aún se hallaba su mánager y gerente en la sala poniéndose de acuerdo con respecto a los últimos detalles del viaje con su madre (quien obviamente iría incluída por ser él menor de edad).
Y ni hablar de intentar salir a través del garaje, porque esa idea ya fue ejecutada y tuvo que mentirle a su madre al respecto cuando fue descubierto. También tenía la posibilidad de inventar escaparse por su balcón, pero el tema no parecía ser demasiado atractivo por incluír también la idea de terminar utilizando muletas sobre el escenario los siguientes meses (aunque la verdad ninguno de sus representantes permitiera que lo hiciera).
No sabía que hacer; para la mañana ya no estaría más en Japón. Esa misma tarde se le hubo notificado que su próxima presentación tendría lugar fuera del país. Para más exactitud, sería al otro continente. Sería en Estados Unidos.
Una pesadilla. La noticia -en lugar de causarle cierto hormigueo de entusiasmo como solía ser-, lo único que le propició fue que su corazón sufriera un fuerte apretujón que lo dejó estático unos largos segundos. Fue como haber oído la fecha у hora exacta de su muerte; у en sentido era más o menos así.
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Una Mirada ||Zac El Alba Y Tú
RandomSólo eso es suficiente para empezarlo todo ******** "Fanfinc de mi autoría e imaginación. No acepto plagios, copias ni cualquier cosa que se le parezca. Seamos originales y respetemos las ideas y culturas ajenas :3"