Los minutos andaban de una manera fascinantemente lenta a medida que iba la clase. Algunos de los alumnos prestaban la debida atención a lo que decía el profesor, mientras algunos intentaban lograr oír algo, sin terminar durmiendo a causa del aburrimiento. Por algo era la clase menos favorita de la pelimarrón. Pues, ¿a quien le gustaría estar sentado alrededor de una hora y media, en un asiento que era tan incómodo y rígido como una piedra, y, además, arreglársela para intentar escuchar la historia de los inicios de los inicios, sin distraerse de la factura que les cobraba la columna?
Ni nadie siquiera se prestaría a la experiencia.
Extrañamente, mientras explicábamos la clase, que parecía casi un tormento a esas alturas de la mañana, culminó en un abrir y cerrar de ojos. O al menos así había sido para la apellidada Taraky, al ser esta una de las clases que más prefería, después de la clase de idiomas. Ya para cuando quisieron darse cuenta, la señorita Hirado había cruzado la puerta, aunque no sin antes dar la tarea para la próxima clase. Acto que desaprobó la de cabellos marrones.
_¡Ahg! ¿Qué tiene en contra de la adolescencia?_ soltó Aisumi, un rato después, recargándose cansinamente en el respaldo de su asiento_. Debería de enamorarse, ¿no crees, Haruka?
La nombrada, luego de terminar de guardar lo que se hallaba sobre su mesa, tomó su mochila y dirigió su atención a quien habló primero.
_Supongo que si. Aunque la verdad, no haría la diferencia que se enamorara de alguien, Aisumi_ respondió, esbozando una ligera línea curvada en medio de su rostro.
La otra cruzó sus brazos sobre su pecho, haciendo un leve puchero.
_Yo solo decía..._ habló, en un tono que sonó inflado, gracias a sus mejillas llenas de aire_. Oye..._ volvió a llamar la atención de la rubia, aunque ésta ni siquiera haya apartado la vista de ella_. Y hablando de enamorarse. ¿Viste lo guapo que se veía Zac en el concierto del sábado?
_¡Si! Se veía hermoso _chilló la de orbes celestes, al recordar la noche de hacía unos días. Justo en eso, se giró a un costado, encontrando de frente a la pelioscuro que, con cierta delicadeza, recién terminaba de guardar su cuaderno, a dos pupitres del suyo_. ¿Y tu que piensas, Mya?
Ella no tardó mucho en responder.
_Para mi se veía igual. No sé que tanto le ven.
_Oh, vamos, Mya. ¿Ni siquiera te fijaste en como destellaban sus ojos? ¡Fue maravillosa la manera en que ese azul verdoso resaltaba entre sus hermosos cabellos rubios! ¿Cómo no pudiste siquiera verlo?
La aludida parpadeó un par de veces al montón de palabras que había dicho la rubia, en casi un solo hilo de voz. A decir verdad, si se había fijado en ello, en dos ocaciones seguidas, a una distancia poco cerca de lo normal. Y debía admitirlo; el rubio tenía unos ojos hermosos. Tan relucientes y llenos de tanto encanto que embrutecían con solo instarse a verlos. Pero no era algo de lo que pudiera hablar como si fuera la mejor cosa del mundo, tal como lo hacían sus dos amigas. No creía que fuere la gran cosa.
Pues, ¿qué? Son ojos de todos modos. Todo el mundo tenía la dicha de poseerlos. Que el color era distinto -y casi único- ya podría traducirce como otra cosa, pero, al fin y al cabo, solo eran ojos...
Ojalá pudiera decirle eso mismo al leve colorete carmín que ahora acataba sus blanquecinas mejillas.
Sintiéndose, de alguna forma, expuesta, clavó la mirada al suelo, tratando que su sonrojo fuese percatado solo por ella misma.
¿Por qué tenía que sentirse así? Sólo había visto sus orbes verdes, nada más. No tenía porqué sentirse rara al recordarlos y mucho menos sonrojarse. Eso para ella no tenía sentido.
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Una Mirada ||Zac El Alba Y Tú
RandomSólo eso es suficiente para empezarlo todo ******** "Fanfinc de mi autoría e imaginación. No acepto plagios, copias ni cualquier cosa que se le parezca. Seamos originales y respetemos las ideas y culturas ajenas :3"