Capítulo 7

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_¡Perdón! _Gritó la de ojos ámbar, más o menos, una quinta vez desde que habían salido de su casa.

_¡Bruta!¡Mira por donde vas o lastimarás a alguien!_ gritó ahora la chica rubia que venía corriendo a pocos metros tras de ella.

_¡No tenemos tiempo!... ¡Mya chan, apúrate!_ ahora dirigió el grito a la que, a duras penas, lograba mantener el ritmo que tenían las primeras dos.

De haber sabido que iba a correr como unas mil millas para llegar al lugar del concierto, hubiese rechazado la invitación de las chicas y se hubiese quedado en casa sin nada más por lo que pudiera esforzarse. Desgraciadamente ya no podía cambiar de opción.

Bajó su velocidad una vez vio la instalación en donde daría el concierto el rubio a unas dos cuadras de ella. Ya no podía seguir corriendo o desfallecería del cansancio.

Como pudo, logró acercarse a un poste de luz y recargar un poco su peso en él. Su respiración estaba totalmente descontrolada y su corazón lo sentía que en cualquier momento estallaría de todo el trabajo que hacía para enviar oxígeno a su cuerpo.

Un largo minuto pasó para que su respiración fuera pasando al control y sus piernas recuperaran algo de fuerza. Ya había perdido de vista al par de locas de Haruka y Aisumi, quienes nunca pararon de correr. La verdad le parecía impresionante la gran resistencia que poseían esas dos a pesar de que tampoco eran muy buenas en los deportes.

Seguramente en estos momentos estarían lamentando toda esa carrera al igual que ella.

Miró al frente, dejando salir de sus labios un gran suspiro al notar que aún debía continuar. A eso se maldijo mentalmente como por enésima vez.

¡¿Por qué tuvo que aceptar la invitación?!

_Demonios...

Enderezándose como buena señorita bien educada que era, retomó su camino al lugar donde ya casi no podía ni verse la entrada de tantas personas que habían en la calle. Sin embargo, una peculiar cabellera la detuvo en seco.

Estaba de espaldas a ella, sentado en una pequeña mesa frente a la cafetería. Estaba algo disfrazado, aunque no del todo ya que había olvidado ocultar algo importante; cualquiera podría llegar a reconocerlo si dejaba su pelo sin recogerlo dentro del gorro. No todas las personas tenían el cabello como lo tenía el rubio. Ese estilo era sólo suyo.

Y eso que ni ella lo había visto tantas veces y aún así lo había reconocido.

En una mano tenía una taza con capuchino, y con la otra llevaba de vez en cuando, un pequeño panecillo y checaba su celular luego. Estaba totalmente tranquilo...

¡Como si las energías que malgastó corriendo para llegar a tiempo a su concierto no importaran!

_¿Zac?...

El muchacho dio un pequeño salto en su asiento, haciendo que por el repentino movimiento derramara un poco del líquido en la mesa.

_Vaya, vaya, mi titilante..._ dijo en tono algo coqueto mientras se iba dando la vuelta lentamente_. Fuiste la única en reconocerme, y por eso... ¡te has ganado un premio!_ exclamó de pronto, señalandola con el dedo índice.

Ésta, sin decir mera palabra, sintió como la vergüenza entraba en su ser. ¿De verdad tenía que hacer eso?

_Y en fin...¿qué quie...?_el rubio abrió los ojos por fin, encontrándose con la mirada confusa de Mya_.¿Mya?... ¿qué haces aquí?

_Estoy yendo al concierto al que alguien_ resaltó esa palabra con enojo_, está llegando tarde...¿se puede saber que haces aquí en lugar de estar allá?

Una Mirada ||Zac El Alba Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora