Capitulo 38

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_Aún no puedo comprender la razón por la que me obligaste a salir de la escuela, Kaneguro San _comentó la chica cruzada de brazos.

Hacía un buen rato que habían salido de tal lugar, corriendo como dos lunáticos sin rumbo. Ya incluso había comenzado a hacer un sol terrible debido a la hora que se aproximaba el reloj, pero Zac aún no sacaba a relucir sus razones para haberla sacado así del salón.  En lugar de eso, estaba más bien buscando una cafetería en la cual comer algo, debido a que no hubo siquiera desayunado y ahora ya se le había pasado la hora del almuerzo. Su pobre estómago estaba rugiendo sin parar.

_Lo siento por eso Mya. Te prometo que te explicaré todo, pero primero quiero comer algo _explicó, acariciando el contorno de su estómago el cual había rugido como por onceava vez.

Así tardaron un rato, hasta que finalmente Zac -al no haber encontrado una cafetería cercana y no poder soportar más el hambre-, se decidió por comprar barras de granola y yogurt de durazno líquido. De esto le ofreció a la chica, más ella solo aceptó el yogurt.

_Ah, ahora sí me siento mejor _el chico terminó por decir una vez devoró ambas granolas (ya que con la primera aún sentía hambre).

_Que bien que ya te sientas mejor _Mya se levantó del banco en el que se habían sentado a merendar con notorio enojo en su rostro; aunque muy leve en comparación a cómo se hallaba minutos antes, exigiendo explicaciones como animal furioso.

Ya para ese instante estaba más calmada.

Sin cambiar su expresión, se colocó frente al chico expectante, demandando nuevamente una explicación lógica. Y era mejor que lo fuera, ya que no estaba para juegos.

_¿Por qué decidiste desaparecer de la nada? ¿Sabes acaso cuántas personas la han pasado mal por capricho tuyo? ¿Sabes acaso como la han pasado mis dos mejores amigas, quienes siquiera han podido sonreír ni ser ellas mismas gracias a ti? Lo sabes, ¿no?

No quería llegar a gritar ni mucho menos dejarse ganar por el enojo, más le era imposible evitar sonar molesta cada vez que hablaba. Realmente estaba resentida con él, y lo peor es que no era solo por ésto. Él no tenía ni la menor idea del dolor que le causó en su último concierto en la ciudad; de lo horrible que se sintió que le rompiera el corazón.

Pero lo peor de todo... Era que no pensaba decirle esto. No pensaba hablar de ello con él; uno, porque no quería quedar en ridículo, y dos porque no tenía agallas suficientes para hacerlo.

No tenía el valor suficiente para ello y quizás era lo que más dolía; tener que cargar con eso sola.

_Sí, Mya. Ten por seguro que estoy muy consciente de esto. Que he causado mucho dolor y caos, pero... _una pequeña pausa se instaló entre ellos, antes de que el rubio decidiera mirarla fijamente, cruzando sus miradas en el proceso.

_Pero... _inquirió Mya, esperando que continuase. Estaba fastidiada de su intento de crear suspenso.

_Tengo mis motivos.

Esto no aclaraba nada.

_¿De verdad es todo lo que tienes que decir? _la mirada de la muchacha oscureció varios tonos_. Desapareces por tres días y solo argumentas esto con un "Tengo mis motivos". Realmente no sé por qué sigo perdiendo el tiempo aquí contigo.

La joven ya estaba perdiendo completamente la paciencia, incluso por un momento consideró irse, más no pudo moverse ni un centímetro cuando Zac la tomó por los hombros.

Seguramente le había visto estas intenciones.
 
_Por favor escucha _rogó el chico, mirándole de manera profunda.

El cuerpo de Mya se tensó ante esto. La mirada del rubio se había vuelto bastante seria.

Una Mirada ||Zac El Alba Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora