Capítulo 16

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El aire frío se hacía notar a sobremanera en todo el territorio japonés, acompañando perfectamente a la fina capa blanca que cubría sutilmente las calles de la ciudad, que ahora tenían cierta carencia de los amados cánticos mañaneros de las aves.
Los días nevados empezaban nuevamente a pesar que ya la navidad había culminado hacía unas semanas atrás. Era ciertamente hermoso, pero no del todo cuando se contaba el resto de los detalles.

La mayoría de las personas al notar ese clima, no dudarían ni un segundo el quedarse encerrado en su casa, tomando una buena taza de chocolate caliente y ver alguna cosa en la televisión, aunque este no estuviera tan gélido. Pero ahí quedaba la fantasía. ¿Razón? Estaba más que clara: normalmente eso no detenía a la jornada laboral, y por mala suerte de los jóvenes, tampoco lo hacían las estudiantiles.

Es por ella la razón por la que la de apellido Taraky ahora caminaba a un lado de su hermano mayor, con quien compartía mismo apellido y lunar en la palma de la mano derecha, casi batallando entre miradas por esa gran abrigo rosa bebé que usaba Mya por obligación del mayor. Estaba más que claro. Hacía frío y él no iba a dejar que ésta se resfriara por nada del mundo.

_¿Puedo quitármelo?_ preguntó por tercera vez al pelirrojo, el cual no tardó en negar como las veces anteriores.

_No. Puedes resfriarte, ¿recuerdas?_ miró regañadino a la chica, quien le encaró con el ceño fruncido y un puchero un poco exagerado. El pelirrojo enseguida rió al ver su expresión. Hacía años no hacía semejante berrinche_. Además, te ves muy tierna vestida así.

_Pero quiero quitármelo. Es muy incómodo..._ mintió. El abrigo era lo suficientemente grande como para que ella y alguien más pudieran entrar en él. Sin contar que la tela era totalmente hecha de algodón suave. No había razones para que ella lo encontrara incómodo; más bien era al contrario. Lo que le molestaba era que la llamara tierna_. Y no soy tierna...

El de cabellos color fuego la miró ahora con un tono de burla, tomando luego entre sus dedos índice y pulgar una porción de las mejillas de la de baja estatura. Gesto que la hizo soltar un pequeño chillido.

_Pues, para mi lo eres, Mya_ afirmó, haciendo que su hermana arrugara el entrecejo_. Y ya deja de mirarme así. No es como si fuera la primera vez que te llamo tierna.

_Pero no quiero que me llames tierna. Ya estoy muy grande para eso..._ refunfuñó.

Las comisuras de sus labios no repararon en elevarse para formar una mueca un poco burlona. No podía evitarlo. Se veía muy graciosa recriminándole algo como eso. Desde muy pequeña había llevado ese calificativo cariñoso de parte de él y jamás había oído queja alguna de ello, al contrario; siempre que le decía así, formulaba una enorme sonrisa, haciéndole saber que le gustaba mucho.

Si. Exacto. Le gustaba...

Su sonrisa adquirió un aire nostálgico. Su pequeña hermana ya no era tan pequeña como él pensaba. Había crecido... aunque no literalmente en todo el sentido de la palabra.

En un abrir y cerrar de ojos, su sonrisa burlona volvió a hacer aparición.

_¿De verdad? Pues no lo parece..._ el pelirrojo llevó una mano a la melena de la pelioscuro y, para enfatizar el punto de su comentario, dejó después en ésta una suave palmadita, aplastando bajo su palma el habitual recogido de la menor.

Mya captó el mensaje al instante. Su frente se arrugó al mismo tiempo que cruzaba sus brazos por encima de su pecho poco pronunciado a causa del gran abrigo. En pocas palabras, Igarashi le había llamado enana. No iba a quedarse fría.

_Pues si. Si crecí. Eres tu el que me ve chica por ser un poste de luz_ comentó, desviando los ojos al lado contrario del su acompañante.

El joven adulto no tardó en soltar una carcajada. Podía tener razón. La diferencia de alturas era bastante significativa entre ellos, así que sería lógico dar con esa explicación. Lo cual daba lo mismo si lo invertíamos; ella quizás podía verlo alto gracias a su estatura tan baja. Todo era cuestión de expectativas.

Una Mirada ||Zac El Alba Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora